Los expertos en alpinismo suelen alertar de que la mayoría de los accidentes en alta montaña se producen después de coronar el pico, cuando se emprende el descenso. A la fatiga acumulada se le une la relajación de pensar que ya se ha logrado el objetivo, pero un resbalón puede ser fatal. Con esa lección en mente, la Generalitat ha ido midiendo mucho los pasos a dar en esta desescalada de las restricciones, abriendo la mano muy poco a poco para combinar la seguridad sanitaria con ciertos alivios a la actividad económica y social. El avance de la vacunación y la estabilización de la curva en una zona de riesgo bajo han hecho que en esta cuarta ola no haya habido exceso de muertes en la Comunitat Valenciana, por lo que el salto que se da hoy es un poco más grande que los anteriores.

La hostelería y el comercio pueden ya operar hasta el toque de queda —que sigue fijado a las 22.00 horas— y los aforos se amplían de forma casi generalizada: en las tiendas y en recintos y eventos culturales suben al 75 % mientras en las ceremonias, velatorios, zonas comunes de hoteles, actividades extraescolares e instalaciones deportivas cerradas se eleva hasta la mitad.

Hasta el fin de la alarma

La última modificación es significativa y salvo sorpresa diseña el escenario en el que la autonomía llegará al fin del estado de alarma, previsto para el 9 de mayo, el mismo día hasta el que tiene vigencia el actual decreto de restricciones. A partir de entonces queda por ver cómo maneja el Consell dos medidas que se han mantenido prácticamente inamovibles durante seis meses: el toque de queda y el cierre perimetral autonómico, ya que sin el paraguas legal del Gobierno esas limitaciones necesitarán el aval de un juez.

En cualquier caso y pese a la prudencia a la que siguen apelando desde el Gobierno del Botànic, la Comunitat Valenciana ha surfeado esta cuarta ola con relativo éxito. Encadena más de un mes con la incidencia del virus más baja de todo el Estado (40,08 a 14 días frente a los 235,5 de la media nacional, los más de 500 de País Vasco o los 400 de Navarra y Madrid) y ha logrado esquivar el período de exceso de mortalidad que detecta el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) en España tras las temidas vacaciones de Semana Santa.

El organismo dependiente del Centro Nacional de Epidemiología concluye en su último informe, con fecha de 20 de abril, que a nivel nacional se han registrado cinco periodos desde el inicio de la pandemia en los que se han producido más muertes de las que eran esperables en comparación con años anteriores. La herramienta recuerda que estos decesos no son siempre atribuibles a la covid, pero sus cálculos dan una idea del alcance de cada ola y siempre se aproximan a las cifras oficiales.

En su documento más actualizado ha incorporado una quinta franja de tiempo con exceso de mortalidad en España, que ubica entre el 12 y el 20 de abril. Sin embargo, en su análisis por autonomías, concluye que la valenciana no se ha visto afectada y constata que esa cuarta ola se ha logrado contener en gran medida en todo el país. Solo Cataluña y la Comunidad de Madrid registran un exceso tras Semana Santa.

El MoMo no detecta más fallecidos de los esperados en la Comunitat desde el 19 de febrero, cuando da por terminada la tercera ola, que dejó un exceso de mortalidad (4.382 decesos no previstos) tres veces por encima del de la primera ola (1.572). Según este sistema, ha habido 7.146 defunciones más de las previstas en la autonomía desde el inicio de la pandemia.

Pese a que el viento sopla cada vez más de cola, los expertos insisten en la cautela. La mayor capacidad de transmisión de las nuevas cepas, ya muy predominantes, y el efecto psicológico que la relajación de restricciones pueda provocar en la población son sus grandes inquietudes. Por eso piden mantener la prevención al menos hasta que se complete la inmunización a mayores de 65, que se espera para final de mayo.