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Català pide generosidad a Bonig y Génova

La dirección nacional descarta actuar antes del 4M para forzar el congreso, pero no admitirá demoras más allá de julio

La presidenta regional del PPCV, Isabel Bonig, junto a Català, Carlos Mazón y Luis Barcala. | LEVANTE-EMV

El ruido de sables en el PPCV no deja de ganar decibelios a cada día que pasa. Mientras la presidenta regional, Isabel Bonig, mantiene la incógnita sobre la convocatoria del congreso y sobre si finalmente plantará o no batalla al candidato designado por Génova, la lideresa de los populares en la ciudad de València, María José Català, se adentró ayer en la marejadilla que sacude a la formación con una llamada al orden y al concierto para evitar las secuelas de una fractura interna cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles.

La regidora, una pieza clave en el baile de alianzas internas que está fraguando el nuevo PPCV, advirtió ayer de que tanto Bonig como la dirección nacional van a tener que ser «generosos» para que las conversaciones entre ambas partes desemboquen en un desenlace positivo. En una entrevista radiofónica en la emisora PlazaRadio, Català dio prácticamente por amortizada a la presidenta regional. Lo hizo al alabar el «ejemplo de seguridad» que ofreció en su día Alberto Fabra cuando, tras perder las elecciones, aceptó dar un paso atrás «gracias al cual» Bonig asumió el liderazgo del partido.

La presidenta local de València agradeció el «trabajo incansable» desplegado por su jefa de filas «en momentos muy difíciles», pero dejó claro que el contexto ha cambiado. Así se lo ha trasladado Génova a la propia Bonig, que no cuenta con la bendición de Casado para seguir capitaneando la organización regional, frente a un más que probable ungido Carlos Mazón. «Todo el mundo va a tener que hacer un esfuerzo y ser generoso si queremos ganar elecciones y recuperarnos electoralmente», fueron las palabras de Català, interpretadas por un sector del PPCV como una invitación a que la presidenta acepte la salida alternativa que le pueda brindar la cúpula nacional.

Ante el ruido suscitado, el entorno de la dirigente local precisó más tarde que su mensaje apelaba al conjunto de la organización y se asentaba en la necesidad de que prime el orden para frenar las turbulencias internas. Pero lo cierto es que cada vez es más evidente el distanciamiento entre los discursos de Bonig y Català. Mientras que la primera sorprendió el martes al quejarse de que ciertos «satélites de Génova» tienen demasiada prisa en forzar los tiempos del congreso y podrían «tropezar» -lo que algunas voces internas traducen como un pulso en toda regla de la síndica valenciana a la dirección nacional mientras gana tiempo a la espera del resultado de las elecciones madrileñas- la segunda se alineó con Génova frente a posibles intentos de aplazamiento y recalcó que el plazo de cuatro años determinado por el reglamento para celebrar el cónclave se ha superado con creces, con lo que «es el momento de hacer una convocatoria ordinaria». «Al final, el PP es un partido muy ordenado y llegará con todas las cosas en su sitio», remachó la portavoz popular en València.

Aunque en el partido persiste el murmullo sobre la posibilidad de que el aparato nacional opte por forzar la maquinaria para acelerar la convocatoria del congreso y desactivar a Bonig cuanto antes, lo cierto es que esta opción no entra en principio dentro de los planes de Génova, que mantiene la tregua con la presidenta regional hasta el 4M.

Según las fuentes consultadas, la dirección de Pablo Casado no tiene previsto actuar antes de que se abran las urnas en Madrid, aunque tampoco queda del todo descartado intervenir si Bonig insiste en no mover ficha e intenta retrasar la convocatoria del congreso más allá de la segunda quincena de julio. En ese caso, ganaría enteros la fórmula de la gestora.

Aumenta la incertidumbre

A medida que se acerca la fecha, aumenta la incertidumbre y la tensión entre las familias del PPCV. Por un lado, en las Corts, la número dos de Bonig, Eva Ortiz, reivindicó ayer la figura de Francisco Camps, reprochando a la izquierda que le hiciera la vida imposible. Por el otro, Mª José Català cuestionó los últimos movimientos del expresidente de la Generalitat, que ha manifestado su interés por ser candidato en València, recordando que el puesto le corresponde a ella después de haber obtenido el apoyo del 98 % de la militancia para presidir el partido en València.

«Cualquiera puede pensar que es el mejor para todo y decirlo. Yo prefiero aportar una humildad que la gente agradece», dijo. Un mensaje velado para Camps, señalado también por estar detrás de la candidatura de José Vicente Anaya a la dirección regional, que Català -otra vez en plena sintonía con Génova- no ve acertada y desaprueba.

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