Un cóctel tensiona a la atención primaria. Sin dato objetivo que le defienda, las quejas a viva voz de los profesionales, las listas de nombres que engrosan agendas y las colas frente a las puertas se convierten en lo más parecido a los porcentajes de ocupación de camas hospitalarias por covid. Y si las segundas están al alza es porque en los centros de salud la actual ola de contagios ya se ha convertido en marea.

Las características de este repunte afectan especialmente a la atención primaria. «Los contagios se están concentrando en jóvenes y la mayoría presenta cuadros leves por lo que no van al hospital, sino que vienen al centro de salud», explica José Manuel Peris, portavoz del Foro de Médicos de Atención Primaria, quien desgrana que la tarea de los profesionales es realizar el test, comunicar el diagnóstico, realizar el rastreo de contactos y hacer un seguimiento si hay enfermedad.

«Es un trabajo arduo», lamenta Jesús Gil Pinilla, médico de familia en el centro de salud de Castellar, quien asegura que la atención primaria «está saturada y acabamos de comenzar el verano». Al ser casos en jóvenes, con mayor movilidad social y más en fechas como las actuales con festejos de fin de curso y más tiempo libre, estos presentan muchos contactos por lo que su rastreo es más complicado que en el caso de personas mayores. De hecho, el último dato de trazabilidad indicó que solo se conoce el origen de la mitad de los contagios.

No obstante, el problema no es exclusivamente por el repunte de contagios de la covid. Este aumento se da en julio, en pleno proceso estival, cuando algunos centros de salud adelantan su cierre a las 15 horas como forma de reestructuración por las vacaciones de sus compañeros, un hecho que concentra el trabajo de atención en menos horas lo que significa agendas más apretadas. «El número de profesionales ahora es menor, hay muchas ganas de vacaciones después de un año complicado, las plantillas están exhaustas», protesta Peris.

La Conselleria de Sanidad anunció a finales de mayo el plan de refuerzo y vacaciones con la contratación de 6.500 profesionales para julio, agosto y septiembre. Lo hizo después de que cesaran 3.300 de los 9.300 contratos covid que llevaban desde marzo de 2020 realizando apoyo en tareas pandémicas que en a finales de mayo rozaba mínimos de transmisión mientras avanzaba a buen ritmo la campaña vacunal. De estos, 80 bajas eran de médicos de atención primaria, casi uno de cada tres profesionales contratados en esta categoría.

«El cese de esos contratos fue un error y el plan de refuerzo solo cubre un porcentaje menor de las sustituciones previstas, se queda corto», se queja Rosa Atiénzar, desde CC OO. «No era un buen momento para cesar a 3.500 personas: tenemos la vacunación masiva con cada vez más gente cada semana, las vacaciones y la apertura de medidas con mayor movilidad social y su consiguiente aumento de los contagios», inciden desde el sindicato.

Problemas en la contratación

El plan de refuerzo, además, se topa con la dificultad de las bolsas. «No tenemos suficientes médicos porque se les paga mal y se les ofrecen contratos basura, prefieren irse a otras comunidades u otros países con contratos más largos y con mejores sueldos», añaden desde el Foro de Médicos de Atención Primaria. «No falta trabajo, sino condiciones adecuadas de contratación porque se acaban yendo a otros sitios», precisa Javier Blanquer, vicepresidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar.

Y aunque la mayor parte de los contagios que llegan hasta la atención primaria presentan cuadros leves, el colapso de los ambulatorios acaba teniendo un efecto negativo en la salud de pacientes crónicos. «La atención primaria actúa para garantizar la estabilidad de los pacientes, pero estamos viendo cómo muchas patologías se están descompensando porque llevamos un año y medio con una atención discontinua», expresa Blanquer.