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Vicent Mañes

"La nueva ley educativa tiene buenos principios pero su déficit es la falta de consenso"

El director valenciano, presidente dde Fedeip, considera que los cambios legislativos, como los que llevará la Lomloe a los centros en 2022-23, «no tienen sentido ni prosperarán si no van acompañados de recursos»

Vicent Mañes, a las puertas del CEIP Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja. | JM LÓPEZ

Vicent Mañes (València, 1963) dirige el CEIP Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja y es el presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos de Educación Infantil y Primaria (Fedeip).

A pocos días de iniciar el 2021-22, ¿qué balance hace del anterior, el primer curso completo en pandemia?

Asumimos todos los cambios enormes que supuso volver para que las escuelas fueran seguras. Esto nos exigía mucho al profesorado, equipos directivos, familias y niños, pero era fundamental la presencia total en las aulas. Todos hicimos un esfuerzo, también las administraciones, y el balance no puede ser más que positivo. Las familias han llevado con total tranquilidad a sus hijos e hijas a los centros.

Como dice, ha sido un año escolar lleno de retos. ¿Cuál ha sido la lección aprendida más importante?

Que hoy en día no hay nada mejor para aprender que tener delante a tus compañeros y maestros. Esa es la lección más importante: ninguna metodología, ningún mecanismo, ningún otro camino diferente... En la escuela siempre hemos utilizado la tecnología como complemento, pero nada sustituye la presencia directa y lo vemos en el desarrollo afectivo. Los niños deseaban volver al cole para estar con sus compañeros; así es como se aprende, aunque nos hemos adaptado y ahora no se puede compartir ni trabajar en grupo...

Sobre los cambios, ¿ya se conocen los resultados de las adaptaciones curriculares y la flexibilidad en la evaluación?

Son positivos también, aunque en Infantil y Primaria ya lo hacíamos; habrá tenido más impacto en Secundaria. Ya hace tiempo que no nos fijamos en cuántas asignaturas se suspenden para promocionar o no, ni en las calificaciones de un examen para valorar el rendimiento. Lo que más hemos notado son los cambios del día a día en los centros, en las metodologías activas, que ahora hemos tenido que «sustituir» porque requieren presencialidad, trabajo cara a cara... pero poco a poco iremos retomándolo.

Ya con la vista puesta en septiembre y la próxima vuelta al cole, ¿qué se espera del 2021-22?

Las medidas van a ser muy parecidas según las instrucciones (prevención, evitar contactos...) y las vamos a mantener con algunas pequeñas modificaciones respecto al 2020-21. Una de las más importantes es que los especialistas van a poder entrar de manera menos restrictiva en los grupos estables de convivencia, lo que nos va a permitir más flexibilidad del profesorado. Teníamos la esperanza de que el segundo trimestre y el tercero iban a ser muy distintos pero la última ola nos ha demostrado que deberemos trabajar prácticamente en las mismas condiciones. También en el transporte, comedor...

¿Preocupa esta ola del verano y que los más pequeños, de momento, no tengan fecha ni previsión de vacunación?

Sí que preocupa porque nos demuestra que no podemos hacer planes a largo plazo. Las medidas que tenemos ahora vienen de junio y a lo mejor tenemos que cambiarlas y reforzarlas, aunque espero que no. Lo importante es poder ir relajando algunas cosas porque nos consumen mucho a nivel material y emocional.

Aunque es imprevisible... ¿pero son de alguna manera optimistas y creen que a lo largo del curso se podrá recuperar una cierta normalidad real?

Sí. Si lo seguimos haciendo bien, la pandemia no nos sorprende con una nueva ola y una variante desconocida, y nos lo indican las autoridades sanitarias.

Además de la pandemia, hay otras cuestiones. La Lomloe ya se aprobó y empieza a desarrollarse. ¿Cuál es el primer reflejo que tendrá la nueva ley en los centros?

Será en 2022-23. Ahora toca enviar los borradores de los currículums a las CC AA y hacer aportaciones. Las principales ideas de la Lomloe que empiezan a verse son positivas en principio: aprendizaje por competencias, educación inclusiva, programación multinivel... son fundamentales para atender a todos los niños y cubrir las brechas que en la pandemia hemos visto. En Fedeip siempre hemos dicho que es una ley con muy buenos principios pero parte de un déficit importante: no contar con consenso. Tememos que si hay un cambio de Gobierno haya también uno legislativo y todos los esfuerzos se vean truncados. Estamos en la misma dinámica de siempre.

¿Y cómo valoran el relevo que ha habido en el ministerio de Educación?

Con precaución y veremos qué pasos da. Teníamos buena sintonía con el anterior equipo ministerial, aunque fuimos críticos con la falta de consenso de la ley y l a poca relevancia que se le da a la función directiva. A la nueva ministra [Pilar Alegría, que sustituye a Isabel Celaá en el cargo] la hemos contactado pero no la conocemos todavía, aunque hemos visto algunos cambios, como las declaraciones de que hay que contar más con la concertada. Nosotros siempre hemos sido muy claros: la red pública es la red principal y debe ser destino de todas las inversiones; y la concertada es subsidiaria, porque nació para llegar donde la pública no podía. Esa necesidad ya no es así y la concertación se disfraza con el falso tema de la libertad de elección.

¿Son más importantes cambios legislativos, como la Lomloe o, por ejemplo, una bajada de ratio, como reclaman año tras año los docentes?

Una cosa va ligada a la otra. Los cambios legislativos no tienen sentido ni prosperarán si no van acompañados de una política de inversiones en educación fuerte e importante en la que primen los recursos. La regla es que ratios más bajas igual a mayor calidad de educación. No es una condición suficiente pero sí necesaria para trabajar mejor y llevar a cabo un aprendizaje competencial, emocional y cooperativo. Y no es solo bajar el número de alumnos por aula, también codocencia (dos profesores en clase).

A raíz de lo que comenta, ¿queda mucho camino por recorrer? ¿Hacen falta más inversiones?

Muchas. Para empezar, mantener todos los recursos de 2020-21, sobre todo los personales. También necesitamos más pizarras digitales, más ordenadores... pero sobre todo más maestras y maestros.

Dirige un centro valenciano pero representa a los directores de toda España. Cuando se reúnen, ¿ven diferencias? ¿Hay dos velocidades en la educación española?

Me temo que sí, lo hemos visto con el seguimiento del curso pasado. Había CC AA, como la valenciana, que han funcionado mucho mejor que otras y han destinado todos los recursos; y otras, como Murcia, donde ni siquiera garantizaron la presencialidad en Infantil y Primaria. Tradicionalmente, País Vasco y Andalucía también han estado siempre más adelantadas. Es verdad que a pesar de tener un marco legislativo estatal, las competencias hacen que sea muy importante el papel de las políticas educativas autonómicas.

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