Todavía no se está fuera de peligro pero la situación empieza, por fin, a controlarse. Es la principal lectura tras conocer que la Comunitat Valenciana abandonaba ayer, por fin, el nivel de riesgo máximo, al menos en lo que a circulación del virus se refiere. Así, la incidencia acumulada del coronavirus bajó ayer del límite de 250 casos por 100.000 habitantes a 14 días, el nivel estipulado como de riesgo extremo en la pandemia, hasta los 244 casos, todavía en riesgo alto.

Han tenido que pasar cuarenta y ocho días para que este parámetro, uno de los siete que se consideran para definir los niveles de riesgo en pandemia, cambie de nivel, según el «semáforo» pactado por las comunidades. El próximo límite está en los 150 casos, el que marca el paso del nivel alto al medio. Entre 25 y 50 casos por 100.000 habitantes, el riesgo es bajo y la normalidad se sitúa por debajo de 25 casos. La cuarta oleada de la pandemia no está, por tanto, finiquitada pero sí ha recorrido un largo camino desde finales de mayo. Por aquel entonces, la circulación del virus era residual: entre 29 y 32 casos por 100.000 habitantes. Llegaron el fin de las clases, las fiestas de fin de curso y el inicio del verano y la curva, al calor de toda una generación de jóvenes aún sin vacunar y de la mano de la variante Delta, empezó a crecer. Para principios de julio llegó el gran salto: de riesgo alto a extremo sin solución de continuidad. A partir de ahí hasta el pico de los 593 marcado el pasado lunes 2 de agosto.

La incidencia es el más llamativo, pero el nivel de riesgo «oficial» lo componen otros seis parámetros que, en conjunto, determinan la luz del semáforo en cada zona y qué restricciones deben aplicarse.

Cuentan también la incidencia acumulada a 7 días, que ya bajó de nivel la pasada semana y ayer estaba en 96 casos; la incidencia en mayores de 65 años, que también está en niveles altos y no extremos desde la semana pasada; la acumulada en mayores de 65 años a 7 días, que está incluso en niveles de riesgo medio; la positividad en las pruebas, también en riesgo alto y no extremo con 13,82 % y los casos con trazabilidad, que llevan dos semanas en el nivel medio. La ocupación hospitalaria es también importante: en camas de agudos se está en nivel de riesgo bajo (4 %) aunque en ocupación de UCI aún se está en nivel medio (12 %).

La Conselleria de Sanidad tiene también en cuenta otras variables para decidir si los municipios deben contar con restricciones como toques de queda, por ejemplo el número reproductivo básico —que marca a cuántas personas contagia cada enfermo— o el exceso de casos. Siguiendo estos parámetros, hay todavía 68 municipios con toque de queda y restricciones de aforo, al menos 40 de ellos con medidas desde el 12 de julio.

140 pueblos en riesgo máximo

La situación en estos primeros ha mejorado mucho, incluso con incidencias por debajo a las que marcaban a principios de julio y las medidas también han empezado a hacer efecto en los 27 municipios que no tenían toque de queda hasta el pasado 16 de agosto. La tendencia a la baja generalizada —el pasado fin de semana hubo 3.458 contagios, la mitad de hace dos semanas— se frena en las poblaciones costeras incluso en las que tienen medidas de contención. Así, Orpesa aún tiene incidencias de 610 casos y la situación en la costa alicantina sigue siendo de riesgo extremo. En el resto de la comunidad, la circulación del virus se modera y ha bajado el número de poblaciones en riesgo extremo: de 217 el anterior fin de semana a los 140 notificados ayer.

Que el coronavirus no afecta del mismo modo a las personas mayores que a los jóvenes es conocido. Quizá olvidando que ellos también pueden enfermar de forma grave, los jóvenes esgrimen esta máxima para «olvidarse» de las medidas básicas de protección en sus salidas sociales como se ve en la imagen. Los adolescentes siguen teniendo una incidencia disparada de 607 casos por 100.000 habitants frente a la IA de 104 entre los mayores de 70 años.