Economía y transformación digital, ciberseguridad, TIC’s o consultoría tecnológica son, a priori, términos complejos que, sin embargo, condicionan la actividad diaria de José Miguel Rosell

Con una prolongada y avalada trayectoria profesional, este empresario valenciano especializado en ciberseguridad no solo ha fundado su propio negocio —S2 Grupo— dando respuesta a la demanda emergente de la sociedad, sino que aboga por la consolidación de alianzas entre el sector empresarial y el ámbito formativo.

Es patrono de la Fundación Universidad-Empresa de la Universitat de València (Adeit), así como vocal de su Consell Social, cuya Comisión de Relaciones con la Sociedad preside. Órgano que, estos días, presenta la 25º edición de los Premios Universidad-Sociedad de la entidad. Segregados en cinco categorías —Excelencia docente, Innovación, Alumni Plus-Insigne UV, Colaboración Universidad-Sociedad y Humanismo digital—, estos galardones reconocen la labor de personas e instituciones que contribuyen a estrechar los vínculos de colaboración entre la UV y su entorno.

P: La vigésimo quinta edición de los premios se celebra en un contexto anodino. ¿Son, dado el contexto actual, más necesarios que nunca? ¿Presentan alguna novedad respecto a ediciones anteriores?

R: Sí, son más necesarios que nunca por diversos motivos. Primero porque, efectivamente, presentan novedades respecto a años anteriores y, segundo, porque estamos saliendo de una crisis monumental. Ambas circunstancias nos obligan a darle un impulso especial a estos premios, que se han diseñado aportando valor a la digitalización. De hecho, los Fondos Europeos insisten en que el Plan de Recuperación debe pasar por dos grandes retos: green deal y digital deal.

En este sentido, es necesario que hagamos una gran apuesta en estos premios. La Universitat de València tiene mucho que decir y hacer.

P: ¿En qué se materializan esas novedades que ha mencionado?

R: Las dos novedades fundamentales son, por un lado, el gran impacto que la UV tiene en la sociedad valenciana. Es decir, la actividad de la universidad está enfocada por y para la sociedad y, por ello, se han configurado unos premios que ameriten esa labor.

Por otro lado, la digitalización. La UV, por definición, es una universidad humanista, pero no podemos olvidar que vivimos en una época de digitalización completa. Así, hablamos incluso de un premio específico, el de Humanismo digital, que busca fusionar la tradición con la actualidad y tendencias imperantes. La Universitat de València, con todas sus carreras formativas y titulaciones, tiene que liderar esta transformación.

“El valor del asociacionismo reside en transmitir el conocimiento adquirido, pues las universidades no lo enseñan todo. Se trata de compartir experiencias”

P: ¿Están preparadas las universidades para formar perfiles digitales?

R: Están haciendo un gran esfuerzo de adaptación aunque, evidentemente, el proceso de transformación de los planes de estudio es complejo. El problema que tenemos es que la velocidad de los cambios es vertiginosa y exponencial. Ni las universidades ni ninguna institución está preparada para soportar ese ritmo de cambio.

Un ejemplo de esa adaptación se puede observar en los estudios de postgrado, que apuestan por la programación, la ciberseguridad o el denominado machine learning. No cabe duda que la sociedad demanda perfiles digitales, lo que quiere decir que cualquier formación debe tener capacidades digitales para poder salir al mercado laboral.

Las máquinas no digitalizan una empresa, lo hacemos las personas. Los egresados de la UV, de cualquier titulación, juegan un papel vital a la hora de trasladar el mensaje europeo de que las empresas se digitalicen, mucho más allá de saber manejar un ordenador. Son nuevos modelos de negocio, herramientas de programación o de gestión de datos, etc. En el Consell Social queremos ser la herramienta posibilitadora de esa transformación.

El vocal del Consell Social de la UV frente a la empresa S2 Grupo, de la que es CEO y fundador. M. Á. MONTESINOS

P: De forma sintética, para quien no conozca la función del Consell Social, ¿en qué acciones se centra su actividad?

R: Velamos por la colaboración, a partir de la comprensión y conocimiento mutuos, entre la Universidad y la sociedad. En el Consell Social estamos representados la Universidad, cómo no puede ser de otra manera, y la sociedad civil a través de sindicatos, profesionales, empresarios, etc. Somos un conjunto heterogéneo de personas que buscan crear puntos de encuentro de forma transversal, un órgano absolutamente necesario para que no exista lejanía entre lo que se hace en la UV y lo que demanda la sociedad.

Estos premios son una forma de decir, desde el Consell Social, aquello que creemos que es importante para la Universitat. Hay cinco modalidades de premios en esta convocatoria con los que buscamos lanzar el mensaje de que los egresados son importantes para la sociedad valenciana. Queremos que sean personas ejemplo que trasciendan a su actividad, que impacten de forma positiva en la sociedad. 

P: Además del carácter transversal de los premios, estos dan respuesta a una evidencia: la internacionalización de la sociedad. ¿Hasta qué punto es esencial el asociacionismo en un mercado globalizado?

R: El asociacionismo tiene muchos puntos positivos desde hace mucho tiempo. Su valor reside en transmitir el conocimiento adquirido, pues las universidades no lo enseñan todo. Brindan unas bases para tener una capacitación y formación técnica o científica, pero se debe incidir en cómo aplicar esos conocimientos después. En las asociaciones compartimos más que conceptos, experiencias. 

P: Dada su experiencia, ¿qué pronóstico augura para el mercado laboral de los próximos años?

R: El mercado va a cambiar de forma abrupta. Se ha dicho muchísimo que la pandemia ha acelerado ese proceso y es cierto. Lo que va a venir después no se va a parecer en nada a lo que conocemos, aunque sí nos encontrábamos en un proceso de aceleración muy fuerte.

Nos tenemos que poner las pilas, las universidades las primeras. Vamos a introducir la tecnología en todo, sobre todo con la inyección que viene de Europa. Se puede trabajar mucho desde la automatización y la digitalización para fomentar un mundo sostenible. Estos retos están muy bien vertebrados y fusionados, por lo que creo que vamos a ver un cambio de empleos, muchos se van a perder, pero surgirán otros nuevos.

La Universidad tendrá que seguir replanteándose métodos y contenidos de enseñanza de forma continua, por eso incidimos en la formación de postgrado. La parte positiva es que tenemos muchas herramientas para acometer ese cambio necesario.