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Las clínicas abortistas valencianas sufren protestas y pedradas en los últimos años

El director médico de la única clínica autorizada para practicar abortos de alto riesgo cree que considerar como delito del acoso a las mujeres que acuden a abortar es una noticia "fantástica"

Manifestantes en una movilización por el aborto libre en Madrid

Aunque las protestas ante clínicas valencianas que practican abortos no son tan activas como en otras autonomías, en los últimos años se han realizado concentraciones a "apenas tres metros" de sus puertas para repartir folletos e incluso se han tirado piedras en alguna de sus instalaciones.

Así lo ha explicado José Luis Carbonell, ginecólogo y director médico de la Clínica Mediterránea Médica, única autorizada para practicar abortos de alto riesgo y de más de 12 semanas y que tiene centros en València y Castelló.

En declaraciones a EFE, Carbonell ha destacado que aunque "debería haberse hecho hace tiempo", la consideración como delito del acoso a las mujeres que acuden a abortar es una noticia "fantástica",

Según Carbonell, aunque el acoso a los centros depende de cada autonomía, en algunas, como Madrid, los grupos antiabortista "son bastante más activos" y las protestas ante los centros "más frecuentes".

Según Carbonell, a la clínica de València "hace casi un año que no han venido", aunque antes sí que lo han hecho para repartir folletos, y en la de Castelló, el pasado año, antes del inicio de la pandemia, también se concentró un grupo para repartir folletos pero sin ser agresivos.

En la clínica de Castelló, hace tres o cuatro años, sí que lanzaron varias piedras, una de las cuales rompió la ventana del despacho de la consulta de ginecología en el primer piso, se denuncio el caso ante la Policía y se tuvo que instalar una reja de hierro antiagresiones, ha indicado.

Ese acoso, afirma Carbonell, "atenta contra los derechos de la mujer, que está mal psicológica y sentimentalmente por razones múltiples, tanto las que van a abortar por malformaciones como las que deciden hacerlo de forma voluntaria por la razón que sea".

"Imagínate encontrarte en la entrada con un grupo de gente que te llama asesina. Es intolerable que en un régimen democrático se consienta eso", ha afirmado.

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