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PRIMERA PUERTA DEL SISTEMA SANITARIO

La atención primaria pide cita urgente

El colectivo, que se siente menos valorado que el de los hospitales, reclama más inversiones en esta nueva etapa para mejorar su labor

Pacientes hacen cola en el centro de salud de la Plaça Segòvia, en València, al retomarse la presencialidad al 100 %. P CALABUIG | F CALABUIG

La semana que termina hoy es la segunda desde que se produjeron importantes cambios en los centros de salud de la Comunitat Valenciana. Cambios y dificultad y disparidad a la hora de aplicarlos, según los profesionales de la salud. A un sector que ha estado al 100 % de trabajo —o más, si era necesario— durante el último año y medio por la pandemia, al fin le ha llegado el turno, con el decrecimiento severo de la incidencia de la covid-19, de que sus pacientes también puedan acudir al 100 % de manera presencial para sus consultas, según las disposiciones de la Generalitat. Es el momento preciso, según multitud de ellos, de que sus demandas se atiendan.

Un hombre entra al Centro de Salud de San Isidro, en València. | F CALABUIG

«Hay un presupuesto finalista de atención primaria para poder acometer el plan estratégico que estaba hecho desde la época prepandemia y que nunca se llegó a ejecutar. Hace falta gobernanza y presupuesto», dice a Levante-EMV la presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Sovamfic), María Ángeles Medina.

Una sanitaria controla la entrada de personas que van a realizarse pruebas al centro de salud.

Antes del terremoto que supuso marzo de 2020, la sociedad científica y movimientos médicos hicieron ver a las autoridades que, si la atención primaria se retrasaba, ello repercutía en las puertas de las urgencias de los hospitales. En aquel tiempo se hicieron grupos de trabajo entre profesionales valencianos de la medicina y la conselleria, pero aquellas conversaciones todavía no se han retomado. El sentir de algunos de los miembros de la atención primaria, como la propia Medina, es de que durante este año y medio se ha dejado «el prestigio de la especialidad de atención primaria por los suelos». «Estamos cansados de los fuegos artificiales, de oír decir que la atención primaria es lo más importante, el eje del sistema... Son grandes palabras pero nunca con el dinero encima de la mesa», lamenta Medina. Ahora que están en «agenda política» por el regreso de la presencialidad, reclama una financiación que no llega a lo deseado «desde hace quince años».

Los sindicatos CC OO y CSIF cifran en un 25 % el aumento de inversión que debería haber en atención primaria, tal como le han remitido en una carta a la Conselleria de Sanidad que dirige Ana Barceló. Por otro lado, terminan a finales de año los contratos de refuerzo por covid que todavía quedan y que son solo una parte de los que llegaron a existir en los peores momentos de la pandemia. «Fortaleciendo la atención primaria y comunitaria se ahorra dinero y la población gana salud. Es importantísimo que haya una contratación no en precario, que se fidelice con buenos contratos a los (trabajadores) residentes para que no migren a otros países», recalca Medina, quien recuerda que en la próxima década se jubila un 40 % de los médicos de familia valencianos.

Medina asevera que, hasta el momento, en Sovamfic se consideran «muy ignorados como sociedad científica» por parte del gobierno valenciano. Este diario consultó a la Conselleria de Sanidad, que finalmente no ha sido respondido a las cuestiones planteadas.

La presidenta de la Sociedad Valenciana de Pediatría, Eva Suárez, es dura con el diagnóstico del futuro de la especialidad: «Son condiciones laborales infrahumanas, contratos precarios y con unas cantidades que para once años que llevamos estudiando y la responsabilidad que tenemos, casi prefiero trabajar en el Mercadona».

La demora en las consultas

Uno de los principales problemas de los que los ciudadanos se quejan a la hora de acudir a su médico de familia son los retrasos. En muchas ocasiones pasan hasta dos y tres semanas desde que se pide la consulta hasta que se realiza. El delegado del Sindicato Médico de la C. Valenciana, Jesús Gil Pinilla, expone que se deben bajar «los ratios de pacientes» que cada médico debe atender para poder mejorar la atención. Gil Pinilla incide en algo particular: «nosotros estamos en torno a cinco minutos por cada visita de paciente, en nuestro entorno lo normal son 20 minutos; en mi departamento todos estamos por encima de 1.500 tarjetas de paciente por cada médico de familia».

Y, en esas, regresa la presencialidad total. «Es el momento clave para cambiar de una vez el chip. Nuestro sistema sanitario es de los mejores del mundo pero la atención primaria ha sido la flaqueza», argumenta Manel Canela, de la Federación de Sanidad de CC OO. Canela tiene la sensación de que las inversiones en hospitales, la niña bonita de las administraciones en las últimas décadas, llegan a ser «un pozo sin fondo».

Periodo de adaptación

«Si se puede entrar a los campos de fútbol, se podrá entrar al ambulatorio, digo yo, ¿no?», dice una mujer que accede un poco confundida y con cautela a un centro de salud de la Vall d’Uixó. Lo cierto es que la incertidumbre está fundada, porque la situación a las puertas de los centros de salud valencianos cambia dependiendo de a cuál se vaya. En ese en concreto, que es la Vall d’Uixó II, todavía tienen a un sanitario —un auxiliar— que realiza labores de triaje. El trabajador le pregunta a qué acude al centro y le cuestiona por si tiene síntomas que pudieran ser compatibles con la covid-19. Sin embargo, en la Vall d’Uixó I, a un par de kilómetros de distancia, los pacientes hacen fila directamente en el mostrador el mismo día, sin controles previos.

Son situaciones, ambas, que se dan estas semanas. Los protocolos no quedan claros y, en esa cuestión en particular, también se ven centros de salud como el de Plaça Segòvia en València. Allí es un celador el que hace las labores de orientación, que ya no son un triaje en sí. «Es como si en baloncesto pones a un pívot alto y fuerte a jugar de base para organizar el juego», ejemplifica Gil Pinilla.

Por las mañanas, en situaciones como el control del Sintrom, muchas personas acuden a la vez a los centros de salud de la autonomía. Fina, que se atiende en la Vall d’Uixó II, indica que, a pesar de que la transmisión de la covid es la menor desde el pasado junio, le inquieta la situación. «A mí sí que me preocuparía si hay una persona con síntomas y está a mi lado. ¿Yo cómo sé que tiene síntomas? Debería haber siempre una persona en la puerta para hacer el cribado», asevera la vecina.

El caso práctico más claro que se puede dar — y «más frecuente de lo que parece», dice Gil Pinilla— es el del paciente que anuncia en la entrada del centro de salud que va porque tiene un dolor en la cadera y que, a los veinte minutos de conversación, revela que tiene tos, fiebre u otros síntomas compatibles con el coronavirus. «Hay que mantener, por lo que pueda pasar, un circuito distinto para los covid. Ha habido mucho desorden porque en la circular que nos han mandado algunos centros han interpretado que ya no tienen que poner a nadie en la puerta y van a mostrador directamente», expone el delegado sindical.

Sumar la vacunación contra la covid a sus funciones tras el cierre de los vacunódromos y controlar el aforo son otros de los puntos críticos de los centros de salud. En la primera materia, los profesionales se ven cualificados para ello y no creen que vaya a haber problemas puesto que por lo normal es la atención primaria la que se encarga de campañas de vacunación como la de la gripe. Respecto a la otra cuestión, cierta cantidad de gente que se presenta sin cita previa, mientras la cifra se prevé que aumente en las peticiones de citas presenciales en aumento.

La incidencia acumulada a 14 días en la C. Valenciana es de 31 casos, por lo que el territorio se encuentra en nivel bajo de alerta. El president, Ximo Puig, recordó hace unos días que con el fin de las restricciones es necesario estar vacunado para reducir el riesgo de muerte por covid.

«A mí no me preocupa para nada la presencialidad en los ambulatorios, no tengo ningún problema. No estoy vacunada, como yo no me creo todas esas historias...», afirma Amparo, una valenciana que se encuentra en la sala de espera del centro de salud de San Isidro, en València. Ella ha ido allí por una urgencia de su hija, y en ese momento el centro está bastante descongestionado.

Los centros reconocen que es un período de adaptación particular. «Nos han dicho que este mes cada centro se seguirá arreglando hasta que funcionemos al 100 %», dice la coordinadora de Enfermería de la Vall d’Uixó II, Sagrario Jiménez. Un personal que «desaparecerá» si se van los refuerzos por covid es, precisamente, el auxiliar que está ahora en la puerta.

Mantener las citas telefónicas

Si hay un punto en el que todos están de acuerdo, tanto pacientes como profesionales de la atención primaria, es en quedarse con lo bueno que trajo la pandemia. Prácticamente hay unanimidad respecto a que las citas telefónicas deben continuar para cuestiones más burocráticas, como la renovación de una prescricpción o la petición de una analítica. «Si nos ha ido bien así, no hay por qué volver otra vez a lo de antes», recalca Jiménez.

En el lado de los ciudadanos comunes, el comentario más escuchado es que hay cosas que cara a cara se pueden explicar diferente y que por teléfono se pierden. Pacientes y médicos echaban de menos verse. Al menos, para entenderse mejor.

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