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Una hermana mayor para salir del pozo de los trastornos mentales

Sara y Xusa acompañan diariamente a las personas con problemas de salud mental graves La primera es psicóloga y la segunda educadora social. Su objetivo: recuperar al usuario

La psicóloga Sara Rivas (izq.) y la educadora social Xusa Leal (der.), en un parque de València. | GERMAN CABALLERO

Sara y Xusa dicen que son psicóloga y educadora social. Pero en realidad las dos son costureras. Se dedican a coser y a remendar. Amistades, relaciones parternofiliales, aislamientos, habilidades sociales, laborales, soledades. Cose que te cose. Y encima lo hacen con un hilo fino, por eso su trabajo requiere de tiempo, cariño y muchos meses e incluso años trabajando cada día.

Sara y Xusa ayudan a personas que están descosidas. Hombres y mujeres que sufren algún trastorno mental grave que nadie ha podido tratar, y por ello han roto los hilos que les ataban a la vida cotidiana; las amistades, las relaciones sociales, el trabajo, los paseos matutinos o incluso la capacidad de ir a hacer la compra o prepararse la comida sin que se les haga un mundo. Ellas actúan como una especie de hermanas mayores, que les ayudan a dejar de estar aislados y volver a tejer los hilos que cortaron con el mundo.

Las dos trabajan en el programa SASEM, impulsado por la Conselleria de Igualdad y de implantación muy reciente (este mes de julio). Se trata de un programa de atención y seguimiento a personas con trastornos de salud mental graves, que consiste en incorporar a Servicios Sociales un equipo de trabajo de, al menos, una educadora social y una psicóloga en los municipios o zonas de más de 20.000 habitantes. En el caso de las ciudades más grandes, el equipo es mayor. El programa ya está implantado en más de 40 municipios y el objetivo es llegar a 65 para el final de legislatura. Uno de ellos es Quart de Poblet, donde trabajan Sara y Xusa, que acompañan a alrededor de 15 usuarios en todas las tareas del día a día, y les ayudan a sanar sus trastornos de salud mental.

«Se trabaja a nivel municipal, en el entorno más próximo y dentro de la vivienda. La idea es ayudarles con todo y que tengan un apoyo integral», cuenta Elena Albert, directora general de Diversidad Funcional y Salud Mental. El equipo de SASEM forma parte de la atención primaria que dan los Servicios Sociales, con lo cual, según explica Xusa, es más fácil poder dar con los potenciales usuarios del servicio. «La unidad de Salud Mental se pone en contacto con los servicios sociales, que pueden detectar un posible usuario en el momento de tramitar, por ejemplo, la Renta Valenciana de Inclusión, también nos pueden derivar desde Sanidad», cuenta Albert. El perfil es muy variado, de los 18 a los 65 años. Además de este programa, las personas pueden estar insertas en otros recursos de salud mental, pero el acompañamiento que reciben en el programa SASEM es total.

Atención individual

«La pregunta clave es ¿Qué te apetece a ti? Poner a la persona en el centro», explica Xusa. Así, desde el primer día que llega la persona se le crea un Plan de Acción Individualizada (PAI), que se evalúa cada tres meses, siempre con la vista puesta en lo que quiere el usuario. Por el momento, Sara y Xusa se encuentran en el momento de generar el vínculo, pese a que llevan tres meses trabajando. «El programa tiene una duración máxima de 18 meses, aunque en otros recursos similares se acaba ampliando. Hay que pensar que esa persona te abre las puertas de su casa», cuenta Sara. El trabajo consiste en una serie deobjetivos. Pueden ser tan pequeños como «venga, vístete y vamos a dar un paseo» o «quedamos el martes para hacer la lista e ir a hacer la compra», cuenta Xusa. «Hablamos de personas que quizá llevan 6 años aislados, que han perdido las habilidades sociales, las redes de amistad, y que tienen que ir poco a poco reincorporándose a la vida», explica. Además, prosigue Sara, «hacemos con la persona un parte psicológico, hablamos de miedos, de la gestión de sus emociones… la finalidad es que la persona acabe como un ciudadano más».

A parte de acompañar a la persona, Sara y Chusa también tejen con la familia. «Hablamos sobre cómo detectar una crisis, con los familiares y el propio afectado. También explicamos a la familia lo que pasa, para ir controlándolo con el psicólogo y actuar en caso de que la persona lo necesite», ahondan.

El principal problema, según explica Sara es «la abulia». La apatía, la falta de ganas para luchar. «Algunas familias no lo entienden y dicen que ‘no hacen nada’ pero les explicamos que no es tan fácil», dice Sara. Por eso, el camino que puede durar más de 18 meses puede empezar por algo tan simple como un «venga, levántate del sofá, vamos a dar un paseo».

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