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"Necesitamos ayuda presencial, no una paga de 150 euros"

El marido de Arantxa Salvador, con daño cerebral adquirido por un ictus sufrido en 2011, reclama más apoyo domiciliario y plazas en centros de día

Arantxa Salvador realiza ejercicios mentales, el pasado jueves, en la Asociación Nueva Opción de València. | F. CALABUIG

Arantxa Salvador sufrió un ictus hemorrágico hace 10 años. Estuvo dos meses en coma y, tras despertar, otros tres más ingresada en el hospital para recuperación. «No se movía, empezó a andar y a recuperar movilidad y la conciencia», explica su marido, Andrés Martínez. Arantxa sufrió aquel accidente cerebrovascular con 37 años de edad y hoy, con 47, sigue progresando gradualmente en su convalecencia. Pero queda camino por recorrer.

Como en todos los casos de personas que han visto limitada su vida, las consecuencias del estado de Aratnxa Salvador van más allá de las cuestiones médicas. Esta mujer valenciana necesita apoyo diario y su marido, un ingeniero que trabaja fuera de casa, no puede hacerse cargo. Por eso hace una queja pública.

Lo que pide Andrés, primero, es ayuda domiciliaria, y después, a medio plazo, una plaza para su mujer en un Centro de Día. «Pasan los años y seguimos sin tenerlo concedido. Hay problemas de plazas. Es verdad que ella tiene más movilidad, pero necesitamos ayuda», explica.

La Asociación Nueva Opción, que trabaja con personas que han sufrido algún tipo de daño cerebral en València, es el bastón principal que ayuda a Arantxa y a su familia a vivir el día a día. «Hacen una labor tremenda. Gracias al trabajo de todo el equipo, como es el caso de los fisioterapeutas, Arantxa va a mejor. También realiza ejercicios mentales diarios, para que la mente esté despierta y no se le atrofie», afirma el marido de Arantxa. Pero no es suficiente. «Hago de cuidador y estoy trabajando, y así es muy difícil. Por ejemplo, necesita a alguien que le acompañe a la asociación, porque yo hay días que no puedo y ella sola no puede ir, porque se desorienta y ella sola se ha perdido un par de veces», añade Andrés.

El trayecto desde casa de Arantxa al local de la Asociación Nueva Opción no es largo. Vive en el barrio de Orriols y se tiene que desplazar hasta Marxalenes, lo que son 10 minutos andando. «Pero se pierde o se cae y no puede ir sola, ya lo hemos probado», relata Andrés.

La familia de Arantxa tiene concedida una ayuda mensual de 150 euros por la Ley de Dependencia, pero la familia cree que las necesidades son otras que nada tienen que ver con el dinero. «Yo lo que necesito es ayuda humana. Que venga alguien a ayudar a Arantxa con las cosas del día a día, en este caso un apoyo domiciliario por parte de las administraciones públicas, aunque la idea final es conseguir una plaza para que vaya a un centro de día», explica su marido. «Lo que quiero, en realidad, es canjear esa ayuda de 150 euros, que me la dan a mí como cuidador no profesional, por un apoyo domiciliario», añade.

Promesas incumplidas

Las personas con Daño Cerebral Adquirido DCA y las familias denuncian un sistema deficiente que no ha mejorado a pesar de contar con una estrategia autonómica que debía asumir determinados retos entre 2017 y 2020 y ha caducado siendo papel mojado.

Las familias afirman que de los 26 objetivos estratégicos que recogía la Estrategia Autonómica de Atención al DCA 2017-2020 solo se ha cumplido el que hace referencia a la celebración de reuniones periódicas para el intercambio de ideas; 14 han sido abordados parcialmente y 10 no se han acometido todavía.

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