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La nueva ley educativa blindará la igualdad de género en las aulas

Marzà asegura que la Lomloe da cobertura legal a un aprendizaje coeducativo mientras que el secretario de Estado, Alejandro Tiana, defiende que la nueva norma no podía ignorar la lacra machista

Francisca Ripoll Mora, subdirectora de Inclusión Educativa, y la ponente Amparo Tomé. | GERMÁN CABALLERO

Con las más de 1.100 mujeres asesinadas víctimas de la violencia machista desde 2003 en la memoria y con el convencimiento de que la educación es una de las mejores herramientas para combatir esta lacra social, ayer dio inicio el I Congreso estatal Coeduca, organizado por la Conselleria de Educación y con 500 inscritos presenciales y otros 2.000 que seguirán el evento online.

El conseller de Educación, Vicent Marzà, defendió que la nueva ley educativa que llegará a las aulas el próximo curso supone un paraguas legal para la coeducación en todos los niveles educativos; mientras el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, afirmaba que la Lomloe no podía ignorar el contexto social existente de violencia contra las mujeres.

Para Tiana, la escuela debe ser un espacio «progresivamente más coeducativo, motor del cambio de una sociedad que avanza hacia una mayor igualdad y libre de machismo». Así, explicó que la Lomloe «adopta un enfoque transversal de igualdad de género en todas las etapas»; y debe responder «a las realidades que perpetúan las desigualdades entre hombres y mujeres, como la brecha de género en estudios científico tecnológicos».

La manera natural de educar

La coeducación —entendida como educar sin estereotipos y sin diferencias entre niños y niñas— debería ser, para Tiana, la «manera natural de educar». Así, la también conocida como Ley Celáa, pues la impulsó la exministra, «adopta un enfoque transversal de igualdad de género en todas las etapas» con «coeducación, perspectiva de género y las aportaciones de mujeres en diferentes áreas», lo que estará incluido en las «enseñanzas mínimas». Para esto, desde el ministerio pidieron «el compromiso del profesorado».

Por su parte, el conseller Marzà explicó que la Lomloe proporciona «el marco legal adecuado para profundizar en la igualdad de género», al tiempo que apostó por «revisar los currículums para que tenga más presencia las mujeres y sus obras; y lleguen a todos los contenidos educativos» porque es «una deuda histórica del conjunto de la ciudadanía». Entre otras cosas, el conseller habló en el Palau de les Arts de València de «desmontar los roles de género en las aulas».

Además, recordó que los docentes deben ser una «garantía» para acompañar «amable y respetuosamente los procesos de construcción personal» de las y los estudiantes. «Los centros son un espacio para crecer en libertad, construir una identidad sin discriminaciones y promover relaciones sanas», apuntó.

Del mismo modo, Marzà animó al profesorado a «hablar con los estudiantes sobre todas las dimensiones de la sexualidad, sin tapujos y con total libertad», para evitar que los jóvenes se enfrenten a internet desinformados. «Contra la espeluznante lacra de la violencia de género y patriarcal no hay mejor antídoto que educar a las niñas y niños», defendió.

Evitar que la escuela sea reproductora de desigualdades

La socióloga e investigadora Amparo Tomé fue la encargada de la ponencia inaugural del Congreso Coeduca, después de las intervenciones de Alejandro Tiana y Vicent Marzà, y de un vídeo protagonizado por la ministra Pilar Alegría, que por cuestiones de agenda no asistió a la inauguración, como estaba previsto. Tomé, experta en estudios de género, defendió que las escuelas no pueden ser «productoras y reproductoras de desigualdades», —como antes—, ni un espacio en el que se mantengan malas «conductas heredades» y se reproduzca el patriarcado. Para Tomé, «los valores son importantes en la vida de las personas» y más ante el «peligro mundial en el que la digitalización va por un lado y el humanismo decae». «Ahora es cuando hay más frentes violentos abiertos», avisó. Así, en referencia al alumnado explicó que la escuela «es un reflejo de lo que pasa fuera y ahí podemos hacer el cambio si aprenden a respetarse».

Al profesorado le apuntó que es fundamental la «observación de lo que ocurre en las aulas», y también les pidió no «olvidar» a los niños e involucrarles en la lucha por la igualdad de género. «No pueden ser los machos que se les ha enseñado a ser, también necesitan ser escuchados, sus espacios y sus tiempos», apuntó la investigadora.

Asimismo, también incidió en que el lengua inclusivo en las aulas «no es ninguna tontería, es reconocer que tenemos dos sexos», puntualizó en un congreso que hoy finaliza y que Educación ya preveía organizar y realizar antes de la pandemia.

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