La actriz y cantante Bárbara Rey, ha vuelto al primer plano de la actualidad tras confirmar el jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CN) de 2004 a 2009 Alberto Saiz en el programa "Salvados" cómo las televisiones públicas, entre ellas la antigua Canal 9, contrataba a Rey para que mantuviera silencio sobre su relación con el entonces rey Juan Carlos I. "Recibía contratos de la televisión valenciana. Contratos y continuidad en televisiones autonómicas a cambio de dinero. De no hacerse, cabía la posibilidad de que alguien dijese que había habido una relación íntima", admitía Alberto Sáiz en el último episodio del programa de La Sexta.

Una información que no ha pillado de sorpresa a la ciudadanía valenciana con memoria. No en vano, el programa "Tómbola" de Canal 9 (el antecedente de todos los programas del corazón que han florecido después) fue el epicentro de la crisis de Estado que Bárbara Rey provocó la noche del jueves del 17 de julio de 1997. Fue "el día de la no entrevista a Bárbara Rey en Canal 9, cuando temblaron los cimientos del Estado, el Cesid (antecedente del CNI, nacido en 2002), la Zarzuela, la Moncloa y las raíces del Occidente judeocristiano", apunta el periodista Francesc Arabí en su libro "Ciudadano Zaplana", donde describe en el capítulo "El secuestro de Bárbara Rey" la rocambolesca noche que él vivió como periodista para las páginas de Levante-EMV.

Canal 9 había calentado el ambiente la semana previa al 17 de julio de 1997 con un cebo que no dejaba lugar a dudas: “La entrevista en la que Bárbara Rey va a contarlo todo”. Una intervención que "encendió todas las alarmas en la Zarzuela y el entonces CSID" y que finalmente impidió a Bárbara Rey participar en Tómbola, aunque no cobrar los dos millones de pesetas (12.000 euros) pactados por su intervención.

Noticia recuperada de la hemeroteca de Levante-EMV, se publicó originalmente en 1997. Levante-EMV

Arabí recuerda que "serían las once de la noche cuando sonó el teléfono que tenía asignado en la mesa del periódico, justo al lado de los ruidosos teletipos. A esas horas apenas quedábamos tres o cuatro personas en la redacción. Descolgué y era ella. María García García, de nombre artístico Bárbara Rey. “Me han secuestrado en una habitación cerrada en la tele, no me dejan hablar con nadie ni participar en el programa, te llamo a escondidas”. “No quieren que salga en Tómbola porque lo voy a contar todo (…) Me han dicho que la orden de no dejarme salir ha llegado desde muy arriba. Estoy amenazada de muerte, temo por mis hijos”. Fue su mensaje enigmático, con voz entrecortada. Así, a bocajarro.

El “todo” al que se refería Bárbara Rey eran "los detalles escabrosos sobre el romance que había tenido con el Rey Juan Carlos, las grabaciones de algunas de esas citas en un chalé propiedad de los servicios de inteligencia (del CNI) situado en el número 6 de la calle Sextante de Aravaca, en Madrid. El “todo” eran también las amenazas, robos de material comprometedor y supuestas extorsiones que decía estar sufriendo para que no revelase estos detalles".

Al día siguiente del veto, Francesc Arabí pudo entrevistar a Bárbara Rey para las páginas de Levante-EMV. El veterano periodista recuerda que "fue la entrevista que Bárbara Rey no pudo hacer en Canal 9, en la que decía mucho entre líneas y que iba dirigida a la Zarzuela y al CSID (después CNI) con el mensaje: 'A mi no me tenéis controlada. Que no saliera anoche no significa que no pueda ir por aquí'". "Estaba claro -continúa Arabí- que su objetivo era aguantar la tensión".

En la entrevista concedida a Levante-EMV, Bárbara Rey declaraba: "Quien mantuvo la relación conmigo no se ha portado bien, ni siquiera me ha telefoneado" aseguraba, al tiempo que admitía que "no hubo ruptura, se acabó". En este encuentro con Francesc Arabí, Bárbara Rey se definía como “sensata, responsable y discreta” para justificar que no daba el nombre del personaje relevante de la vida española con el que había mantenido una dilatada relación. Aunque advertía: “en la vida todo tiene un límite (…), todos tenemos aguante hasta cierto punto”. “A las personas cuyo nombre he “mantenido en secreto y no desvelo les digo que desde luego conmigo no se están portando bien”, avisaba. -¿Su silencio tiene una fecha de caducidad? “No tengo un plazo, depende de cómo evolucionen las cosas. Si ellos siguen atacándome de esta forma, habrá un momento que tendré que defenderme. Han cometido un grave error al no dejarme intervenir en Tómbola”, respondió la artista. ¿Quiénes son ellos? “No voy a dar nombres”. A lo largo de la conversación con Levante-EMV, la artista insistió en que no fue ella la que recabó pruebas para intentar chantajear sobre la relación mantenida. “Pregúnteselo a los que nos grabaron. Yo no he ido juntando pruebas. Algunas fotografías personales sí hay, y en ese caso con consentimiento. Los amigos se fotografían con los amigos”, aseveró.

Tras este rocambolesco episodio, Bárbara Rey logró tener programa propio en Canal 9, tal como recuerda Francesc Arabí en Ciudadano Zaplana. "De nuevo había que sellar bocas con billetes. Con varias facturas y gordas. La de Canal 9 se abonó entre 2000 y 2005, las temporadas que estuvo en antena un programa de cocina -sí, de cocina- con el que premiaron a la vedette. Cinco millones de euros costó "En casa de Bárbara", espacio que en 2012 fue repuesto a la antena, ya en los últimos meses de vida de RTVV. A nadie en la televisión autonómica, y a pocos fuera de ella, se les escapaba el motivo por el que habían elegido a la actriz de Totana para conducir un espacio culinario. Porque conocía lo que se cocía en los fogones de la Zarzuela y sabía de primera mano el hedor de los desagües de la llamada seguridad y servicios de inteligencia del Estado. Así de escueto era el productor del Tómbola al contar el regreso triunfal de Bárbara Rey a Canal 9 menos de tres años después de ser vetada. “Después de aquello a Bárbara le dieron un programa de cocina en Canal 9”.

Archivo de la entrevista publicada en 1997 por Levante-EMV. Levante-EMV