Un año de grandes hallazgos. La Marina Alta y la Safor pueden presumir de patrimonio milenario y ahora, en pleno siglo XXI, todavía emergen los tesoros. Dos turistas aficionados al buceo y, por suerte, concienciados con el patrimonio, descubrieron el pasado mes de agosto en la bahía del Portitxol las primeras monedas de uno de los tesoros más importantes de la antigua romanidad. Estos dos buceadores rescataron junto a los expertos en arqueología subacuática 53 monedas de oro de finales del siglo IV. Se acuñaron en Constantinopla o Milán y tienen la efigie de varios emperadores. Los arqueólogos de la Universitat d’Alacant que están investigando el hallazgo aseguran que el British Museum o el Louvre se rifarían este tesoro, que ha dado la vuelta al mundo (su descubrimiento ha llegado a Japón o Estados Unidos).

Mientras, Gandia ha encontrado otro balcón desde el que asomarse a su esplendoroso pasado. Es el Castell de Bairén, una fortaleza en la que se sigue actuando para convertirla en un referente patrimonial de la Safor.