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El topo del Palau: cuando la guerra sucia achicharraba al PP de Fabra

El caso de Díaz Ayuso presenta resonancias con las investigaciones sobre las filtraciones en el Consell

El expresidente Alberto Fabra acudiendo a un acto de la policía en 2014.

En la clasificación de los niveles de a quienes tener cerca en momentos de hostilidad siempre se señala, por ese orden, a amigos, enemigos y luego, compañeros de partido. Aquellos con quienes se comparten siglas y proyecto político son, en muchas ocasiones, los máximos rivales, aquellos que conocen trapos sucios y más cerca están de cambiar el abrazo por la puñalada por la espalda.

Qué se lo digan ahora a Isabel Díaz Ayuso y la dirección del PP con investigaciones y filtraciones cruzadas, o que se lo digan sino también a Alberto Fabra. El 'expresident' de la Generalitat tuvo en compañeros de militancia y personas cercanas a sospechosos de ser los responsables de contar a la prensa las informaciones sensibles que afectaban al Gobierno valenciano.

El jefe de seguridad de Fabra fue denunciado por la Fiscalía por interrogar al asesor de prensa de Císcar

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El caso del llamado 'topo del Palau' fue un asunto que preocupó en el PP valenciano que dirigía Fabra. Por este motivo llegó a estar investigado el jefe de seguridad del expresidente quien, en julio de 2014, llevó al jefe de prensa del entonces vicepresidente de la Generalitat, José Císcar, a una comisaría de València en la que le dijo que estaba buscando al topo del Palau y que en caso de mentirle, "no sales hoy de aquí".

Así constaba en la denuncia presentada por el fiscal en los juzgados de València contra el inspector jefe de la Policía Autonómica y responsable de seguridad del Palau (y que fue destituido) por un posible delito contra la integridad moral o, subsidiariamente, de un delito de coacciones. Sin embargo, la Audiencia Provincial acabó archivando el caso.

El área de la vicepresidencia siempre estuvo en el punto de mira del núcleo duro del Palau desde que se iniciaron las filtraciones La primera información comprometida fue la contratación de un entrenador para cursos de liderazgo. Y desde entonces sospechó que los papeles podrían haber sido aireados desde allí. De hecho, cargos de confianza de Císcar fueron cayendo del organigrama.

El jefe de prensa de Císcar no fue el único que fue interrogado por parte del máximo responsable de seguridad de Fabra. Durante el verano de 2014, el que a la postre sería el último de Fabra en el Palau, los escoltas del president interrogaron, en algunos casos entre gran tensión, a trabajadores de la casa. Esos interrogatorios se unían a la primera investigación que fue vestida legalmente. En esta, se abrió un expediente informativo y se nombró a una instructora que dirigía los interrogatorios e incluso los grababa. Fabra habló públicamente de la investigación y remarcó que a los funcionarios se les había comunicado que su participación era totalmente voluntaria.

Según publicó este diario,  algunas fuentes del momento hablaban de que podría haberse ordenado algún tipo de escucha y seguimientos a determinadas personas. Fuentes oficiales de Presidencia consultadas aseguraban «no tener constancia» de los interrogatorios. Con todo, nadie en el Palau negó que se hubiera retomado una nueva investigación y que además esta hubiera recaído en la policía nacional que tiene encomendada la seguridad del presidente.

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