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Solo uno de cada siete montes cuenta con un plan técnico de gestión como pide la UE

Bruselas reclamó a los Estados ese objetivo para 2020

Panorámica del Parc Natural de la Calderona. germán caballero

Solo 375 montes valencianos contaban en enero de 2022 con un instrumento técnico de gestión. De ellos, 57 son de titularidad pública. En total 176.764 hectáreas, que representan un 14,4 % de la superficie arbórea de la Comunitat Valenciana. El Plan de Acción Territorial Forestal de la Comunitat Valenciana (Patfor) establece la necesidad de disponer de instrumentos de planificación y ordenación que deben contemplar los escenarios de cambio climático, así como sus repercusiones sobre los ecosistemas y servicios ambientales que proveen.

Este tipo de documentos, además, deben priorizar las actuaciones capaces de generar empleo local. La Estrategia Forestal Europea aprobada en 2013 pretendía que para 2020 todos los bosques de la Unión Europea se gestionaran de forma sostenible, asegurando la competitividad del sector forestal y proporcionando beneficios sociales. Una asignatura pendiente en España y que la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica trata de subsanar a través de la Estrategia de Biodiversidad 2030.

La elaboración de dichos documentos es competencia del propietario, aunque en el caso de terrenos forestales colindantes con distintos dueños, estos pueden agruparse para llevar a cabo una explotación conjunta. Eso sí, todas las actuaciones que se desarrollen han de garantizar la conservación y mejora del suelo, evitando actuaciones que incrementen la erosión. Se consideran zonas de actuación prioritaria las parcelas situadas en zonas áridas y semiáridas, así como las de elevada productividad.

Aumento progresivo

Cerca de un tercio del territorio forestal valenciano está gestionado por el departamento que dirige Mireia Mollà. Son 579 montes con 429.597 hectáreas. El grueso se encuentra en el interior de València, con más de trescientas mil hectáreas. La mayoría se concentra en los catalogados como de utilidad pública. La superficie no gestionada por la Generalitat supone casi 900.000 hectáreas. El 55,2 % de los bosques pertenecen a particulares, el 38,6 % son de propiedad pública y el 6,2 % es de titularidad desconocida.

La Estrategia de Biodiversidad de la Comunitat Valenciana 2030 señala que la superficie ocupada por pinares de pino carrasco (Pinus halepensis) se ha duplicado en los últimos cuarenta años en las provincias de Castelló y Alicante. También han aumentado considerablemente las masas de robles, encinas y alcornoques. El escenario actual muestra un territorio más forestal que el que existía en los sesenta y setenta. Algo menos acusado en València por el impacto de los devastadores incendios de la década de los noventa. El abandono de cultivos agrícolas y la colonización progresiva por vegetación natural explican el incremento del terreno forestal, que supone ya casi el 60 % de la superficie.

Ecosistemas más resilientes

Con más de medio millón de hectáreas, la variedad de pino carrasco es la más extendida a día de hoy. De hecho, la Conselleria de Transición Ecológica ha empezado a reducir el exceso en parajes forestales que han sufrido incendios de forma reiterada potenciando otras variedades. Algo que no implica, sin embargo, la sustitución de ninguna especie por otra.

Así, se está actuando para atajar la hiperdensidad de coníferas pináceas en puntos de Chelva, Andilla y Cortés de Pallás. El objetivo es mejorar el estado del bosque, con ecosistemas más resilientes y ricos. El debate sobre los problemas que genera el pino blanco lleva ya tiempo sobre la mesa y no son pocos los colectivos ambientalistas que reclaman medidas a la Administración.

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