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Arde la C. Valenciana

Vicent Todolí: "Es muy triste ver todos los olivos quemados"

El incendio de Vall d'Ebo ha arrasado con los cultivos que producían uno de los mejores aceites del mundo

Algunos de los campos de Todolí arrasados por las llamas

Vicent Todolí compró en los años noventa siete hectáreas de bancales en la Vall de la Gallinera. Quien fuera director de la Tate Modern de Londres o el IVAM encontró, hace ya 32 años, un oasis alejado del ruido silencioso del arte. Unos campos que, cuando llegaron a sus manos, venían de sufrir un incendio. "La historia se repite", afirma Todolí, afectado por la devastación casi completa de sus campos, de nuevo bajo las llamas.

El incendio forestal de Vall d'Ebo, ya estabilizado (que no extinguido), ha arrasado con más de 12.000 hectáreas y, a su paso, se ha llevado por delante el campo de Todolí. Un terreno en el que el valenciano producía un aceite considerado de los 500 mejores del mundo. Uno de sus trabajadores, tal como él mismo narra, ha podido acceder por fin a los bancales y ha encontrado la peor de las imágenes posibles: un paisaje devastado y la mayoría de los árboles quemados. "Tengo la esperanza de que, de muchos de los árboles, solo se hayan achicharrado las hojas, pero no el interior del tronco", declara. "En cuanto sea posible iré con el técnico que me ayuda. Él cree que muchos rebrotarán, y haremos tratamientos para que así sea, pero otros no. Espero que no sean muchos los muertos", comenta con cautela.

Es el tercer incendio que ha sufrido este paraje. "Los dos anteriores no eran tan virulentos, por lo que llegaron al borde de la finca pero no entraron", recuerda, "pero esta vez el efecto del fuego ha sido mucho más fuerte".

"Es un 'shock', es muy triste ver todo quemado", comenta el valenciano. "Estoy muy contento de haber visto en 30 años cómo han crecido los árboles", rememora. "Ahora viene otra etapa, un duelo por ver todo calcinado, pero poco a poco irá brotando y creciendo de nuevo la vegetación", cuenta esperanzado. "Hay que volver a levantar la finca, es lo que hay que hacer y lo que voy a hacer", sentencia.

No solo de olivos vivía este campo de la Vall de la Gallinera. Todolí cultivaba también frutales, nogales, cerezos, laurel, madroños, fresnos, arces e incluso un serbal. "Ahora hay que ver cuáles de los árboles quemados pueden rebrotar y cuáles están muertos. El test definitivo es en primavera", afirma.

Sin aceite por dos años

Todolí se muestra realista en cuanto al aceite de autor que producía. "No va a haber", sentencia. En el mejor de los casos, si los olivos quemados rebrotan, calcula que podría recuperar el campo y, por tanto, volver a tener aceite, en dos años. "Pero ya veremos, depende de cuánto haya entrado el fuego", admite.

Un oasis entre el fuego

No todo iban a ser malas noticias para Todolí. Una de sus parcelas ha logrado evitar las llamas. Se trata de una pequeña extensión en la que el propietario plantó algunos olivos hace apenas cuatro meses. El campo estaba completamente limpio, por lo que actuó como cortafuegos salvando así los pequeños plantones. "Como tuvimos que limpiar todas las terrazas no había nada que quemar, por lo que lo ha rodeado pero, afortunadamente, no ha penetrado".

Junto a este campo, un antiguo corral de piedra para guardar ganado que también hacía las veces de secadero para secar pasas, y ahora restaurado por Gilberto Zorio, un artista italiano amigo suyo, también ha sobrevivido a las llamas. "Alrededor no había vegetación y, al ser de piedra, ha aguantado", cuenta aliviado.

El valenciano, apasionado de la agricultura, posee también un huerto-museo en Palmera, su pueblo natal, en el que cultiva más de 400 especies diferentes de cítricos.

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