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Conseller de Hacienda | Llega del Palau de la Generalitat, de ultimar el seminario de gobierno que los ha llevado estos días a Alcoi y la Vall d’Ebo.

Arcadi España: "No está escrito que vayamos a una recesión. La economía valenciana está más fuerte ahora"

Arcadi España Garcia (Carcaixent, 1974), en una terraza de la Conselleria de Hacienda. | FERNANDO BUSTAMANTE

El despacho del conseller de Hacienda, el más grandilocuente de todos los del gobierno en un noble palacio del centro de València, empieza a no ser el que fue. Hoy es algo más funcional y colectivo. Algunos cables sueltos indican que cuatro meses después de asumir el cargo aún está por rematar. No ha cambiado el gran cuadro de Manuel Boix con la mirada del general Basset que vigila todo lo que pasa con el dinero de los valencianos. «Sigues educat i fes les coses bé». Consejo de su abuela. Ser útil y educado. Sirve para intentar entender a Arcadi España, el puntal de Ximo Puig en el Gobierno. Conseller de Hacienda y de casi todo, y el que carga con la etiqueta de heredero. «El poder no se hereda», dice sin un mal gesto.

¿El anuncio de una reforma fiscal no altera la elaboración del presupuesto, porque los ingresos quedan ahora en el aire?

Con una inflación de dos dígitos, como no veíamos desde hace mucho, se tienen que adaptar todos los instrumentos porque miles de familias lo están pasando muy mal con la cesta de la compra. La política fiscal tiene que ayudar a minimizar ese impacto.

¿Cuándo hablamos de revisión fiscal, estamos hablando de una rebaja de impuestos?

Estamos hablando de tocar la parte del IRPF, que tiene muchos elementos dentro. Nunca una reforma fiscal de un gobierno progresista va a ser la de un gobierno conservador. Una reforma progresista es progresiva: que la parte necesaria de financiación recaiga sobre todo en las familias que tienen más ingresos y hacer más fácil la obligación tributaria a las familias con menos recursos.

¿También a las clases medias?

Sí. Nuestro objetivo son las clases medias y trabajadoras.

¿Por qué cuando propuso el PP valenciano la bajada la criticaron y ahora sí? ¿Es porque Pedro Sánchez abrió la veda con la bajada del IVA del gas?

El contexto ahora es de una inflación de dos dígitos. Ya hemos bajado tasas y precios públicos. Y esta es una continuación de esas ayudas a los que peor lo está pasando.

¿No es dar la razón a Díaz Ayuso, a la que tanto han criticado, si la solución es bajar impuestos? ¿No es admitir que ese es el camino para ganar las clases medias?

Ayuso propone todo lo contrario. Cuando el PP habla de bajada de impuestos, habla de reducir sobre todo a las rentas altas y de una rebaja de los servicios públicos. Nosotros somos conscientes de que pagar es necesario, pero se tiene que hacer de una forma progresiva.

¿La idea entonces es que el volumen de ingresos no baje para que no se resientan los servicios?

Eso es lo que estamos calculando ahora. Tenemos a un grupo de expertos trabajando. Seguramente puede tener un impacto también en la parte recaudatoria, pero es lo que vamos a ver y a lo largo de este mes se presentarán ya las medidas.

¿Y se puede y se deben subir los salarios?

Se puede y se deben subir, pero tenemos que ser conscientes de cómo hacemos las cosas. Siempre que España ha pasado un shock de oferta como el actual, la solución ha sido un pacto de rentas, un acuerdo entre sindicatos, patronal y las administraciones públicas para que la subida no acabe perjudicando la competitividad de las empresas, porque entonces no solucionaríamos nada. A medio y largo plazo podría ser peor.

¿La idea de topar el precio de los alimentos básicos le gusta?

Hay que explorar todas las medidas y hay que buscar fórmulas dialogadas, pero cualquier medida en esa materia tiene que ser muy cuidadosa en términos de legalidad para que no acaben pagando los agricultores el tope de determinados productos. Hay que explorarlo, pero intentando evitar lo que son solo eslóganes para que una buena intención no acabe teniendo consecuencias perniciosas.

¿A partir de la financiación aprobada por el Estado, se puede decir que el presupuesto valenciano de 2023 va a expansivo?

Hay que hacer un presupuesto razonable. Es verdad que vamos a recibir transferencias estatales por 2.600 millones, pero hemos tenido unos recursos excepcionales por la pandemia que ya no van a estar. Por lo tanto, no tenemos 2.600 millones para gastar. Tienen que ser unos presupuestos que den respuesta al momento inflacionario, que permitan seguir avanzando en derechos y responsables con los ingresos que tenemos. No olvidemos que el presupuesto de la Generalitat ha alcanzado ya el gasto medio per cápita de las comunidades.

¿Será posiblemente el último expansivo, dado el contexto económico y el fin de fondos extras?

Queremos seguir esta senda de avance de derechos. Tenemos una situación con la subida de tipos de interés, el fin de la covid y la consolidación fiscal que en algún momento Europa marcará que supone una mayor incertidumbre que otros años. Pero también es verdad que no está escrito que vayamos a entrar en recesión, aunque a veces hay gente que tiene interés en que entremos en recesión, porque en economía las expectativas son muy importantes y es irresponsable ser agoreros. Lo que tenemos que hacer es un aterrizaje suave en la consolidación fiscal que no afecte al avance de derechos.

¿Vista la experiencia con los ‘brotes verdes’ en 2008, no sería prudente ahora ponerse en ese escenarios de recesión posible?

Lo peor que puede hacer un político es negar la realidad. Eso es terrible. Es verdad que muchas familias no llegan a fin de mes, que la factura de la luz ha crecido muchísimo, que los tipos de interés están subiendo y que hay incertidumbres por una guerra. Pero hay una respuesta diferente de la UE, de la Generalitat y del Gobierno español. La economía y la sociedad valenciana son más fuertes ahora que lo han sido en muchos años, en otras crisis. Por tanto, en un contexto difícil hay elementos de optimismo.

Ya ha dicho que no le gusta el sistema de elaboración de las cuentas valencianas a través de una comisión política. ¿Es lo que impone un gobierno de coalición: hacer lo que no te gusta?

Es un debate curioso. Lo puede llamar comisión política o reunión de trabajo sobre presupuestos. Lo que es evidente es que a la hora de elaborarlos hay que hablar con todos los socios y todos los consellers. Lo que me preocupa no es el nombre, sino que lleguemos a un acuerdo para unos presupuestos razonables en tiempo y forma.

¿Su empeño es que no se produzcan las tensiones y las dramatizaciones de choque con las cuentas de los últimos años?

Siempre que se elabora un presupuesto hay las lógicas tensiones, pero el mensaje que debemos de lanzar como gobierno es dialogar, trabajar, discutir internamente con sosiego y transmitiendo un mensaje de tranquilidad, de que no estamos centrados en nuestros problemas, sino en los de los ciudadanos. Lo demás es ruido innecesario.

¿La reforma del sistema de financiación autonómica ya no es el principal problema para el Gobierno valenciano?

Es un problema fundamental, una asignatura pendiente de la sociedad española. El problema de la financiación no creo que sea en este momento técnico, sino que a este país le cuesta mucho afrontar las reformas que desbordan a un gobierno, que necesitan el consenso de la mayor parte de partidos.

Tampoco hay una propuesta de nuevo modelo como tal.

Ha habido una propuesta que, según anunció la ministra, iban a completar en los próximos meses teniendo en cuenta las alegaciones de las comunidades. Los gobiernos de Rajoy la opción que dieron fue quitar competencias a las comunidades y llevar al límite a la Generalitat.

Dio también una solución de emergencia con el Fondo de Liquidez (FLA), que aún llega.

Con unos tipos con un precio muy elevado que llevaron al borde del colapso a la Generalitat. Ahora es diferente. Es verdad que el problema de fondo no se ha corregido, pero por distintos mecanismos extraordinarios hemos recibido la liquidez que necesitábamos. O sea, por la vía de los hechos hemos compensado la infrafinanciación, lo cual no significa que estamos satisfechos.

Porque mañana la Comunitat Valenciana se podría quedar sin esos fondos.

Lo que queremos es un modelo estable y justo.

¿No cree que la reforma de la financiación ha quedado relegada del centro del discurso valenciano?

No. Hay muchos temas sobre la mesa, pero es uno de los que siempre el president ha marcado y que yo todos los días que puedo tengo presente en conversaciones formales e informales: en el Consejo de Política Fiscal y Financiera lo dije.

¿En el terreno de lo práctico se conformaría con que en esta legislatura el Gobierno reconociera la deuda histórica valenciana y propusiera alguna solución?

No tiene sentido una reforma del modelo de financiación si no incorpora una solución a la deuda. Está pedido y la ministra me dijo que eran dos elementos que se tenían que solucionar en paralelo.

¿Y cree que será así?

Tiene que ser así, porque si no, la viabilidad de la Generalitat como institución y de otros gobiernos autonómicos no será posible. Y eso es incumplir la Constitución.

Si hablamos del Pacto del Botànic, ¿cómo situaría en este momento el grado de desencuentro entre los socios?

Yo hablaría del grado de encuentro, que es alto. Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos como gobierno de coalición, porque muchos territorios nos miran como ejemplo de gobierno progresista de tres partidos. Un gobierno en el que la estabilidad ha permitido que inversiones como las de Volkswagen, Ford y otras vengan. El examen de las multinacionales lo hemos pasado. No todo lo vemos igual, pero en lo fundamental tenemos un alto grado de consenso.

¿Entonces es sostenible un gobierno en el que un vicepresidente denuncia la subordinación del PSOE a los poderes económicos?

Eso lo veo como una declaración política fuera del ámbito institucional. Dentro de la Generalitat el consenso y la conjunción de objetivos es muy fuerte.

Incluso Pedro Sánchez, es muy crítico con los poderes económicos. ¿Son ustedes más permeables a esa relación con el poder económico vistos estos años de gobierno?

Cada cual tiene que estar en su sitio. Hay que hablar con todo el mundo, como hemos hecho, pero los poderes económicos no influyen en decisiones políticas. El papel del sector público es defender el interés general por encima de los intereses sectoriales que pueda tener alguna gran empresa.

¿Le preocupa esa diferencia entre poder económico y político por los efectos que puede tener en la inversión internacional?

A los hechos me remito. La mejor respuesta a su pregunta se llama Volkswagen.

¿Hay que meter mano a los beneficios extra de las energéticas?

Lo que hay que hacer es pedirles un esfuerzo adicional, como es normal, porque tienen unos beneficios elevados y viven en un régimen muy regulado. En un momento excepcional tienen que tomar medidas excepcionales. Son las que en este momento más tienen que aportar a la solidaridad.

¿La tasa turística es el acuerdo del Botànic que más le desagrada de esta legislatura?

No. Existe en otras ciudades. Lo que hemos planteado es que sea municipal y que en el momento actual, tras una pandemia muy dura, había que ser sensible sobre cuándo aplicarla. En eso estamos. El debate se ha exacerbado mucho y se ha utilizado mucho electoralmente.

Un debate que se ha relajado es el de la ampliación del puerto de València. ¿Considera necesario un acuerdo político para terminar de atar ese proyecto?

Siempre son mejores los malos acuerdos que ningún acuerdo. El puerto por supuesto que tiene un impacto. Lo que tenemos que hacer es compensarlo y minimizarlo. Impacto por el cambio climático y también por el puerto, obviamente.

Impacto también tienen las energías renovables. ¿Le preocupa que cueste el desbloqueo de proyectos al decreto que se aprobó?

Estamos en una emergencia energética y tenemos que ser más ágiles y avanzar. No podemos dormirnos en ese proceso administrativo, se tiene que hacer con diálogo con los municipios y los colectivos, y no todas las zonas son iguales, pero tenemos que ponernos las pilas las administraciones, la sociedad y los partidos.

¿El autoconsumo y las comunidades energéticas no sirven para paliar esa emergencia?

Sirven, pero no nos podemos hacer trampas al solitario. Hay que avanzar en las comunidades energéticas locales y el autoconsumo, pero el volumen de energía que necesita una sociedad como la valenciana no se cubre sólo con eso.

Lleva mucho ya en política, en la trastienda y ahora en primera línea. ¿La entiende mejor?

Entender la política muchas veces es entender la naturaleza humana. Somos personas. Y es una profesión muy dura en la parte personal porque es muy incomprendida. Una parte de la población te mira mal y sospecha de ti, tu propio entorno no entiende muy bien por qué te dedicas a esto. Tiene un coste.

Hablando de costes personales, ¿cómo definiría el Consell sin Mónica Oltra?

Hemos pasado momentos fáciles y muy difíciles, pero continuamos con la misma línea y el mismo espíritu que teníamos en 2015.

¿Es mejor que Oltra pueda ser candidata de Compromís dentro de unos meses?

Mónica Oltra, a la que tengo un aprecio especial y espero que vaya todo muy bien y pronto en el ámbito de los tribunales, es un activo político que desborda a su partido. Una parte importante de que haya sido posible este gobierno ha sido gracias a ella. Y eso lo sabemos todos. Las decisiones las tendrán que tomar ella y su partido.

¿Ha hablado con ella tras su marcha?

No.

¿Pensando en un Botànic III, cree que lo mejor es que Compromís y Unides Podem vayan juntos a las elecciones?

No voy a decirles qué deberían hacer o no. Sí es conveniente que las tres fuerzas actuales estén fuertes y tengan un buen resultado. Necesitamos que nos vaya bien a los tres partidos para poder seguir gobernando la Generalitat.

¿A día de hoy son impensables mayorías absolutas en la C. Valenciana?

Estos últimos años nos han demostrado que los suelos no están y los techos tampoco. Es una lección. Es un tiempo de mucha volatilidad política donde todo es posible. El debate en las próximas elecciones no será si Puig continúa o no de presidente, que yo creo que va a continuar porque le avala una buena gestión, un proyecto de futuro y una forma de gobernar transversal sin buscar nunca el enfrentamiento.

¿Gobiernos de concertación son impensables?

Tenemos que apostar por un gobierno progresista y de izquierdas. Hay mucha diferencia también entre las derechas españolas y las europeas. Para mí, ya digo, en las elecciones el debate será con qué mayoría Ximo Puig es presidente.

¿Se calla mucho de lo que piensa políticamente?

Me suelo callar prácticamente nada. El tono quizás no llama tanto la atención, pero creo en la asertividad, la educación y la empatía.

¿Le molesta la etiqueta de heredero de Puig?

En política no se hereda nada. Y está bien que así sea.

¿Por tanto, se equivocará Puig si intenta designar un heredero?

El heredero de Puig es Puig.

En algún momento tendrá que ser alguien diferente.

Será el que elijan los militantes del partido y, en su caso, los ciudadanos.

¿Piensa en su futuro?

Pienso en hacer bien mi trabajo de presente. Es lo único.

¿En un futuro como posible candidato a presidente de la Generalitat piensa?

Ni personal ni políticamente me planteo ser el heredero o el sustituto, solo ejercer bien la responsabilidad actual.

¿Es más feliz que en 2015 ahora, en la primera línea?

La felicidad es contingencia.

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