Más de la mitad de los trabajadores de residencias dice que no informa nunca sobre el final próximo, facilitando que la persona pueda despedirse. El 50 % asegura que las decisiones sobre el proceso de morir no se toman contando con la familia. Y también la mitad afirma que no habla con las personas sobre sus deseos y voluntades al final de la vida. Lidiar con la muerte es complicado, sobre todo si no se tienen las herramientas. 

Son las principales conclusiones de un estudio realizado por Sacramento Pinazo, Doctora en Psicología, Licenciada en Pedagogía por la UV y presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología, presentado en unas jornadas sobre atención y cuidados celebradas en CaixaForum València. La intervención de Pinazo se centró en los «cuidados al final de la vida en residencias».

El contexto ya es complicado, por el perfil de usuario de una residencia. Tienen más de 80 años, muchas patologías y vulnerabilidad física y social. El 80 % de estos con trastornos como la demencia. A esto hay que sumar, como remarca Pinazo que «el ratio de profesionales en toda España (incluida la C. Valenciana) es menor de lo que recomienda la OMS. Los profesionales no dan abasto para atender todas las necesidades», remarca. Y en ese contexto, llegó la pandemia. «Al principio no había epis suficientes y los protocolos se cambiaban cada semana o cada día». 

Sacramento Pinazo, Profesora de Psicología social en la Universidad de Valencia en Caixaforum Miguel Angel Montesinos

La pandemia lo cambió todo pero como explica Pinazo, «hace falta mucha más formación de los profesionales para trabajar en el final de la vida». 

Más datos, el 48 % de los profesionales dicen que las personas no están acompañadas de sus familias en el momento previo a morir. Por otro lado, la mayor parte de las personas no tienen firmado el documento de Voluntades Anticipadas ni antes ni durante su estancia en la residencia. 

Empatía en los últimos días

¿Cómo manejar estas situaciones difíciles? «Lo primero con formación, sobre todo para los profesionales de la geriatría», remarca Pinazo. Lo más importante a su modo de ver es «el manejo de las decisiones que quiera tomar la persona, el manejo del dolor. Sobre todo en las personas con afasia (no se comunican) o con alzheimer», explica. 

De hecho, Pinazo también considera importante ayudar a las familias en todos estos procesos que implican lidiar con trastornos muy complejos que implica la vejez. Y también derribar estigmas, porque como remarca la experta; «la demencia no es una enfermedad terminal y tiene sus fases. Quizá la persona ya no habla, pero puede escucharnos y recibir y transmitir emociones. Debemos seguir hablando con la persona y comunicándonos con ella a pesar de la demencia», asegura Pinazo. 

Los cuidados van en este orden. Por supuesto el lugar preferido de las personas para envejecer «es su propia casa. Pero cuando ya no es posible tenemos que dar una buena atención en las residencias, y lo último de todo es el hospital», dice Pinazo. Y por eso, es fundamental «poner mucha importancia en los Planes Individuales de Atención (PIA) para dar atención individualizada a todas las personas, con sus particularidades, porque a todo el mundo nos gustaría que nos trataran de esa manera», apunta. 

Cristina Botella Catedrática Emérita de Psicología en la Universidad Jaume I Miguel Angel Montesinos

Tecnología para cuidar

«Por descontado que no es la solución a todos los males, pero sí que son herramientas de las que nos podemos valer». Las tabletas, la videoconferencia, la inteligencia artificial e incluso la robótica, son algunos de los aspectos que propone incorporar a los cuidados de las residencias Cristina Botella, catedrática emérita de psicología en la Universidad Jaume I de Castelló. Para Botella «la tecnología va a revolucionar la práctica clínica y las principales revistas científicas están ya recomendando su uso».

La psicóloga explicó que «en España no tenemos una buena ley de cuidados paliativos que vamos a necesitar todos. Y esto es un elemento fundamental que tenemos que pedir, poruqe solo el 14 por ciento de personas que lo necesitan reciben cuidados paliativos a nivel mundial».