La Conselleria de Sanidad va a aumentar, una vez más, su colaboración con la sanidad privada ya que la demanda está superando su capacidad de trabajo. En este caso, la administración va a recurrir a la privada para ayudarse con las listas de espera para hacerse una resonancia que puede llegar a los ocho meses en algunos departamentos de salud, según los últimos datos públicos de los que se dispone.
Así, Sanidad acaba de convocar un nuevo concurso público para derivar a la privada las resonancias "de más" que no puedan absorber en los hospitales de Castelló, La Plana en Vila-real, el de la Marina Baixa y Torrevieja. La conselleria cree que van a ser unos 15.300 estudios al año entre los cuatro centros, por lo que el coste del contrato es de 5,9 millones: a razón de 1.849.000 euros cada año de contrato. Se prevé que esté en marcha al menos uno con posibilidad de dos prórrogas.
No van a ser las únicas resonancias que se envíen a la privada. Sanidad ya tenía previsto derivar un mínimo de 54.000 resonancias de los hospitales de la provincia de Valencia y de Alicante mientras los servicios se acoplaban tras la reversión que se ejecutó finalmente en diciembre de 2021. La conselleria previó que la vuelta a manos públicas del servicio (que gestionaba la privada desde 2008) iba a necesitar de un tiempo de ajuste, de ahí que planteara un contrato/puente de dos años.
Era, en definitiva, una salvavidas para asegurarse de que la atención al paciente iba a poder seguir adelante sin problemas aunque la absorción fuera turbulenta y, sobre todo, mientras llegaban y se instalaban los nuevos equipos de resonancia, tanto los comprados gracias a la donación de Amancio Ortega como a los nuevos adquiridos por los fondos Inveat de la Unión Europea, 29 en total, y que han terminado de adjudicarse este mes. La pandemia de covid-19 ha terminado de complicar el proceso, disparando los tiempos de espera.
Un segundo contrato de apoyo tras la reversión
De esta forma, y aunque se trata de un nuevo procedimiento, la administración reconoce que este nuevo contrato es, de alguna manera, un "añadido" al tramitado en 2018 y que entró en vigor el año pasado pero que dejó fuera entonces a tres departamentos.
Torrevieja no se incluyó ya que en 2018, la gestión todavía estaba en manos privadas. Además, y según explicaron ayer fuentes de Sanidad, en su momento se consideró que Castelló y La Plana iban a poder ser "autosuficientes" pero ahora se había pedido un apoyo extra mientras se montaban los nuevos equipos comprados, lo que iba a afectar al servicio. En el caso de la Marina Baixa, las resonancias de más vuelven a salir a concurso aunque uno de los lotes del contrato de 2018 ya preveía ayudar al hospital con un equipo móvil.
Más pruebas derivadas por la covid
Estos dos contratos puente están diseñados como vía de escape hasta que las unidades de resonancia terminen de adaptarse a la gestión pública y, sobre todo, se instalen y entren en funcionamiento las nuevas máquinas compradas por Sanidad pero lo cierto es que están sirviendo para desatascar las listas de espera de este tipo de pruebas, que han empeorado por culpa del colapso que ha supuesto la pandemia de covid.
Así, según ha podido saber este diario, los hospitales estarían derivando un volumen más alto de pruebas de las contratadas inicialmente precisamente, por la acumulación de trabajo que ha traído la pandemia. Según el contrato suscrito en 2018, solo los hospitales de la provincia de Valencia (Sagunt, Gandia, Xàtiva y el Clínico, La Fe, Arnau y Doctor Peset en València capital) iban a necesitar enviar al grupo Eresa (adjudicatario de este lote) unos 47.000 resonancias al año, mientras que entre Alcoi, el General de Alicante, el de San Juan, Elda, el General de Elx y la Vega Baja se esperaba mandar 7.200 resonancias a las clínicas de Imed, que ganaron el lote alicantino.
