Las citas de asilo en València llevan casi tres años colapsadas. Mucho más aún desde que un fallo informático provocó que se perdieran más de 4.000 correos electrónicos de solicitantes de protección internacional en el mes de marzo. Desde entonces es casi imposible para una persona migrante ejercer su derecho a solicitar refugio si no es pagando hasta 300 euros por un trámite que es gratis en el mercado negro.

Eso es lo que denuncia el presidente de SOS Racismo y secretario nacional de la asociación de abogados Extranjeristas en Red, Paco Solans, ante la fiscalía especial de discriminación y delitos de odio en València. Los inmigrantes que huyen de la violencia no pueden pedir, en la práctica, refugio en València. Está atascado.

Lo está “desde hace ya mucho tiempo, en concreto desde primeros del año 2020, cuando se comenzaron a detectar serias dificultades, explica la denuncia. La pandemia agravó la situación, y pese a las continuas quejas al Defensor del Pueblo, la Brigada de Extranjería y la Jefatura Superior de Policía Nacional, ahora mismo hay un “cierre efectivo” de las citas “sin acudir a los filtros no previstos legalmente”. Es decir, que es imposible hacerse con una sin pagar. 

La cita de asilo es el paso previo a conseguir papeles, trabajar, a las ayudas sociales y poder moverse libremente por España

Solans, que reclama que Fiscalía abra diligencias, alerta especialmente de la aparición de este fenómeno en los últimos años. Se pregunta “¿Cómo es posible que mucha gente accediera a las citas y pudiera venderlas cuando era imposible para el público general?”, una realidad que ha documentado este periódico. Estas mafias suelen usar 'bots' automatizados que son capaces de adelantarse y pedir todas las citas de asilo en segundos, para luego sacar dinero con un trámite administrativo que es gratuito. 

Policía Nacional explica que el problema no es ni de personal ni de medios disponibles en la Brigada de Extranjería, sino de que el cuerpo no tiene control de la aplicación que gestiona las citas -que no depende ni de la DGT ni del Ministerio del Interior-. Por ejemplo, este control sí que existe sobre las citas del DNI, que se pueden regular cuando hay atasco, pero no lo hay sobre las citas previas para el asilo, que siempre son las que delimita la propia aplicación.

Fotografía de archivo de varios solicitantes de asilo que intentan sacar una cita en València. F.Calabuig

Sin citas no hay derechos 

Una familia de inmigrantes recién llegada a València que quiera pedir asilo necesita, primero, una cita previa. Con esa cita se le concederá una entrevista con un funcionario de la policía que, si lo acepta, dará inicio a su proceso de protección internacional. La cita previa es la antesala a todos los derechos en España. 

Hasta que no se hace la entrevista no se accede a los papeles, a trabajar, a las ayudas sociales, al alojamiento para personas refugiadas y a moverse libremente por el territorio español. Eso sí, son derechos temporales de seis meses mientras se acaba de resolver la solicitud de protección internacional (que puede ser denegada). En conclusión, sin citas no hay derechos. 

Pero el mensaje en la pantalla, desde hace tres años, es este: “En estos momentos no hay citas disponibles. Vuelva a intentarlo más tarde”. Si se intenta más tarde el mensaje es el mismo en la enorme mayoría de los casos desde hace ya varios años. Para Solans esto constituye que "el ejercicio del derecho de solicitud de protección internacional se ve fuertemente limitado o impedido".

El método de cita previa ha cambiado en varias ocasiones. Primero se registraba a través de la página oficial de la administración. Después, para agilizar los trámites, se habilitó un correo electrónico donde poder pedir cita y también poder plantear dudas. Pero el pasado 18 de marzo un fallo informático provocó que se perdieran todos los correos electrónicos en los últimos dos meses, unos 4.300 mensajes (no todos eran peticiones). Aunque este fallo no afectó a los refugiados ucranianos ya que se creó un correo específico para ellos. 

Protesta por las citas de asilo frente a Delegación del Gobierno de València G.Sánchez

Este error provocó que se replanteara de nuevo el sistema y se volviera al inicial. Los afectados volvieron a contactar con la Brigada de Extranjería y los que pudieron demostrar que figuraban en esos correos recibieron un trato prioritario, pero el sistema se atascó más aún de lo que ya estaba. En la práctica solo aquellos que contaban con la ayuda de las ONG consiguieron que su cita se tuviera en cuenta y el resto volvió a la cola.

La asociación Extranjeristas en Red, en la denuncia, critica que "algunas ONG comenzaron a presentar quejas al Defensor del Pueblo y a la propia Brigada de Extranjería y Documentación de la Jefatura Superior de Policía de València pidiendo explicaciones oportunas". Las respuestas a las quejas, según la denuncia, "no supusieron solución alguna al problema".

La plataforma de solicitud de cita previa se ha convertido, en opinión de la asociación, en "una auténtica inutilidad", como lo demuestran los casos de migrantes que han intentado acceder sin éxito, según indica la denuncia.

"Estamos en un limbo migratorio"

Detrás de las cifras, de los programas informáticos, hay personas que se han quedado con sus vidas paralizadas por no tener los papeles. Migrantes afectados, sobre todo colombianos y venezolanos, han protestado en varias ocasiones frente a la Delegación del Gobierno de València reclamando soluciones que no han llegado.

Protesta de decenas de solicitantes de asilo en la calle Colón de València. M.A.Montesinos

Incluso recogieron cientos de firmas de personas afectadas por lo que ellos definen como un "limbo migratorio". Sin citas no pueden documentarse, no pueden trabajar, no pueden moverse. Y los ahorros con los que llegaron a España -con la idea de aguantar unos meses mientras conseguían trabajo-, no son infinitos.

A todos estos problemas hay que sumar la existencia de bots informáticos que son capaces de sacar una cita previa para pedir asilo de la plataforma del ministerio en a penas 20 segundos, cuando la media de un humano es de unos cuatro minutos. Los caladeros para los creadores de estos bots son los grupos de Telegram y Facebook de migrantes recién llegados a València.

En la práctica, casi nadie es capaz de sacar citas previas por el método habilitado por el ministerio, y las familias se ven obligadas a acudir al mercado negro y hacerse con las citas compradas por estos bots, que se llegan a vender hasta por 300 euros.