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El Botànic aparca el pulso energético para aprobar cuatro nuevos impuestos

Los tributos a las pernoctaciones turísticas, coches y emisiones contaminantes y al tráfico que generen las grandes superficies salen adelante pero con moratorias

Robles, Marzà y Barceló con la síndica de Cs, Ruth Merino F. BUSTAMANTE

En pleno choque por las renovables, el Botànic exhibe estos días su cara más pactista. Al menos esta semana. De una tacada, el tripartito que sostiene al gobierno valenciano validará hoy la creación de cuatro nuevos impuestos.

Este jueves el pleno de las Corts aprobará definitivamente la ley de creación de la tasa turística y los tres impuestos incluidos en la norma sobre Cambio Climático.

La agenda medioambiental de la izquierda valenciana, una de las prioridades del Consell que ya en 2019 decretó la emergencia climática, coge así velocidad de crucero a cinco meses de las elecciones autonómicas y municipales. 

Las síndicas de Compromís y del PSPV, Papi Robles y Ana Barceló en las Corts.

Aunque el acuerdo sobre la agilización de las renovables no es posible en este momento y los socios del Botànic tienen un mes para pactar los mecanismos que permitan revertir la situación de retraso que vive la implantación de energía eólica y fotovoltaica, la ley de Cambio Climático y Transición Ecológica y la de la tasa turística serán hoy una realidad. 

La clave de la primera de ellas es que quien contamina paga y para ello se crea una nueva fiscalidad con tres impuestos sobre emisiones de dióxido de carbono que afecta a los vehículos de tracción mecánica, a las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por las actividades económicas y al volumen de vehículos que acceden a determinados establecimientos comerciales implantados dentro de las grandes superficies. Con ese impuesto se crea un fondo para financiar políticas para tratar de frenar el cambio climático.

Robles, Barceló, Lima y Blanes

Sin embargo, ninguno de los cuatro impuestos que se crean van a entrar en vigor antes de las elecciones de 2023. A todos ellos se les aplica una moratoria, de un año en el caso de las pernoctaciones turísticas y hasta 2025 en el caso de los impuestos verdes. De esa forma, el Botànic se evita el desgaste que supone su creación a pocos meses de las elecciones, porque los tres partidos de la oposición rechazan la creación de nuevas figuras tributarias en la C. Valenciana. 

Un comité de expertos

La norma crea además del mencionado fondo, un registro sobre iniciativas contra el cambio climático y un comité de expertos. Y también la Asamblea de la ciudadanía valenciana por el clima, una red de refugios climáticos y el reconocimiento del derecho humano al agua. 

Otro de los acuerdos que ya se anunció hace unas semanas tras un pacto entre PSPV yCompromís es que se bonifican los impuestos a las empresas (especialmente del ámbito de la cerámica) que realicen inversiones para mitigar las emisiones de gases. 

El Botànic valora que las empresas se impliquen porque la mayoría realizan ya estas inversiones que les permitan eludir el pago del impuesto porque el tripartito sostiene que la finalidad de la ley no es recaudatoria, sino bajar las emisiones en la línea de que lo recoge la legislación europea sobre responsabilidad medioambiental.Según la ley se trata de impuestos finalistas y se destinan a nutrir el mencionado Fondo para la Transición Ecológica. 

Los nuevos impuestos se crean porque la Administración necesita recursos con los que hacer frente al cambio climático e impulsar los cambios que recoge la ley.

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La ley se ha aprobó en el Consell con la anterior responsable del departamento de Transición Ecológica, Mireia Mollà, destituida fulminantemente por la vicepresidenta, Aitana Mas, hace un mes. La propia Mollà había presentado esa ley durante los años de la pandemia como un avance en la lucha contra la crisis climática. Entonces ya se planteó que los nuevos impuestos se crean porque la Administración necesita recursos con los que hacer frente al cambio climático e impulsar los cambios que recoge la ley.

La tasa turística será una realidad este jueves tras siete años de debate

El Botànic ya admitía a finales de 2015 que barajaba la posibilidad de implantar este tributo

La primera vez que el Consell admitió la posibilidad de crear una tasa a las pernoctaciones turísticas en la Comunitat Valenciana era octubre de 2015. Se acababan de presentar los primeros presupuestos del Botànic y en el tripartito se admitía abiertamente la posibilidad de explorar un posible punto de acuerdo en el futuro para obtener ingresos por esta vía y mejorar el modelo turístico valenciano con un tributo a quienes pernoctaran en instalaciones turísticas valencianas. La tasa turística entró así en la agenda política valenciana pero el rechazo del sector, al que siempre se ha sumado el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, y que el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, siempre vio inoportuna la creación de este impuesto acabó por devolverla al cajón del que había salida. Podemos llegó a presentar en una rueda de prensa cómo se aplicaría en la Comunitat Valenciana la tasa turística, que existe en numerosas ciudades y fue el partido que en el primer Botànic más presionó en favor de la tasa turística.

Aparcada por la pandemia

Compromís se sumó también a esa reclamación lo que aumentó la presión sobre el socio mayoritario, pero los socialistas echaron balones fuera durante años y la tasa nunca tuvo espacio. La pandemia y el estado de alarma que afectó especialmente al mundo turístico provocando un desplome de ingresos evidenció que no era el momento y la en aquellos años la creación de este impuesto cayó en el olvido. Pero con la recuperación económica y la vuelta a los niveles de ocupación de la pandemia hizo resurgir el debate. Los socios presionaron y el PSPV aceptó sentarse a negociar. Puso dos líneas rojas, una que la tasa se aplicara únicamente por la vía municipal y no se generara un impuesto autonómico y que su puesta en marcha fuera voluntaria. Así se llegó al acuerdo de finales de 2021 que puso las bases de la ley que se aprobará hoy. La oposición insiste en que el impuesto daña las posibilidades turísticas y la norma nace con moratoria de un año. 

La patronal hotelera valenciana ha pedido al PSPV que vote en contra de la ley porque es un impuesto que agrava todavía más la presión fiscal y daña al sector.

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