La última vez que Mónica Oltra apareció en un acto público -al margen de su paso por la Ciudad de la Justicia para declarar en el caso en el que está investigada- fue para anunciar su dimisión de todos sus cargos. Cinco meses después, la que fue vicepresidenta de la Generalitat y líder de Compromís reapareció en un acto público: una conferencia con formato de debate. Lo hizo como protagonista, hablando de desigualdades, cargando contra las oligarquías, el Íbex y la cultura del esfuerzo, calificada como “cultura del entuerto”, con un discurso duro y en el que reivindicó su legado. 

Lo hizo ante los suyos, los más cercanos, los que quisieron mostrar su apoyo con presencia entre el público. Entre estos, su sucesora, Aitana Mas, atenta en segunda fila y recibiendo menciones directas. "Vicepresidenta, muchas gracias por acompañarme", le dijo al comenzar. Mas fue el cargo más destacado de Compromís en el evento. Nadie más allá de representantes de Iniciativa, como el coportavoz del partido, Alberto Ibáñez, y altos cargos de la conselleria que dirigía Oltra. “El equipo que también es mío”, indicó. Las ausencias podrían verse enmendadas mañana, cuando presenta el libro de Enric Nomdedéu.

Un largo aplauso de los presentes precedió su intervención, un recibimiento que emocionó a Oltra. La exdirigente de Compromís eligió Ca Revolta, espacio de referencia de la izquierda valenciana de la que es socia, para su vuelta. La sala estuvo llena, con alrededor de un centenar de personas y aunque jugó en casa y fueron mayoría las voces de reconocimiento a los cambios en el área social, contó también con un reproche sobre su gestión en la conselleria. "Tengo los mismos problemas que en 2011", le criticó una trabajadora social entre el público. "Las cifras la desmienten", respondió Oltra.

Mas arropa a Oltra en su regreso A.G.

Hasta el local del centro de València llegó a pie, junto a su núcleo irreductible en la travesía en el desierto: Ibáñez, el que fue su jefe de gabinete, Miquel Real, y la directora general de Infancia, Rosa Molero. Abrazos, besos y muestras de cariño antes de sentarse y comenzar a hablar. Ya ante los micrófonos y el público presente, Oltra ha demostrado seguir en plena forma pese a la inactividad de cinco meses en la que ha estado alejada de cualquier foco público. Y eso que habló de su etapa política en pasado: "Cuando estaba activa en política partidista...", dijo como si de un tiempo pasado muy anterior se tratara.

Apenas dos hojas abiertas de una libreta de medio folio le sirvieron para hilar un discurso de media hora directo, con un lenguaje cercano al del público lejos del corsé administrativo, entre anécdotas personales, toques de humor, reivindicación de su gestión y críticas al capitalismo, la oligarquía, el Íbex 35 o el “poder mediático”. “El universo mediático está como está”, dijo la exvicepresidenta para justificar que la población no sabe las políticas que se llevan a cabo por la Administración. “Los afectados lo saben, el resto solo se enteran de los problemas”, protestó. 

Su discurso incidió en los que "roban de verdad con guante blanco", que el "capitalismo mata", o que las desigualdades existen "porque son necesarias para que la oligarquía siga siendo oligarquía”. También que el propio entramado administrativo está hecho para frenar la puesta en marcha de políticas progresistas. “Si quieres privatizar, tienes una autopista, pero al contrario, es muy difícil, hay que ser muy perseverante”, señaló. Y añadió: “Luego te critican que eres demasiado perseverante, pero a mí nunca me ha importado, ni a la vicepresidenta tampoco le importa” dijo en un nuevo guiño a Mas. 

Mónica Oltra llega al acto en Ca Revolta Kai FORSTERLING

No fue el único cariño que le dedicó a su sucesora. También le dio la enhorabuena por el convenio firmado para que los centros sociales concertados cobren lo mismo que los públicos. Y le acabó deseando suerte. “Aún no está todo hecho”, le animó. Tampoco se quedó ahí en su repaso a los méritos de su departamento. Elogió la Ley LGTBI como “una de las más avanzadas de España y Europa” , valoró su defensa de los derechos sociales y reivindicó la apuesta por traer el Aquarius. “La decisión salió de un despacho de aquí, no de Moncloa”. 

Y hasta lanzó su crítica sobre la actualidad pese a su alejamiento de la primera línea. Así, cargó contra la ampliación del Puerto de Valencia, de actualidad tras el último informe de aval a su reforma por parte del Ministerio de Transición Ecológica, en manos de los socialistas. "En la ampliación del Puerto, que me ha venido así a la mente, vamos a tirar hormigón, mucho hormigón, mucho hormigón, y eso ¿para qué? ¿qué va a mejorar la vida de la gente que vive aquí?", expresó.