El saber de un buen pronóstico

La aplicación del tiempo en el móvil es imprescindible casi para todos.

La aplicación del tiempo en el móvil es imprescindible casi para todos. / Efe/Yonhap

"Hola, Google: ¿qué tiempo hace?» Nos hemos acostumbrado a tomar decisiones basadas en pronósticos meteorológicos para los próximos tres, cinco o siete días. La aplicación del tiempo en el móvil es imprescindible casi para todos. Las familias planean excursiones para el fin de semana. El grupo de amigos decide a qué destino ir para esquiar y disfrutar de la nieve. Los agricultores protegen sus campos dependiendo si va a nevar, helar o si anuncian lluvias torrenciales. Los servicios de emergencias evacúan pueblos y ciudades que quedarán a merced del viento durante incendio forestal. Las escapadas a la playa dependen mucho de si el cielo estará o no cubierto de nubes, y así, un sinfín de cosas. Todo eso llegamos a hacer gracias a los pronósticos meteorológicos. 

Sin embargo, disponer de pronósticos precisos ha llevado su trabajo. En los primeros intentos de predecir el clima se produjo una ineficaz búsqueda de ciclos sencillos en los datos meteorológicos. Las predicciones que se asemejan a las actuales llegaron más tarde, a partir del 1960, con las predicciones meteorológicas informatizadas. En las décadas siguientes, los modelos han ganado sofisticación, no hay duda, gracias a la incorporación de representaciones matemáticas de otros componentes climáticos tales como los mares, la superficie terrestre y las capas de hielo. De este modo, pueden obtenerse estimaciones más detalladas. 

Ahora la efectividad de los modelos climáticos ha quedado demostrada en muchas ocasiones, sin olvidarnos de que la atmósfera es caótica y que, aunque las tormentas se estén desarrollando en algún lugar, no siempre se puede indicar con precisión total cuándo ni dónde tendrán lugar. En la práctica de la predicción meteorológica moderna, los meteorólogos intentamos predecir de una forma fiable la probabilidad de los fenómenos meteorológicos específicos. Ahora se puede predecir con seguridad el tiempo que durará el impacto de un huracán, de las heladas o de las precipitaciones con unas útiles probabilidades de entre tres y seis días de antelación.