El Gobierno rechaza la mitad de las consultas populares planteadas por la Comunitat Valenciana en 40 años

Con 21 propuestas planteadas desde 1985, el Consejo de Ministros ha aprobado la celebración de 11 votaciones y rechazado otras 10 | La elección de las fiestas o la denominación del municipio, las más comunes

Entrada de Moros y Cristianos en Muro d'Alcoi

Entrada de Moros y Cristianos en Muro d'Alcoi / Ayuntamiento de Muro

Abraham Pérez

Abraham Pérez

"¿Está usted de acuerdo en que las fechas de las fiestas de Moros y Cristianos coincidan con el fin de semana?". Esta es la pregunta que se lanzó a los vecinos de Banyeres de Mariola en 2017 después de que el Gobierno aceptara la celebración de una consulta popular. Entre las opciones, los residentes de esta localidad alicantina debían decidir que dos días del festejo coincidieran "necesariamente con el fin de semana" o "que la entrada sea sábado, San Jorge domingo, Moros y Cristianos lunes y Santo Cristo martes".

El derecho de los ciudadanos a pedir una consulta popular para decidir sobre "asuntos de la competencia propia municipal y de carácter local que sean de especial relevancia para los intereses de los vecinos" es algo que viene recogido en el artículo 18 de la Ley de Bases del Régimen Local de 1985. La última palabra sobre si la votación se celebra o no la tiene el consejo de Ministros, que de las más de 200 solicitudes que han recibido en estos años por parte de pueblos y municipios de toda España, tan solo han aceptado 77.

Decidir el nombre de una calle, cambiar la denominación del municipio o someter a sondeo la instalación de una antena telefónica han sido algunas de las 21 propuestas que los gobiernos locales valencianos han querido plantear a sus vecinos desde 1985. De todas ellas, solo once consultas fueron aceptadas, mientras que otras diez fueron rechazadas por el consejo, convirtiendo así a la valenciana en una de las autonomías que más negativas ha recibido.

La primera consulta popular celebrada en la Comunitat Valenciana tuvo lugar en Carcaixent. En 1986 el gobierno local quería que los vecinos decidieran si se adelantaban las fiestas mayores. En esta ocasión el ejecutivo central aceptó la votación. El sondeo, al que estaban convocados 15.000 vecinos, se celebró un año más tarde y la respuesta popular fue tajante: de 5.600 votos emitidos use registraron 4.095 votos en contra de la propuesta, por lo que el festejo se mantuvo en octubre.

Massamagrell y Alcublas fueron otras localidades que también plantearon cambiar las fechas de sus fiestas para hacerlas coincidir con el fin de semana. O Muro d' Alcoi, el último en registrar una consulta, que en 2022 preguntó a sus vecinos «¿Por dónde quiere que transcurran las entradas mora y cristiana de las fiestas del municipio?». Todas ellas recibieron la aprobación del Gobierno para convocar un sondeo popular.

La convocatoria de este tipo de comicios van más allá de los festejos y algunos municipios han querido que sus residentes decidan en temas relacionados con los presupuestos municipales o la ejecución de infraestructuras. Es el caso de Pinoso, donde las preguntas planteaban la declaración del casco histórico como «ciudad lenta» o a qué entidades sociales se destinaba parte del presupuesto local. En Ibi se consultó sobre la instalación de una zona de esparcimiento canino en el municipio y en Xilxes la pregunta fue «¿Desea Ud. que el Ayuntamiento mantenga la clasificación como suelo urbanizable o revierta su clasificación a suelo rústico?»

El listado de consultas aprobadas lo cierran Quartell, donde se sustituyó el nombre de la calle General Abriat por calle del Sistar; Alfara de l'Algimia, que cambió la denominación del municipio en 2010 por Alfara de la Baronía o Teulada, donde se aprobó también decidir una nueva denominación para el pueblo, aunque nunca de llevó a cabo la votación.

Diez propuestas rechazadas

De todas las propuestas planteadas desde 1985, el consejo de Ministros ha rechazado una decena de consultas, la mitad de las sugeridas por los municipios de la Comunitat Valenciana, convirtiéndola en una de las autonomías con más negativas. El primer municipio en obtener un "no" por respuesta fue Eslida, que en 1987 quería celebrar unos comicios para decidir la ejecución y ubicación de la piscina municipal.

Tampoco se permitió en 1999 que los vecinos de Genovés decidieran si derribar o restaurar la antigua iglesia Virgen de los Dolores ya que esta se encontraba en un avanzado estado de deterioro. Quart de Poblet, Agost, Ondara y Fuenterrobles fueron otras localidades donde la consulta popular no pudo celebrarse para someter a sondeo asuntos tan diversos como la fecha de celebración de las fiestas patronales o la decisión entre el tranvía o el soterramiento de las vías del tren.

Otros temas que se declinaron fueron la construcción de una línea eléctrica de alta tensión en Simat de la Valldigna o la inclusión de Chóvar en el proyecto del Paraje Natural de la Serra d’Espadà. La instalación de una antena de telefonía móvil en Gilet ha sido la última en recibir el carpetazo por parte de la administración central.

Cheste: el circuito que esquivó la consulta popular

Una de los sondeos que jamás llegó a ver la luz tras recibir el carpetazo del Gobierno fue la planteada en 1989 por el gobierno local de Cheste. El socialista Raimundo Tarín, por entonces alcalde del municipio, quería saber la opinión de sus vecinos respecto a la construcción de un circuito de velocidad permanente. El consejo de Ministros rechazó la propuesta y los residentes de esta nunca pudieron pronunciarse sobre la ubicación de un circuito que llevaba años en el imaginario del gobierno de la Generalitat.

De hecho, ya en 1984 el socialista José Antonio Ibar, por entonces director general de deportes del gobierno de Joan Lerma, ya había mantenido reuniones con distintas personalidades del mundo del motociclismo, entre ellos el piloto valenciano Ricardo Tormo, para comprometer la puesta en marcha del proyecto. Apenas un año después de que la propuesta de consulta vecinal recibiera el carpetazo del ejecutivo Lerma ponía la primera piedra del circuito, eso sí, de manera simbólica.

Y es que por entonces la Generalitat Valenciana ya había destinado más de 400 millones de pesetas para expropiar parte del terreno que iba a ser destinado al trazado de la pista de carreras. Tras casi un cuarto de siglo de idas y venidas, finalmente el proyecto veía la luz en 1999, cuando Eduardo Zaplana, por entonces president de la Generalitat, inauguraba lo que hoy se conoce como el circuito Ricardo Tormo.

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