Las lluvias alivian el calvario de los alérgicos pero auguran un final complicado de primavera

La falta sostenida de precipitaciones en las últimas semanas ha empeorado los síntomas al mantenerse más tiempo el polen en el ambiente

Trabajos de poda de plátanos de sombra en una avenida de Xàtiva.

Trabajos de poda de plátanos de sombra en una avenida de Xàtiva. / PERALES IBORRA

No está siendo una primavera fácil para los alérgicos. Las inusuales altas temperaturas que se han venido registrando en las últimas semanas han hecho que las molestias para los alérgicos hayan sido más intensas: el calor ha favorecido la polinización y "la falta de lluvias ha hecho que el polen se haya mantenido más tiempo en el ambiente flotando y que esto haya provocado más molestias", asegura el presidente de la asociación valenciana de Alergología e Inmunología Clínica (Avaic), Juan José Liñana.

"Nosotros no lo vemos en consulta porque son con cita pero sí parece que en general ha aumentado las medicaciones vendidas para aliviar estos síntomas", añade. Las lluvias de esta semana, por contra, le dan la vuelta a la situación. "Las lluvias limpian el ambiente", añade Liñana lo que puede ayudar ahora a aliviar las molestias que sufren los alérgicos.

"A corto plazo la lluvia humedece los pólenes que hay flotando en la atmósfera, aumentando su peso y favoreciendo su depósito en el suelo impidiendo que puedan penetrar en las vías respiratorias, lo cual disminuye los síntomas de los pacientes alérgicos cuando está lloviendo", explica el presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la SEAIC, Juan José Zapata.

Más polen tras las lluvias

Sin embargo este impacto beneficioso en las concentraciones de pólenes tiene una cara B. "Ahora se limpia el ambiente pero las plantas que florezcan ahora o puedan volver a florecer como las gramíneas y el olivo, si se hidratan bien pueden tener otra descarga de polen", añade Liñana. Desde la sociedad española, Zapata confirma este consecuencia negativa de las lluvias. "A largo plazo, la lluvia favorece el crecimiento de todas las plantas, sobre todo las gramíneas, lo que contribuye a un mayor desarrollo y un aumento en la producción de pólenes de gramíneas que se van a dispersar por la atmósfera en su momento de floración, con un aumento de síntomas alérgicos".

Y, precisamente, las gramíneas (plantas entre las que se encuentra el césped) es el polen con más volumen de alérgicos (siete de los ocho millones de personas que se estima en España) y en el litoral mediterráneo está en cabeza junto con las parietarias (la maleza como las ortigas) y la alergia a olivos y cipreses que ha crecido mucho en los últimos años. Precisamente los cipreses fueron los que inauguraron la temporada de alergias en febrero y marzo ya que su polinización es en invierno y no en primavera.

De los cipreses, al plátano de sombra y al olivo

Así, en estaciones de recuento polínico como la del Hospital Clínico de Valencia, tuvieron un pico alto de polen de cipreses en marzo que dio paso en abril a un aumento importante de acumulación de polen de plátanos de sombra (que se utilizan mucho en ciudades en paseos y avenidas) y, desde finales de abril y durante lo que llevamos de mes de mayo, es el polen de olivo el que se está registrando más. En otras estaciones de la asociación valenciana de alergología como la del Hospital Lluís Alcanyís de Xàtiva han sido las especies de parietarias (como las ortigas) las que llevan dando problemas a los alérgicos desde finales de marzo y hasta este mes de mayo.

De cara a junio, Liñana recuerda que aún quedan semanas de alergia al olivo "que se extiende durante todo junio" y que da más problemas en zonas rurales, gramíneas y también parietarias "hasta septiembre", por lo que la temporada aún no se puede dar por terminada.

Más alérgicos por el cambio climático

Desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) advierten de otro fenómeno, igual que en las ciudades se están detectando cada día más alérgicos a las cupresáceas por la mayor utilización de variedades de cipreses en elementos urbanos, cada día va a haber más alérgicos a todo tipo de polen como consecuencia del cambio climático. Y es que cuanto más suben las temperaturas en primavera, más polen producen las plantas y además lo hacen durante más tiempo: "el aumento de temperaturas está adelantando el periodo de polinización y retrasando su finalización, aumentando el periodo de exposición a los pólenes", explica Zapata.

No solo hay más polen en el ambiente y durante más tiempo sino que este es, además, más alergénico es decir provoca una mayor reacción. "Los contaminantes (ambientales como el CO2) actúan sobre las plantas y como no pueden desplazarse, tienen que defenderse y lo hacen modificando su metabolismo y produciendo nuevas proteínas, que aumentan la alergenicidad de los pólenes", añade el experto.