Turismo

20 minutos por consumición: los hosteleros sacan el cronómetro al cliente que "se apalanca"

La Federación de Hostelería dice que es algo completamente residual y que no tenía constancia de ello en Valencia

Los hosteleros rechazan este tipo de medidas, y explican que, por lo general, el consumidor "es consciente de cuánto tiempo puede estar"

Un cartel de un bar de Valencia advierte de que los clientes solo tienen 20 minutos por consumición.

Un cartel de un bar de Valencia advierte de que los clientes solo tienen 20 minutos por consumición. / Levante-EMV

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

"En la terraza 20 minutos por consumición y por persona". Así reza el cartel de un bar de Valencia, que ha decidido sacar el cronómetro contra los clientes que pasan mucho tiempo en una mesa sin consumir nada. Su propietario lo hace harto de consumidores que pueden pasar horas sin pedir nada más que una bebida.

Algunos bares y restaurantes de la capital del Turia han comenzado o se plantean aplicar esta medida, sobre todo las cafeterías donde las personas suelen pasar más tiempo. Ximo Lorenzo es gerente del bar "Clandestí" en el barrio de Benimaclet, explica que ya lo hizo pero no funcionó. "Este es un sitio económico y donde teníamos juegos de mesa para que la gente jugara, pero yo he llegado a ver personas que llegaban a las 6 de la tarde, se quedaban hasta las 12 de la noche y solo pedían una coca cola. Eso no es rentable", explica Lorenzo.

Decidió poner un cartel explicando que, si se usaba uno de los juegos de mesa había que consumir cada 40 minutos. "La gente no hizo caso así que hubo que tomar otras medidas, como limitar los vasos para bebidas compartidas o dejar de lado la idea de los juegos de mesa. Así que al final pagaron justos por pecadores, pero cada vez pasaba más y no era rentable", cuenta Ximo.

Una calle del centro de Valencia repleta de turistas.

Una calle del centro de Valencia repleta de turistas. / Germán Caballero

Su bar es un sitio donde se reune la gente joven del barrio y que se suele llenar por las noches, por eso pide un poco de conciencia a los consumidores. "En general la gente sí que tiene sentido común y pide varias bebidas si está mucho rato, pero los días en los que traíamos música en directo me ha ocurrido que algunas personas entraban a ver el concierto y no consumian nada, así que tuve que poner un cartel de consumición obligatoria", cuenta.

Al final, no llegó a poner límite pero sí que tuvo que cambiar algunas cosas del local para evitar este tipo de situaciones, como limitar las actuaciones en directo. "Estas dando opciones de ocio diferentes y ves que la gente no responde, al final tienes un local para ganar dinero y no para perderlo. Lo fundamental es que la gente tenga más responsabilidad y sepa que si va a un bar tiene que consumir", cuenta.

Situación residual

La Federación Valenciana de Hostelería explica que situaciones como la de colgar un cartel poniendo un límite de tiempo son completamente residuales, y que no tienen constancia de ellas. "No es una práctica representativa del sector, más bien algo anecdótico", explican.

Varios consumidores en un bar del centro de Valencia.

Varios consumidores en un bar del centro de Valencia. / Germán Caballero

Pese a todo, remarcan que este tipo de prácticas en bares y restaurantes son legales "está dentro de la decisión empresarial de cada establecimiento, siempre que lo publiciten de forma que el cliente sea conocedor", asegura la Federación.

Laura trabaja de camarera en un local céntrico de València, y explica que le parecería bien aplicar esta medida. "Veinte minutos es poco, igual 40 sería más adecuado". Trabaja en una cafetería, donde es más común que la gente se acomode y aparezca este problema. "Algunos clientes deberían tener más conciencia de esto, sobre todo cuando el bar está lleno y hay gente esperando", explica.

Aunque todo depende del local y su clientela. Alejandro Muñoz, del restaurante Chikito, dice que nunca ha vivido ese problema ni se ha planteado medidas. "Aquí la gente viene de paso, toma algo y se va. Si no hay mucha gente en el bar no nos importa que estén mucho tiempo, y cuando está lleno lo normal es que el propio cliente se de cuenta. La gente es consciente de este tema", explica Muñoz.

Mover a los clientes

David, un trabajador de la Rollerie, en pleno centro de València, dice que se encuentran todos los días con esas situaciones, pero que ellos han diseñado otros métodos más amables para conseguir "mover a los clientes". "Cuando vemos que hay algunos consumidores que se apalancan normalmente mandamos a un camarero para que los mueva. Poner un cartel es algo muy agresivo, no creo que nadie quisiera entrar si pusiéramos eso en la puerta. Pero sí que nos acercamos, les preguntamos si desean algo más y si les sacamos la cuenta. Así conseguimos que dejen la mesa sin tampoco importunar", explica el hostelero.

Bares abarrotados en el centro de Valencia en agosto.

Bares abarrotados en el centro de Valencia en agosto. / Germán Caballero

Medrado Crespo, del restaurante Vedella, opina que "es preferible que le cliente esté el tiempo que quiera, porque lo bueno se expande muy lento pero lo malo muy rápido". En su día a día tampoco ha tenido que vivir este problema "la gente es consciente por lo general de esto, sobre todo ahora en verano si hay gente esperando de pie", explica.

La clave para Crespo es "que nosotros tratamos de ponernos siempre en el lugar del cliente. A mi no me gustaría que me estuvieran presionando todo el tiempo". En su caso, piensa que la gente está educada y es consciente de estas situaciones.

Se trata de una realidad que se vive sobre todo en cafeterías y bares. En restaurantes como el de Melisa, esa realidad no se vive a la hora de comer. "No hemos tenido ningún problema, cuando vienen los clientes cada uno puede estar el tiempo que le parezca, y la mayoría son conscientes y toman algo razonable. Ni nos habíamos planteado el problema", cuenta.