"No nos queda nada, todo el pueblo está quemado y eso es lo más triste de todo"

Vecinos de Ador desalojados explican los momentos complicados que han pasado durante la noche y cómo se ha llevado a cabo el dispositivo

La preocupación aumenta entre los propietarios de las urbanizaciones, que no conocen el estado de sus viviendas

Un hombre carga las maletas en su coche para marcharse de Ador

Un hombre carga las maletas en su coche para marcharse de Ador / Miguel Angel Montesinos

A la salida de Ador, en la carretera que une este municipio con Villalonga, Agustí Fuster mira hacia el horizonte, concretamente en dirección al punto donde se encuentra la casa en la que vive en la urbanización Montecorona, que fue desalojada la tarde del jueves por el incendio que se inició en Montitxelvo. Han pasado algo más de dos horas desde que los servicios de emergencias decretaban la evacuación de la zona oeste del casco urbano, la más próxima al fuego, y es el único punto del municipio donde hay gente, la gran mayoría con mascarilla.

En los ojos de Fuster se adivina la preocupación. Habla con varios agentes de la Guardia Civil, que cortan el paso a todos los vehículos que no sean autorizados a transitar por esa vía, para tratar de conocer la situación de la zon en la que la tarde anterior había dejado toda su vida. El humo lo inunda absolutamente todo en la montaña, como también en el casco urbano. "Estoy preocupado. El hecho de no saber nada sobre la casa, si le ha pasado algo o no, es casi peor que tener información porque te hace imaginarte lo peor", explica a Levante-EMV.

Es una más de más de 850 personas de esta y otras localidades que llevan casi 24 horas en vela, preocupadas por la evolución de un incendio al que el viento hace del todo imprevisible y de lo que pueda ocurrirle a sus viviendas. En el casco urbano de Ador, totalmente tomado por el humo, se va imponiendo el silencio. Sus calles desiertas recuerdan al confinamiento de la pandemia, con negocios y casas cerradas. Sobre las 9.30 horas, los equipos de emergencia decretaban la evacuación de las viviendas ubicadas a la zona oeste, la más próxima al incendio, mientras que para el resto de la población se pedía el confinamiento, es decir, quedarse en casa con las ventanas cerradas. Esta medida afectaba a alrededor de 200 personas, según explicaban desde el propio ayuntamiento.

Las calles se fueron vaciando a medida que pasaban los minutos. Tras la orden, se podían ver algunas carreras y caras de preocupación entre quienes se preparaban para marcharse. Aunque la única zona que debía desalojarse obligatoriamente era la más próxima a la zona del fuego, ha habido muchos vecinos y vecinas que no han dudado en dejar el municipio. Una mujer, con el coche listo para salir, busca a su mascota, un gato, junto al ayuntamiento, mientras otra, Alba Torres, carga las maletas sin tener muy claro el rumbo que va a tomar: "Ha sido todo muy imprevisto. Ahora nos vamos a Teulada a por otra amiga que vive también aquí en Ador pero luego no sabemos dónde iremos". Un joven que salía de su casa junto a su familia se preguntaba si el ayuntamiento había puesto algún recurso para poder alojar al vecindario que no tenía alternativa, que ciertamente era más bien poco.

Ferran Ferrer, gerente de una peluquería en la localidad, se veía obligado a cerrar y cancelar todas las citas que tenía para el día de hoy. En su caso tiene la suerte de que tanto él como sus hermanos y sus padres tenían viviendas en las que quedarse y llevaron a cabo un desalojo "tranquilo", como reconocía a ete periódico cuando iba a subir al coche. Sin embargo, lamentaba profundamente el "desastre" y señalaba que "no queda nada, el pueblo está quemado y eso es lo más triste de todo".

Verónica, por su parte, señalaba que había sido una noche "complicada" y que el aviso del desalojo había pillado a algunas familias regresando a sus casas tras dejar a los niños y las niñas en el colegio, que se encuentra en el término municipal de Palma de Gandia, pegado a Ador. Carmen, otra vecina que ha sido evacuada, sale de su casa con el coche junto a su gato, que maulla nervioso en el asiento del acompañante. Explica que "hemos pasado una noche fatal, todo el rato en el sofá, mirando si bajaba el fuego a la zona de las viviendas", señalaba.

Todos destacan la buena actuación por parte de las autoridades a la hora de dar los avisos para el desalojo y también la coordinación de los servicios de emergencia en el dispositivo para la evacuación de los municipios.

Además de Ador, otros municipios a los que ha afectado el fuego como la Font d'en Carròs y Potries también quedaron confinados. El alcalde de la Font, Pablo Puig, informaba de la suspensión de las clases. "Veinte minutos después de que empezarán se ha llamado a las familias para que vineran a sacar al alumnado del centro", indicaba. El primer edil de Potries, Sergi Vidal, por su parte, se mostraba visiblemente enfadado con el hecho de que la Conslleria de Justicia no haya renovado al personal de refuerzo del cuerpo de bomberos forestales, que dependen de la Generalitat. El contrato acababa hace escasos días, el pasado 31 de octubre.

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