Las plantas valencianas triplican en una década el volumen de la desalación

Las ocho instalaciones pasan de los 30 hectómetros cúbicos de 2015 a los 99,83 de 2022 aunque solo suponen el 47,42 % de su capacidad

Un operario dentro de la planta desaladora de Sagunt, ayer lunes.

Un operario dentro de la planta desaladora de Sagunt, ayer lunes. / D.TORTAJADA

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

La Comunitat Valenciana ha triplicado el volumen de agua desalinizada en la última década. Si en 2011 apenas se alcanzaba el hectómetro cúbico, en 2015 ya eran 30 y el salto cualitativo se dió en 2019, cuando se superaron los 100 hectómetros cúbicos. Pese a ello, los 99,83 h3 del ejercicio 2022 solo suponen un 47,42 % de la capacidad total del recurso marino que puede ser tratado en las ocho plantas desaladoras instaladas a lo largo de todo el litoral valenciano. Un total de 189,48 hm3.

Cinco de las instalaciones son de la empresa pública Acuamed, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se trata de Mutxamel, Torrevieja, Oropesa, Moncofar y Sagunt. Las restantes, Alicante I, Alicante II y Xàbia, son gestionadas respectivamente por la Mancomunidad Canales del Taibilla y Aguas Municipales de Jávea, aunque está ultima la ha venido explotando Acciona a través de una concesión que finalizaba precisamente en 2024.

La de Torrevieja continúa siendo a día de hoy la que destaca por su mayor producción, con 55,39 hectómetros cúbicos derivados para el riego y otros 8,54 para el abastecimiento humano, según los datos de 2022 a los que ha tenido acceso Levante-EMV. El Gobierno ya proyectaba en 2022 una partida de 127,5 millones para aumentar un 25 % la capacidad de desalinización en todo el sureste con ampliaciones en cinco de las principales infraestructuras de Acuamed entre Andalucía, Comunitat Valenciana y Murcia. Así, Torrevieja pasaría de los 80 hectómetros cúbicos actuales a los 120 en un futuro.

Volumen de agua desalada

Volumen de agua desalada / Levante-EMV

La sobreexplotación de algunos acuíferos en la franja costera ha obligado a apostar por este tipo de alternativas para la obtención de recursos no convencionales. La valenciana se sitúa entre las autonomías punteras en este tipo de apuestas, al igual que con el uso de las aguas regeneradas en las estaciones depuradoras de la Epsar.

El impacto ambiental

La vía de la desalinización no está exenta de críticas por parte de los colectivos ambientalistas, que reclaman que la salmuera resultante de retirar la sal antes de ser eliminados en el medio marino. De cada cien litros extraídos del mar, solo cuarenta y cinco acaban siendo aptos para uso humano. El resto, que se devuelve al mar, pueden afectar a los ecosistemas litorales si no son tratados de forma adecuada como advierten periódicamente los grupos ambientalistas.

La salmuera puede ser especialmente perjudicial para la Posidonia mediterránea (Posidonia oceanica). Se trata de una especie vital, porque frena la erosión de las playas durante los temporales cada vez más extremos y ayuda a mantener el equilibrio biológico en las aguas. De ahí la insistencia del president Carlos Mazón de que desde el departamento de la ministra Teresa Ribera se le garantice por escrito la afección que puede tener en la costa. Todo ello con informes técnicos, tal como ha venido subrayando desde que trascendieran los planes del Gobierno para paliar la sequía que afecta a Cataluña a través del envío de agua desalada por barco desde la planta de Sagunt.

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