Valencia regresa al kilómetro 0

Mazón y Catalá refuerzan el eje de poder Valencia-Madrid que hoy se inaugura simbólicamente con una ‘mascletà’ en la capital frente a la estrategia de Puig del federalismo y la España de la periferia

II Cumbre empresarial Comunidad de Madrid-Valencia

II Cumbre empresarial Comunidad de Madrid-Valencia / Fernando Bustamante

José Luis García Nieves

José Luis García Nieves

Cuenta la leyenda que la puerta de la muralla histórica de Madrid, donde hoy se asienta la emblemática plaza de Sol, recibe su nombre de la orientación que tenía. Miraba al este, hacia el horizonte desde donde amanecía. De ahí viene su nombre. Como en el sistema solar, el centro radial de las comunicaciones en España nunca ha dejado de ejercer su fuerza gravitatoria sobre la C. Valenciana. A veces con atracción, otras con rechazo.

Este, de hecho, es uno de los grandes cambios que trajo el pasado 28 de mayo. No parece casual que el estreno en el ruedo ibérico de Carlos Mazón fuera precisamente una cumbre con Isabel Díaz Ayuso. Tampoco que María José Catalá, tras firmar un acuerdo de colaboración con el ayuntamiento de la capital, estrene hoy de manera ruidosa esa alianza con una ‘mascletà’ en Madrid.

Es un cambio de rumbo. Durante el Botànic, tanto Ximo Puig como Compromís buscaron la visibilidad valenciana en España desde la periferia, incluso desde la confrontación con Madrid. Joan Ribó, de manera más discreta, con alianzas y encuentros con otras ‘ciudades del cambio’, como la Barcelona de Ada Colau o la Zaragoza de Pedro Santiesteve. En el caso de Puig, el discurso crítico con el centralismo atravesó todo su mandato. Manejó como munición académica y estadística un informe encargado desde Presidència al IVIE que ponía números a la concentración de sedes, influencia e inversiones públicas que privilegia a la Comunidad de Madrid y cuantificaba el ‘efecto capitalidad’.

AVE: España circular

Los empresarios, desde otros foros y otras coordenadas, coincidieron en ese alineamiento. La campaña Quiero Corredor, impulsada por la asociación encabezada por Vicente Boluda y Juan Roig (AVE), logró en estos 8 años cargarse de razones en defensa de una ‘España circular’ como complemento a la ‘España radial’. También la CEV de Salvador Navarro protagonizó encuentros simbólicos, como el que reunió en Zaragoza en 2021 a los empresarios de los territorios de la antigua Corona de Aragón y que sirvió para reivindicar como estratégico el eje Mediterráneo-Cantábrico, además del Mediterráneo.

¿Qué pretendía el Botànic? «Un proyecto federal para unir de verdad este país, para sacar del apagón informativo y emocional tantos territorios olvidados. En medio del ping pong Cataluña-Madrid, Valencia fue la voz de aquella idea de España policéntrica», dice un alto cargo de aquella administración.

Eso ha cambiado hoy. Veinte años después del ‘Eje de la Prosperidad’ puesto en marcha por Camps, Aguirre y Matas, regresa un eje de poder Madrid-Valencia. «No era lógico que hubiese ataques del Botànic a Madrid; generalmente se acentuaban cuando bajaba impuestos o conseguía nuevos proyectos para su comunidad. Para el PP bajar impuestos no es motivo de discusión, sino de apoyo», explica el secretario general del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca.

El número dos del PP da otra clave de la relación retomada: la búsqueda de influencia en España no ‘contra’ Madrid sino ‘a través de’ Madrid. Desde el alineamiento de intereses, y no desde el enfrentamiento. «La conexión con Madrid es buena para reivindicar inversiones estratégicas como infraestructuras ferroviarias o el puerto de Valencia. Sin olvidar la importancia del turismo madrileño», asegura.

«La Comunitat Valenciana, con ‘trellat’, puede ser puente entre territorios enfrentados»

Agnès Noguera

— Consejera delegada de Libertas 7

Boira: Madrid ya es corredor

Ciertamente, el contexto de fondo en las relaciones Madrid-Valencia no es el de 2004. Josep Vicent Boira, comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo, recuerda un dato importante. En 2021, Bruselas modificó los corredores ferroviarios europeos. De repente, el corredor Madrid-Valencia y el Sagunt-Teruel-Zaragoza quedaron integrados en el corredor mediterráneo. De manera simbólica, Europa ha integrado en un mapa las dos visiones de país que las fuerzas dominantes de la política valenciana han tenido como referencia.

«Es un cambio sustancial porque el proyecto del Eje de la Prosperidad (2004) pretendía contrarrestar la idea de un eje mediterráneo potente. Ahora, la conexión Valencia-Madrid forma parte del corredor mediterráneo. Es muy importante desde el punto de vista estratégico y de la España en red. Los tiempos han cambio mucho», reflexiona el geógrafo valenciano.

Hubo un tiempo en que la articulación del eje mediterráneo no solo no era prioritaria, sino que tampoco era deseable. Aznar lo explica en sus memorias: «Cambiar el signo político del Levante español representaba para el centroderecha un gran reto y conseguirlo fue una operación histórica que suponía un valioso factor de equilibrio general en España. El vínculo entre Madrid y Valencia generaría por razones de cercanía geográfica sinergias muy importantes en la C. Valenciana, que contribuirían a fortalecer en esta una posición propia frente al expansionismo del nacionalismo radical desde Cataluña y desde la propia Valencia». Así, el Gobierno de Aznar frenó la inclusión del corredor mediterráneo en los ejes prioritarios para Bruselas.

Han passat anys, molts anys, han passat moltes coses, escribió el centenario Vicent Andrés Estellés. En 2004 ni siquiera existía el lobby empresarial valenciano en la capital Conexus, ni la alta velocidad Madrid-Valencia. Llegaron en 2010. Hoy, las relaciones económicas Madrid-Valencia son estratégicas, con el puerto como clave.

Relaciones políticas «en red»

«En estos momentos, 14 proyectos que el Gobierno tiene en marcha asociados al corredor mediterráneo tienen una repercusión directa y beneficiosa en el tráfico entre Madrid y Valencia. Estamos avanzando hacia un territorio en red, una malla de infraestructuras que debería de conformar una malla también de relaciones políticas. No entiendo las posiciones políticas de hablar con unos y no otros. Estamos avanzando en una España de sinergias», sostiene Boira.

«Avanzamos a un territorio en red que debería conformar también una malla de relaciones políticas»

Josep Vicent Boira

— Comisionado del Corredor Mediterráneo

Y añade: «Las relaciones comerciales y de transporte por carretera con Cataluña continúan siendo muy fuertes. No hay una sustitución, hay una complementariedad de visiones y de relaciones comerciales en la cual la economía valenciana no ha de escoger entre una u otra. Hoy, que el corredor es fuerte y estratégico, no tiene sentido ver con reparos que se desarrollen estas relaciones entre Madrid y el puerto de Valencia, porque el puerto de Barcelona, legítimamente, también aspira a tener esta relación y desde hace tiempo, como recuerda el proyecto Clyma [una conexión entre Madrid y los puertos de Barcelona y Tarragona para llegar a Europa, al margen de Valencia]».

Ximo Puig con Pere Aragonès, en el Palau en 2021.

Ximo Puig con Pere Aragonès, en el Palau en 2021. / Miguel Angel Montesinos

Noguera: «Liderazgo tranquilo»

En este contexto: ¿Qué papel interesaría jugar a la C. Valenciana? Agnès Noguera (Libertas 7), una de las mayores empresarias valencianas, señala: «La C. Valenciana ocupa una posición privilegiada en el contexto español. Hemos superado problemas reputacionales y grandes empresas han elegido instalarse. Hemos desarrollado, sobre todo desde el punto de vista empresarial, relaciones potentes tanto con Madrid como con Cataluña. Quiero Corredor es un buen ejemplo de este liderazgo tranquilo». 

Y concluye sobre el momento valenciano: «Nuestra posición territorial y nuestra forma de ver el mundo nos ofrece la oportunidad para contribuir eficazmente al despegue de España, sirviendo (con trellat) de puente entre otros territorios enfrentados entre sí. Aprovechemos nuestras cualidades y esta oportunidad para trabajar en nuestro interés».

El papel de Cataluña

Está por ver qué rol juega Cataluña en el juego de poder que pretende desplegar Presidència de la Generalitat. De momento, las relaciones son inexistentes en el plano institucional. Carlos Mazón tiene prevista una visita en marzo a Barcelona para intentar captar inversiones y atraer empresas catalanas. La gran patronal catalana Foment del Treball ejercerá de anfitriona, pero no está previsto un encuentro entre Mazón y Pere Aragonès, aunque este «será informado de la presencia» del homólogo valenciano en la ciudad. En el Palau molestó la falta de cortesía del president catalán al no informar de su visita a València el pasado mes de octubre a los históricos Premis Octubre que promueve Eliseu Climent. Tampoco ha gustado que Aragonès no haya tenido una palabra de agradecimiento tras la decisión de enviar en junio buques de agua desde la desaladora de Sagunt a Cataluña si persiste la carencia. Las relaciones con el Govern catalán no fueron mucho más fluidas durante la etapa de Ximo Puig. Sí en la fase previa al ‘procés’, cuando se celebró una amplia visita institucional a València, con Carles Puigdemont a la cabeza y una larga nómina de diputados catalanes de distintos partidos. Después, con el ‘procés’ marcando el paso de la política, todo cambió: Puig mantuvo una constante mala relación con Quim Torra. Con Aragonès se restableció la relación formal, aunque con prevenciones, a partir de una agenda compartida de asuntos clave, como el corredor mediterráneo o la financiación. 

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