El centro de salud mental de Bétera lleva ya un año con el doble de pacientes

El Botànic prometió actualizar las ratios con el decreto de tipologías, ahora paralizado

Mónica Ros. valència

El Consell ha anunciado un Plan Valenciano de Salud Mental y Adicciones que será una realidad en 2027 (o esa es la previsión), pero lo cierto es que la red actual es mínima. De hecho, el Centro Específico de Enfermos Mentales de Bétera (CEEM), ubicado en el que fue el antiguo psiquiátrico, lleva un año lanzando un SOS permanente. Así lo aseguran desde la plantilla de una dotación que tiene personal asignado para cuarenta pacientes, frente a los ochenta actuales.

«El problema principal es que tenemos personal asignado como si fuéramos un único CEEM, pero somos dos. Hay dos pabellones pero personal asignado como si fuéramos uno. Y estamos desbordados», señalan los trabajadores. «Hace demasiado tiempo que no podemos más y la plantilla precisa de una actualización que no llega», explican a Levante-EMV los trabajadores.

El CEEM de Bétera es un centro público de gestión privada y su licitación debería haberse publicado en 2017, pero no fue así. Por eso la plantilla es insuficiente. En 2022, el Botànic sacó pecho y anunció el CEEM de Bètera como el primer centro público para enfermos mentales crónicos de la provincia de Valencia, en dos módulos del antiguo psiquiátrico de Bétera, con capacidad para 40 personas y 67 profesionales de la salud mental.

Campaña de protestas

De esta forma anunció la reversión del centro al sistema público, algo que no pasó con quien anunció la medida ni está previsto que ocurra tras el cambio del gobierno. «Contamos como un CEEM cuando en realidad somos dos. No es lo mismo una plantilla de 67 profesionales para atender a 40 personas que los mismos 67 para 80. No podemos dar el servicio que toca y a nadie parece importarle», añaden los trabajadores.

Hace ahora un año, la plantilla empezó una campaña de protestas para denunciar la situación de la mano de sindicatos y del comité de empresa de la firma privada que gestiona el servicio.

La entonces conselleria que lideraba Aitana Más tomó nota, anunció la reversión del centro al sistema público y aseguró que el decreto de tipologías sería la herramienta para ajustar las plantillas a las ratios. Este documento tenía por objeto poner el orden las ratios, el número de profesionales, las características de cada centro, el perfil de los profesionales... Sin embargo, el decreto de tipologías pasó a la historia con el Botànic y la llegada de la nueva Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda.

Los trabajadores se preguntan ahora cuál es la solución ante un problema que persiste y que implica «un asunto tan delicado como la atención a la salud mental que, en teoría está en boca de todos y en la práctica es un verdadero desastre. Hablamos de personas vulnerables y estamos al borde del colapso». Por ello, la plantilla estudia movilizaciones para hacer visible esta problemática.

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