Quedan tan solo tres días para el pleno de investidura y PSPV y Compromís ya se ven obligados a acercar posturas para llegar a un acuerdo si no quieren ver al final como alcaldesa a la candidata del PP, Reme Mazzolari. En esa tesitura y a sabiendas que el principal motivo de disputa entre ambas formaciones se encuentra en la alcaldía, el socialista Manolo Civera ofreció ayer un acuerdo por el que ambos partidos se repartirían la vara de mando durante la próxima legislatura: los dos primeros años y medio para el propio Civera y el último año y medio para el alcaldable de Compromís, Joanma Miguel.

Los responsables de la coalición de izquierdas mantuvieron ayer una asamblea para tratar sobre esta propuesta. Al cierre de esta edición el cónclave no había terminado, aunque fuentes de la propia formación indicaron a este diario que no tenían intención de tomar una decisión definitiva durante la jornada de ayer.

Según fuentes directas de las negociaciones entre ambos partidos, a inicios de esta semana ya había una sintonía manifiesta para conformar un equipo de gobierno conjunto que diera continuidad al trabajo de los dos últimos años, en los que ya han compartido ejecutiva en la capital del Camp de Túria. Incluso ya se habría hablado de la configuración de las concejalías y de los objetivos a cumplir. Sin embargo, quedaba un último escollo por superar: Compromís quería la alcaldía.

Durante los últimos cuatro años la vara de mando la ostentó el socialista Manolo Civera, merced a los ocho regidores obtenidos en 2015 por los cinco de Compromís. Sin embargo, los últimos comicios han igualado los guarismos: el PSPV ha caído a seis concejales por los cinco que ha mantenido la coalición valencianista, una nueva situación que ha querido hacer valer la candidatura de Joanma Miguel. Inicialmente Compromís habría reclamado la alcaldía para los cuatro años de legislatura, ante lo que el PSPV realizó una contraoferta ayer: dos y medio para Civera y el último uno y medio para Miguel.

Preguntado por esta propuesta por este diario, Civera apeló a «la necesidad de mantener un gobierno progresista en Llíria». «Es muy importante», insistió. Asimismo, insistió en la «excepcionalidad de la oferta dentro de los acuerdos de las direcciones de los partidos que decían que la alcaldía fuera para el más votado».

En caso de que finalmente no hubiere acuerdo, el PP, con nueve regidores, se haría con la alcaldía de la mano de Reme Mazzolari.