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Una segunda vida al Monasterio de Sant Miquel

El arte busca su sitio en Llíria

El consistorio está interesado en convertir el monasterio Sant Miquel en un museo y una hospedería El arzobispado no se ha manifestado al respecto

El arte busca su sitio en Llíria

En Llíria no quedan espacios lo suficientemente grandes como para acoger la extensa obra del pintor y escritor José Manaut. Tampoco la del escultor Silvestre de Edeta. Nada que pueda dar cabida a dos artistas internacionales nacidos en Llíria y cuya obra, o una parte, debe descansar aquí. El consistorio ha entablado conversaciones con empresarios para buscar alternativas, pero de todas ellas, subyace solo una: el monasterio de Sant Miquel, que custodia la ciudad desde el siglo XII.

Sin embargo, el principal escollo es la titularidad. El propietario del monasterio de Sant Miquel es el Arzobispado de València, que todavía no se ha manifestado respecto a esta nueva vida que podría tener el enclave. Solo la iglesia se mantiene en buen estado, pero el convento donde otrora residieron las monjas está abandonado. La Cofradía de Sant Miquel mantiene la zona en buen estado.

En el Ayuntamiento de Llíria, su alcalde, Manolo Civera, ha mantenido conversaciones con el Arzobispado y asegura que hay voluntad de llegar a un acuerdo sobre el uso del espacio. Sin embargo, reconoce no haber avanzado hacia ningún punto en concreto sobre este enclave que es todo un símbolo para Llíria: se trata del origen de Edeta, con los restos en la ladera del antiguo poblado ibérico, que a día de hoy es visitable.

La intención es verter este espacio hacia el turismo. Según Civera, turismo y cultura podrían ir de la mano aquí, con una gran sala de exposición con obras del pintor edetano José Manaut, discípulo de Joaquín Sorolla y el escultor Silvestre de Edeta y una hospedería para los turistas que visiten Llíria.

«En la Universidad Carlos III de Madrid, Manaut es un icono y guardan una extensa recopilación de obras y cuadernos de guerra del artista. Queremos que la obra venga aquí, su ciudad, como la de Silvestre, autor de la fuente de la Plaza de la Virgen en València y nadie sabe que nació aquí», explica el alcalde.

«Tanto Manaut como Silvestre organizaron en Llíria la acogida de niños de la guerra huérfanos que trajeron de Madrid. Les enseñaron a dibujar para expresar lo vivido y organizaban colonias escolares con ellos», señala. «Su categoría humana era increíble», resalta.

La hija de Manaut, Stella, está por la labor de ejecutar esta idea. Con escasos fondos mantiene la Col·leció Manaut en el centro de València y reconoce que la obra de su padre «daría para dos museos más». «Dibujó y escribió mientras estuvo preso. Es el único documento tan amplio que existe sobre cómo eran las cárceles franquistas. Hay 300 dibujos de políticos, delincuentes, criminales... de todos con los que compartió celda. Es un testimonio de cómo vivían, dormían y comían en Porlier y Carabanchel», explica Stella.

Para ella, la figura de su padre está infravalorada en València: «Antes, todavía, pero con un gobierno progresista como ahora, no se entiende».

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