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La planta curativa ‘Aristolochia’ ya crece en el Túria y evita su extinción

Se utiliza desde la Edad Media como antiséptico

Uno de los operarios y técnicos del CIEF controlando la plantación de ‘Aristolochia’ en las riberas del Túria en Vilamarxant. | LEVANTE-EMV

En los 23.255 kilómetros cuadrados que tiene la Comunitat Valenciana, hay una planta que solo crecía en un punto muy concreto del Parque Natural de Torreblanca-Cabanes, en la playa del Quartell Vell. Es la Aristolochia clematitis, también conocida como clematítide, una especie que se encuentra dentro del Catálogo Valenciano de Especies de Flora Amenazada y por eso, el Centro de Investigación y Experimentación Forestal (CIEF) de la Conselleria de Agricultura, se puso manos a la obra en su reintroducción. En realidad, el término más técnico, como señala Pablo Ferrer, responsable del departamento de Vida Silvestre y Red Natura 2000, es «translocación para la conservación».

Los trabajos comenzaron en 2014 y ahora se da por exitosa su reintroducción. «Es el segundo núcleo que hay en la Comunitat, el primero de forma natural y este segundo lo hemos creado a partir de la multiplicación vegetativa, recogida del centro natural y tratadas en el CIEF con un equipo que se ha ocupado de su reproducción», explica Ferrer.

Se trata de una especie cultivada desde la Edad Media, según se ha podido saber. Tiene un elevado poder curativo por sus propiedades medicinales. Como infusión, al verterla sobre agua hirviendo, se usa para desinfectar heridas y úlceras, pero también se ha empleado para los trastornos y desórdenes en la menstruación. En siglos pasados llegó a utilizarse hasta como método abortivo, sin ningún tipo de control.

Precisamente por sus propiedades desinfectantes, era común recurrir a esta planta tras la mordedura de una serpiente. Según Ferrer, «posiblemente estos testimonios sobre sus usos sean la razón por la que aún quedan ejemplares en Cabanes y también en las Baleares, ya que la especie ha tenido mucho interés general».

Tras su temprano cultivo en el centro, una vez los ejemplares se hicieron adultos se introdujeron en Vilamarxant, en las riberas del Túria, próximas al río. En Cabanes, la población natural vive en el litoral, con vientos marítimos.

En el Camp de Túria, Ferrer explica que se han adaptado muy bien porque han medrado, han crecido y han producido flores y frutos. «Sobre todo han aumentado el número poblacional respecto a las que nosotros plantamos, han triplicado los ejemplares», señala.

Esto es «un éxito» porque se puede afirmar que se amplía la distribución de la planta en el territorio con un nuevo núcleo poblacional en un entorno protegido. Ahora bien, como especie en riesgo de extinción, está totalmente prohibido cogerla.

Sin semillas, solo rizoma

Una de las desventajas de esta especie es que no produce una gran cantidad de semillas, por lo que prácticamente toda la producción, el 99,9%, se hace a partir de la división de rizomas (las raíces), por lo que es un proceso lento. Los técnicos del CIEF no terminan aquí el trabajo, ya que ahora deben realizar un seguimiento sobre su evolución en este entorno, que ha financiado los Fondos Feader, aunque, por ahora, se da por consolidada.

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