Riba-roja, la expansión urbana más allá del área metropolitana

Su posición geográfica estratégica ha convertido a este municipio del Camp de Túria en un lugar para la inversión industrial, que acarrea el desplazamiento poblacional que se materializa en dato: desde 1991 su censo ha crecido en un 58%

Riba-roja de Túria, con el río que discurre junto al casco urbano.

Riba-roja de Túria, con el río que discurre junto al casco urbano. / Fernando Bustamante

Amparo Soria

Amparo Soria

El jueves, tres municipios valencianos recogieron un galardón en Sagunt, una de las localidades premiadas. Algemesí y Riba-roja de Túria eran las otras dos. En esta ocasión recogieron el reconocimiento como ‘Ciudad de la Ciencia y la Innovación’, entregado por el Ministerio del mismo nombre. Es el enésimo reconocimiento que recibe esta localidad del Camp de Túria tras ser designada como Destino Turístico Inteligente por la Generalitat, pero ha sido reconocida también por la Federación Española de Municipios y Provincias por el programa de contratación pública implementado en el consistorio. Se puede decir que en los últimos años Riba-rojaha vivido un despertar similar a lo que sucedió a sus vecinas Bétera, l'Eliana y la Pobla de Vallbona, destinos habitacionales en las últimas décadas para aquellos que querían vivir fuera de la gran ciudad. Riba-roja ha seguido por ese camino con una diferencia: un sector industrial que no deja de crecer y es el motor económico, pero también social, que no deja de atraer a nuevos habitantes. Hay más: un metro que en los próximos años llegará al mismo casco urbano -ya pasa por las urbanizaciones-, unas zonas verdes que no dejan de crecer en torno al río Túria que bordea el municipio, accesos por carretera que la conectan con la capital en 20 minutos y una oferta educativa pública y de todos lo ámbitos que son el segundo motor; el social.

Los datos están ahí. El padrón del INE recoge que en 1991 había 9.778 personas censadas en Riba-roja. A 1 de enero de 2023, la población era de 23.555 personas, un 58 % más. Se ha duplicado la población y lo hace, sobre todo, gracias a la proliferación de chalés en urbanizaciones, pero también en el casco urbano. Hubo una primera explosión habitacional en los años previos a la crisis económica: Entre 2003 y 2008 se instalaron en el término municipal cerca de 5.000 personas, con un incremento en el año 2006 de más de 1.000 personas. En los años posteriores el crecimiento se frenó y fue más modesto hasta que volvió a crecer en más de 500 personas al año a partir de 2020.

Ese crecimiento ha ido de la mano de una expansión industrial. Riba-roja se encuentra en la privilegiada situación geográfica del nudo entre la A-7 y la A-3, un lugar donde las empresas de logística instalan sus sedes para tener salidas fáciles hacia cualquier punto de España. Con datos del ayuntamiento, los siete polígonos industriales cuentan con alrededor de 2.200 empresas instaladas, y desde 2015 se han creado 140 nuevas compañías. Según han registrado, se ha reducido el desempleo en un 31 % en los últimos siete años, y las reuniones entre el tejido empresarial y el ayuntamiento son constantes en busca de mejoras, como el acceso a la A-7 donde cada mañana hay atascos, el desdoblamiento de la A-3 y la electrificación de la línea C3, así como los planes de inundabilidad que afectan a varios de estos polígonos.

Ese motor económico sirve de tracción para todo lo demás. Más inversión, más impuestos, mejores servicios públicos. Las infraestructuras han visto mejoras sustanciales -aún hay algunas pendientes- que han facilitado el acceso al municipio. El último anuncio cierra un largo ciclo de reivindicaciones: la línea 9 de Metrovalencia llegará al casco urbano. Hasta ahora, se quedaba en las afueras, y en un plazo de cuatro años, si todo va según lo previsto, la estación 'Porta del Túria' desembocará en el Barranc dels Moros, permitiendo conectar no solo el centro de Riba-roja con la capital, sino al Cap i Casal con el Parque Natural del Túria.

Ese es otro de los avances que se han producido en el municipio en los últimos años a golpe de anuncio. La renaturalización del río Túria ha sido una realidad desde el 2015, eliminando la caña invasora y construyendo toda una zona de esparcimiento y deporte en torno a este eje natural gracias al programa Génesis, dotado con 7 millones de Euros por parte de varias instituciones. Las obras de limpieza continúan, y el sellado definitivo del vertedero Basseta Blanca cierra un ciclo en el municipio. Otro programa, el Guardian, con 5 millones de fondos europeos, ha sido otra de las medidas estrella de esta legislatura para prevenir y frenar los incendios en el parque natural en colaboración con Paterna.

Esa intensidad y cuidado por las áreas forestales y las zonas verdes la han convertido en una alternativa residencial. Los urbanitas que buscan vivir fuera de la ciudad tantean Riba-roja como una zona con precios más asequibles que en otras localidades del área: de media, el metro cuadrado de un chalé está en 1.089 euros, mientras que en Bétera se eleva a 1.505 y en l'Eliana a 1.770 euros, según los datos de Real State. De hecho, la alta demanda y la baja oferta es en un problema en Riba-roja, con escasez de viviendas sobre todo para el alquiler.

Entre otro de los anuncios confirmados este año se encuentra la instalación de una Escuela Oficial de Idiomas para este próximo curso, ya que hasta ahora solo Llíria contaba con una sede de este centro educativo. El consistorio ha solicitado también integrarse en la red pública de conservatorios, pese a que bonifica el 20 % de las tasas en el actual centro. Se suma la gratuidad de todas las escuelas infantiles de 2 a 4 años en el municipio, y en términos de salud, el consistorio ha comprado los 50.000 metros del PAI de Pacadar donde la Generalitat va a construir, con 6 millones de euros, el nuevo centro de salud con capacidad para 30.000 personas. Se sumará una residencia de la tercera edad, una de diversidad funcional y el hogar del jubilado.