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el mirador del benicadell

cuando los libros dan vida al textil

Los libros siempre son un valor añadido. Uno que sin duda llega a los emprendedores y empresarios textiles como si de agua de mayo se tratase es el que servía la semana pasada la Obra Social de Caixa Ontinyent: Las ferias internacionales como escaparate para la promoción de textiles técnicos, cuya descarga en la aldea global de Internet ya es una realidad. Se trata de un trabajo de investigación realizado por la Asociación de Empresarios Textiles de Comunidad Valenciana (ATEVAL), sobre «la aplicación de textiles en medicina, construcción, ecotextiles, automóviles y transporte de pasajeros, agricultura, embalaje, y transporte de mercancías». Sin duda el libro cumple su objetivo: «facilitar un instrumento de conocimiento para empresarios en un escenario de continuo cambio, en el que resulta imprescindible la apuesta por I+D+I», precisamente un campo bastante huérfano por estos lares, ayuno de esta suerte de complementos, que tanto agradecerán los creadores de textiles técnicos. Los autores de este manual de referencia, confeccionado a partir de un trabajo de investigación, son Felipe Carrasco, secretario Técnico de Ateval, y José Ortiz Soler, por la Universidad de Valencia.

En este tiempo de resituar el presente a partir del gran derrumbe que la tradicional industria textil del área ontinyentina experimentó con la llegada del siglo XXI, la aportación del mentado libro cabe situarla como una herramienta instrumental que, sin duda, contribuirá a facilitar al empresariado una visión de futuro, cuyo horizonte no debió haberse perdido nunca, de haberse evolucionado de acorde a los ritmos globales. Pero no fue así, y ahora, con ánimos renovados, solo cabe reflotar la actividad en un sector en continua transformación. Por ello el futuro textil de la Vall d'Albaida irá unido inexorablemente a la innovación. Por que si de mirar al pasado se trata, el empresario textil también puede mirar hacia atrás. Para ello solo ha de realizar una inmersión a fondo en otro libro, que el año pasado publicó y editó el empresario ontinyentí, ya retirado, Eduardo Bernabeu Galbis. Es Las mantas. Cobijo de un pueblo, y con él se puede llegar al alma, y no quedarse en la piel, de aquella generación de empresarios que, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, tejieron la que sin duda fue la edad de oro de la industria textil (y sus adyacentes) en Ontinyent.

No es de extrañar que, al poner y desnudar, en negro sobre blanco, una realidad, con sus gozos y sus sombras, la que Bernabeu vivió con pasión, posicionado durante medio siglo en el corazón de aquel movimiento de ontinyentins, nos relate un tiempo que él acometió con dinamismo, creatividad, orientación y riesgo. Fue una época que, visto lo visto, hay que encumbrar y loar. Máxime cuando se otea el panorama actual, y salvando honrosas excepciones, se percibe que la mayor parte de aquellas empresas ontinyentinas, (levantadas por emprendedores de un perfil único) con marchamo familiar, no han tenido, en el ADN de sus herederos, la sucesión del espíritu que alimentó a sus próceres, pese a estar sobradamente preparados. Las causas, aunque doctores tiene la iglesia para dictaminarlas, son prolijas. Observadas desde la calle, despuntan asuntos como las rencillas familiares, la vida acomodaticia o el subestimar la dedicación a la empresa por primar el "vivir de renta".

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