Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

la ciudad de las damas

Toros y mujeres

Como todo el mundo sabe, somos un país de de excesos que oscila como un péndulo mareado de un extremo a otro. Vivimos entre sequías o inundaciones, pero nunca tenemos suficiente con la primavera. Hemos sufrido durante 24 años un gobierno monocolor que a la ciudadanía no le consultaba ni la hora. Ni falta que hacía con los carísimos y sofisticados relojes que adornaban sus muñecas. Ahora se van a celebrar no una, sino dos consultas ciudadanas a las que nada se puede objetar en la medida en que son mecanismos que profundizan esta democracia tan representativa que acaba siendo sustitutiva. Algo más cuestionable es el contenido de las mismas. De entrada, porque los temas consultados, toros y mujeres, establecen un binomio algo humillante para las segundas ya que podría parecer que se hace objeto de discusión colectiva un asunto que afecta en exclusiva a ellas. Más que nada porque ellos, igual que no pueden parir, no pueden ejercer ese papel y podría parecer „a algunas mujeres desconfiadas y quizás especialmente sensibles„ que sobre asuntos de mujeres todos tienen derecho, no sólo a opinar, sino a tomar la decisión final.

A los toros, animales irracionales, no les puede importar que los demás decidan sobre su existencia, pero algunos votantes pueden dudar sobre la procedencia de convocar consultas relativas a temas sobre los que los partidos y el electorado ya se pronunciaron en su momento. El apoyo mayoritario recibido por dos de los partidos que forman parte del Gobierno municipal, que ya declararon su rechazo al maltrato animal en todas sus variantes, hace pensar que una mayoría de la población esperaría que ahora se actúe en consecuencia, ya que lo prometido es deuda que debe ser liquidada con valentía y decisión a la mayor brevedad.

También podrían alegar los más apasionados que maldita la falta que hace preguntar sobre temas que afectan a derechos básicos de los seres vivos ya que en una sociedad civilizada y moderna, el maltrato de los animales no debería ser un tema opinable, sino de obligada erradicación. Más todavía cuando la pregunta planteada se queda escandalosamente corta ya que hace referencia exclusivamente a una plaza y unos animales sin extender el cuestionamiento a todo tipo de maltrato animal en cualquier ubicación.

En el caso de la Reina de la Fira el debate abierto es mucho más amplio que el referido a la figura decorativa que el año pasado ya tuvo que elegirse en segunda vuelta, a causa de la falta de candidatas. Reducirlo a una pregunta escueta es convertirlo en una cuestión anecdótica, que exige respuestas definitivas cuando, en realidad, las opciones son múltiples. Se podría estar de acuerdo con una figura representativa pero no tan ornamental, con mayor capacidad de decisión y participación o compartir la intención de ensalzar a las mujeres de la ciudad sin considerar que para ello sea requisito ineludible la belleza, la juventud o la mudez. Incluso se puede ser partidario de una alternativa renovadora que incluya también en las labores de representación a los hombres de la ciudad. Pero todo eso, no se puede manifestar con dos únicas respuestas. A señalar también la pobreza del debate preparatorio que debería haberse generado para implicar al conjunto de la sociedad en la reflexión, y garantizar un voto fundamentado y resultante de la elección entre alternativas. En cualquier caso, la Fira de Xàtiva va mucho más allá de las corridas de toros y la Reina, por lo que se precisan muchos más mecanismos y cauces de participación para que sea de verdad la Fira que quiera el pueblo.

Compartir el artículo

stats