La Dirección General de Catastro ha ofrecido la aplicación de un coeficiente reductor del 0,96 en 2018 a aquellos municipios con valores catastrales medios por encima del 50% de la tasación del mercado. El Ayuntamiento de Xàtiva ya ha iniciado los trámites para sumarse a una medida que se traducirá en una rebaja generalizada del 4% en el valor catastral de todos los inmuebles y que aliviará la presión fiscal que castiga a muchos propietarios a raíz de la última ponencia, desplegada en plena burbuja del ladrillo.

El 3 de abril, el gerente regional de Catastro, Gabriel Ángel Luis, remitió una carta al consistorio para informarle de que la capital de la Costera se encuentra entre las localidades que pueden solicitar la aplicación del coeficiente de actualización antes del 30 de mayo. La adhesión, que previsiblemente se aprobará en la comisión de Hacienda del viernes antes de pasar por pleno, tendrá una importante repercusión sobre las arcas municipales, que dejarían de ingresar alrededor de 400.000 euros en 2018 por la rebaja del 4% en el IBI, el impuesto de plusvalía y el de transmisiones patrimoniales.

El concejal de Hacienda, Ignacio Reig, ve suficiente margen en la contabilidad para asumir la caída de ingresos, tras recordar el incremento anual de 250.000 euros en la recaudación generado por las inspecciones de Catastro, que han aflorado numerosos inmuebles ocultos. Reig explica que la evolución de los ingresos «está siendo positiva» en el primer semestre de 2017 y sostiene que «bajar la presión fiscal era algo ineludible», además de una promesa electoral de «todos los partidos». En 2006, una revisión en profundidad multiplicó por dos los valores catastrales de los inmuebles de Xàtiva, justo en la cresta de la ola de la burbuja inmobiliaria. Desde entonces, «se ha estado tributando con unas bases imponibles desorbitadas, por encima del valor real de mercado», según la concejalía de Hacienda. La recaudación por IBI en Xàtiva pasó de 3,2 millones de euros en 2004 a 9,1 millones en 2012, cuando tocó techó. Sólo a partir de 2013, la corporación comenzó a rebajar progresivamente el coeficiente que se aplica a este valor catastral, desde el máximo de 0,63 hasta el 0,57 actual. Ignacio Reig ha recordado que en 2014, cuando el valor catastral se redujo en Xàtiva un 15%, la base imponible se incrementó un 8%, privando a los ciudadanos de un alivio fiscal que éstos reclamaban insistentemente desde la subida catastral.

Los impuestos que gravan las transmisiones patrimoniales y el incremento del valor de los terrenos también han representado un quebradero de cabeza para muchos vecinos, que han tenido que tributar por un valor de transmisión superior al importe percibido, en base a un beneficio irreal.

67 millones menos de liquidación

Antes de conocer la propuesta de Catastro para 2018 -que previsiblemente se incorporará a los presupuestos generales del Estado- el área de Hacienda planeaba promover alguna revisión puntual para rebajar la presión fiscal que castiga especialmente a algunas zonas como el barrio Nord-Oest o la Bola. Pero la carta de la gerencia ha abierto una puerta que el ejecutivo no está dispuesto a cerrar.

El último padrón de Catastro, de 2017, cuantifica en 1.682 millones de euros la base liquidable que se aplica al conjunto de inmuebles que tributan en Xàtiva. La aplicación del coeficiente reductor del 0,96 rebajará este importe en 67 millones de euros a partir de 2018.