El Ayuntamiento de Moixent ha obtenido carta blanca de la Conselleria de Medio Ambiente para ampliar el abanico de usos turísticos permitidos en más de medio centenar de masías tradicionales repartidas por el término municipal, entre les Alcusses, la Serra Grossa y la sierra de la Plana. En el año 2003, el consistorio cambió la normativa municipal para autorizar la explotación como albergues rurales de este tipo de edificaciones ubicadas en suelo no urbanizable de especial protección. El objetivo era doble: recuperar una arquitectura rural histórica muy característica que ha sido víctima del progresivo abandono y el deterioro asociado al retroceso de la actividad agrícola y favorecer el desarrollo económico local.

Aquella regulación, sin embargo, no contempló otras modalidades del turismo de interior que la Generalitat comenzó a promover a partir de 2005. Como consecuencia de este desfase, en los últimos años el ayuntamiento se ha visto en la tesitura de tener que rechazar diversos proyectos promovidos por propietarios que pretendían transformar sus masías en casas rurales. Una situación paradójica que ha sido objeto de algunas quejas y conflictos, teniendo en cuenta que una casa rural comporta una capacidad de alojamiento menor, menos infraestructura y menos efectos medioambientales que un albergue.

Para eliminar estas restricciones que coartaban el crecimiento turístico de Moixent, el consistorio se embarcó en 2014 en un laborioso proceso para modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y ajustarlo a todos los usos previstos en la Ley de Turismo. en albergues (a partir de 17 plazas), casas rurales, zonas de acampada y hoteles o apartamentos rurales de hasta 50 plazas.

El suelo no urbanizable de especial protección por sus valores ecológico-forestales y paisajísticos representa el 52,85 % de la superficie total del término de Moixent: son 91,30 kilómetros cuadrados repartidos entre las sierras que envuelven al núcleo urbano, donde no se permiten edificaciones de obra nueva. En 2014, un informe municipal documentó 72 masías, casas de labranza y ventas datadas de los siglos XIX y XX en dicha superficie. De esas construcciones, 12 están en ruinas y 55 reúnen los requisitos exigidos para transformarse en nuevos alojamientos turísticos: su construcción es anterior a 1975, ocupan parcelas de más de 10.000 m2 y disponen de elementos arquitectónicos y etnológicos de enorme valor.

Nueva vida para las masías