Opinión | Tribuna

Restaurar la agricultura

En la agricultura valenciana cada vez somos menos y más viejos. Sin relevo generacional, quedan 200.000 activos agrarios y más de la mitad superan los 65 años. Es evidente que estamos a punto de iniciar el camino de no retorno. Y, si las cosas siguen igual de mal, ese camino nos conducirá irremediablemente al abismo, no sólo a los productores, sino también a los consumidores que, si ya lo están pagando caro en precio, calidad y salud, que se preparen para lo que puede venir.

Estos días hemos denunciado que los precios de los cítricos en campo han descendido hasta un 40% desde principios de año. Los comercios y las cooperativas lo achacaban a las importaciones de Egipto, pero ellos bien que han mantenido los mismos precios a puerta de almacén y la distribución vende más caro que hace un año. Los viticultores han sufrido las primeras heladas, un problemón que se suma a la falta de demanda, los precios bajos, los costes altos, la sequía… y la desatención de las administraciones. Los productores de caquis están asustados ante la invasión de la mosca blanca, que ya se ha convertido en la principal plaga por la prohibición de materias. Los ganaderos y apicultores no levantan cabeza a causa de la sequía, mientras las infraestructuras hídricas siguen siendo un tabú para el Gobierno.

Así podríamos seguir sector a sector. Las protestas agrarias en toda Europa apenas han comenzado a matizar algunos aspectos que se veían incuestionables. El Parlamento Europeo ha relajado exigencias ambientales de la PAC a las explotaciones con menos de diez hectáreas, pero el ministro Luis Planas no lo complementa con el régimen simplificado para pequeños agricultores que nos prometió pero que finalmente no ha incluido en ese paquete de medidas que únicamente busca dividir al sector y ganar tiempo.

Estamos en momentos decisivos, y más con unas elecciones europeas a las puertas. Si el nuevo parlamento surgido de las urnas no restaura la agricultura (como ha aprobado con la naturaleza a espaldas de los agricultores), a través de avances tecnológicos, reformulaciones del Pacto Verde Europeo y medidas de mercado justas, la UE será un actor entrado en el periodo de jubilación dentro de un entorno mundial más ágil, competitivo y eficaz. Necesitamos políticos conocedores del sector que diseñen una hoja de ruta con objetivos claros para volver a tener una agricultura rentable.