El general jefe de la Guardia Civil de la Comunitat Valenciana ha autorizado el cierre del cuartel de la Guardia Civil de Bocairent, una medida que, pese a ser calificada de "temporal" desde la cúpula valenciana de la Benemérita, es "la prueba palpable de la decadencia de la Guardia Civil en el ámbito rural", según señalaron ayer a Levante-EMV desde la asociación profesional Independiente de la Guardia Civil, IGC. La propuesta del jefe provincial de la Comandancia de València ha sido aceptada por el general porque solo existen dos agentes actualmente para prestar servicio en Bocairent. Dichos efectivos han sido derivados ya al cuartel de Ontinyent.

Desde IGC consideran que los dos guardias civiles deben ser indemnizados por prestar su servicio y tener que desplazarse fuera del término municipal de su destino, independientemente de que hayan sido comisionados o no, ya que "lo cierto es que pasan a depender de una unidad distinta a la suya, y ello no ha sido consecuencia de un hacer voluntario por su parte sino por causa de fuerza mayor a propuesta del jefe de la Comandancia de Valencia y por orden del general djefe de la C. Valenciana". Además, intuyen que es "un engaño" que se disfrace "de provisional" el cierre del puesto de Bocairent, ya que se ha procedido prácticamente a su desmantelamiento. Es por ello que dudan de la reversibilidad de la medida.

El alcalde de Bocairent, Josep Vicent Ferre, admitió ayer en declaraciones a este diario que el destino de los agentes a Ontinyent es un hecho. Pero sobre lo definitivo de la medida agregó que quizás sea reversible a medio plazo y aseguró que "parece que hay plazas sin cubrir" y que en la medida en que éstas se hicieran efectivas, quizás la situación podría cambiar. También aseguró que se estaba en conversaciones para conocer el alcance de la decisión adoptada desde la Jefatura superior.

El puesto de la Guardia Civil de Bociarent ha llegado a contar con siete personas (cinco agentes, un cabo y un sargento). Al igual que en casos similares de puestos ubicados en destinos rurales de interior, como por ejemplo Fontanars, por citar uno de los más recientes, la reducción de personal suele ser el paso inicial para abocar al cierre de este tipo de cuarteles, algo que desde IGC ven como un error ya que por ejemplo Bocairent tiene un término enorme y una plantilla de la Policía Local (acorde al número de habitantes, pero insuficiente para una labor de vigilancia más efectiva) que necesita del concurso de la Benemérita continuamente, recalcan. El que quedasen solo dos agentes en Bocairent hacía que en ocasiones solo hubiera uno en servicio.