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La historia, Zaplana y la Vall

Hechos aparentemente inconexos como la detención e imputación del expresidente de la Generalitat Valenciana, Eduardo Zaplana; la inversión que Zaplana les sedujo a los empresarios textiles valldalbaidins de 5.000 millones de pesetas en los años 90, para destinarla presuntamente a Terra Mítica; o la existencia de la barrera electoral del 5 % en las elecciones autonómicas valencianas de 2003, con la perspectiva que ofrece la historia y el paso del tiempo, se pueden atar y bien atar.

De la detención de Zaplana habrá que convenir que, al menos en la intimidad, más de un escocido empresario de la Vall por aquel timo millonario habrá celebrado la entrada carcelaria de Zaplana con champagne. Un efecto colateral de aquel latrocinio que tildaron de «inversión» fue que privó al empresariado textil de un colchón de resistencia económica para innovar y aguantar el tsunami chino, que se desató en los años siguientes. Mejor suerte corrió Caixa Ontinyent, que al desoír el embeleso de la serpiente zaplanista salvó su piel y su futuro.

En noviembre de 1995, coincidiendo con los 100 primeros días del gobierno de E. Zaplana en la Generalitat, la desaparecida revista comarcal Crònica publicó una portada que resultaría profética. Sobre una fotografía del entonces presidente de la Generalitat se insertó el titular: «Encefazaplana plano», complementado con unas líneas planas (las que reproduce un encefalograma) en su frente. Era la forma gráfica de ilustrar el diagnóstico que, por aquellos días, había publicado la prensa valenciana. Entre aquellas valoraciones aparecía la del que fue periodista de Levante-EMV, el finado Josep Torrent, con su artículo en este diario Cien días de no-gobierno. Aquella portada desató no pocas represalias, como practicó Zaplana contra la prensa libre. Una estrategia de persecución que evocaba el pasado domingo Jesús Prado en Levante-EMV, la cual afectó también a los medios que publicaban en valenciano, como El Temps, Saó o Crònica. Aquella osada y contracorriente portada del «Encefazaplana» también irritó a la hinchada valldalbaidina zaplanista, y desde la asociación Coeval se recomendó a sus asociados el boicot publicitario a la revista Crònica.

Aunque ese partido que se ha revelado un fiasco, Ciudadanos, parecía que iba a sumarse a poner fin a una de las grandes anomalías autonómicas, como es la rebaja del listón electoral del 5 % actual al 3 %, su ambigüedad calculada le está llevando a alargar el debate sine die. Y es que, precisamente tras la marcha como ministro de Zaplana a Madrid en 2003, de haber imperado la barrera del 3 %, el Bloc, presidido entonces por el ontinyentí Pere Mayor, hubiese podido entrar en Les Corts con 4 o 5 diputados, que sumados a los del candidato socialista, también de la Vall d'Albaida, Joan Ignasi Pla, hubiesen podido conseguir el gobierno de la Generalitat. Sin embargo se impuso el 5 %, con la consiguiente irrupción de F. Camps y la corrupción que cultivo durante 8 años.

Pese a los boicots publicitarios a los medios infieles, en la nueva convocatoria electoral autonómica de 1999, Zaplana quiso conciliarse con todos los representantes de los medios valencianos e invitó a una comida, de agitación y propaganda zaplanista, en un restaurante de las afueras de Alacant, con transporte personalizado incluido.

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