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Una buena campaña de uva según todos los indicios

Una cosechadora en Fontanars dels Alforins, y detalle de un girasol en el mismo término. patricio simó

a unque es pronto para aventurarse porque la agricultura en general y la viticultura en particular dependen de la meteorología y el agricultor a ésta no la puede controlar, especialmente si es en secano estricto como es nuestro caso, la campaña del vino que comenzará dentro de un par de meses se prevé muy buena en relación al año anterior, que arrojó unas caídas en la producción en torno al 50% debido a las intensas olas de calor que hubo en momentos clave como la floración y cuajado a lo que cabe añadir la ausencia casi total de lluvias durante la maduración. Las caídas fueron generalizadas en toda España.

Frente a otras zonas de España, como Castilla-La Mancha, donde se han producido heladas y tormentas de granizo que han echado a perder toda la cosecha, con pérdidas en algunos casos cercanas al 100%, en el levante español la climatología ha sido bastante benigna hasta la fecha. Sin embargo, el rocío de la mañana y la humedad son muy propicios para el desarrollo de posibles plagas y enfermedades en la vid como el oideo, el mildiu o la polilla. De ahí, la necesidad de realizar tratamientos fitosanitarios preventivos hasta que comience la vendimia, respetando los plazos de seguridad.

«Este año las cepas están muy cargadas de uva. Hay muchos racimos y se ven muy sanos. Ahora falta que los precios estén en consonancia con la calidad de la uva que se espera», señala un agricultor de Fontanars dels Alforins.

El girasol peligra por su falta de rentabilidad. Cada vez se siembra menos girasol. Hace algunos años era normal ver grandes extensiones de terreno sembradas. En Fontanars dels Alforins todavía hay algún valiente que se atreve, pese a la nula rentabilidad de este cultivo, aunque cada vez el agricultor es más reacio a sembrar y prefiere dejar en barbecho sus tierras antes que perder toda la inversión que ha hecho en su explotación. Mientras el precio del girasol ha caído (324 euros/tm, último precio en lonja), los costes se han disparado, sobre todo, el gasoil agrícola que ha registrado una subida del 34% en solo un año. Y así podríamos seguir con el resto de productos como abonos, semillas, fertilizantes... que son derivados del petróleo. Las razones de esta situación, que pone en serio peligro a uno de los cultivos más extendido por toda la geografía española son, por un lado, la dura competencia de países fuera de la UE y, por otro, la pérdida de las ayudas de la PAC a las oleaginosas con la nueva reforma de la Política Agraria Común, que va a reducir su presupuesto. Desde las asociaciones agrarias se ha pedido a las autoridades comunitarias que se establezcan límites a la importación de aceite de girasol procedente del Mar Negro, que se vende en España a un precio más competitivo. Pero ese precio es posible porque no cumplen con los controles que se exige al resto de países. En Castilla y León se cultivan en torno a 300.000 hectáreas de girasol. La provincia de Cuenca ha perdido cerca de un tercio de la superficie que cultivaba hace unos años, pero aún así se mantiene como la primera zona productora del país con 135.000 hectáreas.

Buena cosecha en el cereal con precios a la baja. Ha comenzado la campaña del cereal. Fontanars dels alforins en esta época del año en que comienza la siega es un rugir de máquinas cosechadoras. La lluvia caída durante la primavera, aunque algo tardía para la siembra, hace presagiar una buena cosecha, sin embargo, los precios de los cereales de invierno cotizan a la baja. Ni siquiera el anuncio del Departamento de Agricultura que alerta de un descenso en la producción mundial de cereales del 0,28% respecto a la campaña pasada „que se sitúa en 2.568,88 millones de toneladas„ ha ayudado a mantener los precios, que siguen en caída libre, principalmente porque los grandes distribuidores mayoristas controlan el mercado. Pedro Gallardo, responsable estatal del negociado de Cereales del sindicato agrario Asaja señala que habrá una reducción importante de la superficie de cereal en España porque hay otros cultivos más atrayentes como los leñosos y recuerda que el coste por hectárea de trigo duro se sitúa en torno a los 650 euros, mientras que los pagos por tonelada no superan en el mejor de los casos los 200 euros, según añaden. El umbral de rentabilidad se sitúa entre los 420 y los 450 euros por tonelada, agregan.

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