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Vuelve el foco textil europeo

décadas atrás la feria Textilhogar se celebraba en València, pero era en el mes de enero, y no como ahora en septiembre. La fecha invernal venía siendo cuestionada por muchos empresarios y uno de los momentos que se apuntaban como idóneos era este mes de septiembre, como así ha sucedido en los pasados días. Donde siempre hubo unanimidad fue en la elección de un presidente ferial de procedencia ontinyentina. Una ciudad que hervía durante la semana ferial, y durante medio siglo llevaba lo mejor de cada casa al certamen de Paterna, cuya andadura comenzó precisamente con la presidencia del ontinyentí Juan Jorge Laso. La única diferencia de esta feria radica en que un certamen tan importante para el textil valenciano, durante medio siglo vino celebrándose en el recinto ferial de València. Sin embargo, el tsunami de la globalización, unido a los temerarios años de gestión con los que el PP gobernó con oscurantismo el ámbito valenciano, pasó factura, al hacer desaparecer del mapa a la CAM, Bancaixa o el Banco de València.

Pero también Textilhogar tuvo que hacer mudanza, gracias al «amor por lo valenciano» del PP. La plasmación fue el traslado ferial a Madrid. Como consuelo, desde fuentes oficiales se apunta a que el certamen «ha crecido un 36% en relación al año anterior». Un dato: de las 84 empresas expositoras, 46 pertenecen al cordón comarcal l'Alcoià, el Comtat y la Vall d'Albaida. A falta de valoraciones finales, las iniciales señalaban que «el incremento de las exportaciones en un 6%, marcaba el inicio de Textilhogar». Son síntomas de encontrarnos en la España radial, diseñada durante la era de los gobiernos de Aznar per a ofrenar noves glòries a Madrid.

Pero casi treinta años después, esta semana llovía en Ontinyent una de esas noticias empapadas de optimismo. Se trata de que «unas 200 empresas europeas se citarán en Ontinyent en la convención textil». La cita o convención será de la patronal textil europea Eurotex.

Iglesia-Estado-Ayuntamiento. Más pronto que tarde, gobiernos municipales de nuestro entorno tendrán que pronunciarse, independientemente de la urgencia de terminar con la pila de exenciones que el Gobierno de España aún mantiene con la Iglesia del Vaticano. Siguiendo la estela del Ayuntamiento de València, ayuntamientos como Ontinyent deberán catalogar los inmuebles de propiedad eclesiástica, destinados a otros usos no de culto religioso, y aplicarles la correspondiente tasa urbanística.

Asimismo, otra cuestión que a muchos pacientes no creyentes les sorprende que en hospitales como el de Ontinyent reciban la visita de un sacerdote, sin haber solicitado su presencia. Solo por el mero hecho de estar hospitalizado. En esas estábamos cuando, en los pasados días, desde Izquierda Unida en València, le exigían al gobierno valenciano «derogar el convenio de asistencia religiosa en hospitales públicos», considerando un «escándalo que la Generalitat destine cada año 856.000 euros públicos a los curas de los hospitales».

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