El Ontinyent ya es segundo en la tabla. Así es, ese equipo que tuvo una pretemporada agitada con problemas para dar de alta a jugadores lo que ha dejado algunas posiciones huérfanas de efectivos, ese equipo del que se fueron futbolistas importantes de la campaña anterior como Raúl, Álvaro Campos, Anaba y al que han llegado otros con algunas carencias tácticas e incluso físicas. Sí, ese equipo se ha metido segundo en la tabla, o lo que es lo mismo, hay 18 equipos por detrás, con presupuestos mareantes en alguno de los casos. La victoria en Sabadell, con un derroche físico encomiable y la fortuna aliada con los blanquinegros, hizo temblar los cimientos de la Nova Creu Alta, y al mismo tiempo transmite admiración y respeto en el resto de rivales que ven como ese bloque parcheado del mes de julio y agosto se ha convertido en una escuadra competitiva y rocosa.
Un segundo lugar que se debe relativizar por las escasas jornadas que se llevan disputadas. Como dice el segundo entrenador del Ontinyent, Jordi Gil, en este inicio de curso «la lucha por arriba y por abajo no está definida. Será entre la jornada 10 y 12 cuando empezaremos a verlo, pero no cabe duda que es muy bonito ver al Ontinyent en la segunda plaza con los problemas que hemos tenido, y esperamos que los aficionados se animen y vengan al Clariano porque hay que mantenerlo».
Como dice el dicho deportivo, lo importante no es llegar sino mantenerse. Un menester muy complicado para la plantilla del Ontinyent pero por ilusión no se descarta nada. Ante el Sabadell, el equipo tuvo que reinventarse de nuevo ante la ausencia de David Torres, situando al islote Almirón entre los centrales arlequinados. En la segunda parte, con los cambios de Pablo Carbonell y Soler otorgó más libertad a Fran Machado y Tito para merodear el área local. Unas variantes decisivas que tuvieron un brillante final; dos goles, diez puntos y un subcampeonato provisional.
Unos datos espectaculares que hablan bien a las claras que «el equipo está cumpliendo de manera extraordinaria pero no debemos dejar de trabajar porque esto es una carrera a largo plazo y va ser difícil mantener esta línea. Pueden venir etapas difíciles y hay que estar ahí para solucionarlo. No queda otra que quedarse con la parte positiva, sin descuidarse y teniendo los pies en tierra y saber que es el trabajo el que te lleva a estar arriba», concluye Jordi Gil.
