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Xàtiva

La II Bienal de la Colegiata aporta datos inéditos de la iconografía de la patrona

Expertos en patrimonio analizan la producción de grabados y fotografía religiosa

El abad Canet, al centro, el viernes en la inauguración de la II Bienal de la Seu. perales iborra

La II Bienal de la Colegiata sobre el patrimonio de la iglesia valenciana, organizada por la Seu de Xàtiva el pasado fin de semana, aportó interesantes revelaciones sobre fondos fotográficos, producción de grabados o análisis de las vicisitudes sufridas por la imágenes de la patrona de Xàtiva, principal referente de la devoción mariana local destruidas en las persecuciones religiosas del 36 y recuperadas por los escultores Galarza y Benlliure en los años 1939 y 1943.

Si bien todas las ponencias despertaron gran interés, fue la del setabense Juan Vicente Martí, doctorando en Bellas Artes en especialidad de Conservación y Restauración de la Universitat Politècnica de València, la que más público congregó al analizar las fuentes gráficas que se conservan para saber cómo fue la representación iconográfica de la Mare de Déu de Seu de Xàtiva, y de su reconstrucción en la postguerra. La más antigua que existía fue una talla gótica de finales del XIV, de policromía oscura, y con acusada influencia del hieratismo bizantino, que ahogaba un incipiente naturalismo tendente a que la Virgen mostrara mayor ternura hacia el niño Jesús, explicó el especialista.

Aquella, la bajomedieval, fue la titular del templo, situada en el Altar Mayor. A lo que hubo que sumar otras dos más de carácter procesional, una tallada durante el XVI que se ubicaba en la capilla de la Colegiata, y la surgida del obrador de José Esteve Bonet por encargo del cardenal Cebrián. Todas fueron destruidas en julio del 36, quedando sólo testimonio de ellas, además de algunas fotos, en copias pictóricas realizadas por Alventosa, y en paflones cerámicos repartidos por espacios públicos y privados, elementos que constituyen otras fuentes gráficas para estudiar la iconografía de la Patrona de Xàtiva.

Por otro lado, Isabel Bonet, investigadora de los fondos del gabinete fotográfico de Lucien Roisin del archivo de la Catedral de Valencia, explicó cómo en la Valencia de los años 20 y 30 se comercializaban panorámicas de diferentes ciudades de España en formato de tarjeta postal; con la ayuda del fotógrafo e historiador Carlos Sarthou, se vendieron también postales del recién inaugurado hotel Españoleto de Xàtiva, del lavadero de la Bassa o de la plaza de la Seu o Calixto III.

Gabados del taquígrafo Martí

El mismo grado de comercialización poseían los grabados, según apuntó en otra ponencia el subdirector del Institut Valencià de Restauració, Jose Ignacio Martí. En su opinión, faltan catálogos que permitan comparar, clasificar y aunar las múltiples colecciones que se conservan en Valencia. Su análisis se centró en la innumerable variedad de representaciones de la imagen de Sant Vicent Ferrer, entre ellas las del setabense Francisco de Paula Martí, el taquígrafo Martí.

La obra de un Benlliure ya crepuscular

n Según explicó Juan Vicente Martí, en 1939 el taller Royo Rabassa, con vinculaciones en Xàtiva con el mundo financiero, fue el encargado de recuperar las imágenes de culto, no sólo de la capital de la Costera sino de buena parte del ámbito valenciano, convirtiendo la producción de arte sacro en un lucrativo negocio. Así, el taller contrató a Enrique Galarza para que en un tiempo record, tres meses, realizase una imagen de la Mare de Déu de Xàtiva para que fuese sacada en procesión el 5 de agosto de aquel año. Y en 1942, se decide crear otra para que sustituya el vacío en el altar creado por la destrucción de la titular gótica. A instancias de Sarthou, según recordó Martí, se le encarga a Mariano Benlliure, ya mayor, que con ayuda de su taller construya la imagen actual, una copia de la anterior realizada a través de fotos, pero con una fuerte impronta de un escultor, por otro lado, ya lejos de sus mayores momentos de gloria. Esa imagen, terminada en el 43, sólo saldrá de la Colegiata por motivos extraordinarios, se dijo entonces. Tal vez el 75 aniversario que cumple este año «sería un buen momento —en opinión de Martí— de verla de nuevo en la calle». Las actas del anterior congreso se encuentran a la venta en el Archivo de la Colegiata y la librería de Sant Francesc.

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