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La brecha entre defunciones y nacimientos se agranda un 33 % en las tres comarcas

El número de fallecidos se disparó un 9 % el año pasado y superó al de recién nacidos en 55 de las 61 poblaciones de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida

La brecha entre defunciones y nacimientos se agranda un 33 % en las tres comarcas

El 90 % de las 61 poblaciones de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida enterró en 2017 a más vecinos de los que vio nacer. La brecha entre defunciones (1.835) y alumbramientos (1.382) se ensanchó por séptimo año consecutivo en las tres comarcas, que terminaron el año con un saldo vegetativo negativo de 453 personas. Un récord hasta la fecha retratado en el último balance del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El indicador demográfico sufrió en 2017 un desplome sin precedentes si se echa la mirada al transcurso de lo que va de siglo. Pese al ligero repunte de la natalidad, que se tradujo en 36 recién nacidos más que el año anterior, la cifra de fallecimientos se disparó un 9% (150 más) y aniquiló ese registro positivo. En 2016, el mismo ámbito geográfico contabilizó 340 defunciones más que nacimientos. En 2014, el saldo negativo global fue de 164 personas: 17 poblaciones acabaron con más nuevas vidas que muertes.

El año pasado, en cambio, únicamente Agullent, l'Alcúdia de Crespins, Benissoda, Cerdà, Genovés, Guadassèquies y Vallés obtuvieron un saldo vegetativo positivo. En Torrella, Llutxent, Castelló de Rugat y Bufali, el equilibrio entre el número de fallecimientos y el de recién nacidos fue absoluto.

Por el contrario, el balance más negativo en 2017 lo arrojó Ontinyent, con 59 defunciones más que nacimientos. Le siguieron Xàtiva (-48), Enguera y Moixent (-29), Anna (-24), Chella (-23) y Quatretonda (-21).

Especialmente preocupantes resultan los datos en algunas poblaciones de menos de 700 habitantes acosadas por el fantasma de la despoblación en las que no hubo ni un solo recién nacido. Quesa, por ejemplo, enterró a 13 vecinos y no vio nacer a ninguno, lo mismo que en Terrateig, donde murieron cinco habitantes, o en Sempere, Carrícola y Aielo de Rugat, con un fallecido en cada caso.

En relación con la población total, la Canal es la comarca donde el saldo vegetativo negativo evidencia con más crudeza el estancamiento demográfico: cerró 2017 con 122 defunciones más que nacimientos. En la Vall d'Albaida, el número de personas fallecidas superó en 215 al de recién nacidos, mientras que en la Costera el indicador se quedó en 126 defunciones más que alumbramientos. Los datos hacen presagiar un nuevo desplome del padrón de habitantes comarcal, a la espera de que el INE haga pública la estadística oficial de población.

Al declive propiciado por la baja natalidad y el envejecimiento poblacional se le suma otro factor: el saldo migratorio también acabó 2017 con un resultado negativo en la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida, a raíz de la marcha de habitantes que antes residían en estas comarcas y que se han marchado a otros territorios en busca de nuevas oportunidades.

Saldo migratorio negativo

En este grupo se engloban una gran cantidad de jóvenes cualificados que abandonan sus municipios de origen para encontrar empleos acordes a su nivel de formación. En términos globales, en 2017 el número de emigrantes superó en 221 al de inmigrantes en el ámbito geográfico de referencia. Bajo el citado indicador se engloban los vecinos que se desplazan a otros países, pero también los que se mueven a otros puntos de España o de la C. Valenciana.

Municipios como Vallada, Navarrés, Aielo de Malferit o Canals se encuentran entre los que más población perdieron por la emigración. En cambio, otras localidades como Xàtiva, Ontinyent u l'Olleria terminaron el año con un crecimiento en el saldo migratorio, tal como constata el Instituto Valenciano de Estadística.

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