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El «desficaci» de la estación de Albaida

El concepto kafkiano, según la RAE «dicho de una situación: absurda», lo encontramos hoy „aunque los disparates de su máximo responsable arrancan cuando asumió la presidencia de la Generalitat en 2003, digo de Francisco Camps„, en guindas como la del reciente programa de À Punt sobre el tren Xàtiva-Alcoi, cuando al pie de la nueva estación de Albaida, su alcalde, Josep Albert, confirmaba la inactividad de la nueva estación de ferrocarril, pese a que había sido inaugurada en julio de 2014. Ya el 4 de febrero de 2016, esta edición de Levante EMV denunciaba que dicha infraestructura, que no obedecía a ninguna prioridad ni estaba avalada por informes técnicos, se construyó en vez de rehabilitar la antigua estación, propiedad de Adif y que data de 1983. Ahora, las nuevas instalaciones ya «son víctimas del abandono y la falta de mantenimiento. Ventanas tapiadas, marquesinas sin cristales, farolas y barandillas destrozadas y grafitis degradan un complejo cuya cafetería, sin uso, fue desvalijada». Todo responde a un mal sueño, el que se aplicó siguiendo unas pautas antojadizas del entonces alcalde albaidí del PP, Juan J. Beneyto, bendecidas con la complicidad de Camps, siempre dispuesto, con el dinero público, a gastar el que faça falta. Mientras desatendía a las personas. El asunto, tras las palabras de Josep A. Albert en À punt, debería dar paso a una investigación judicial que dirima responsabilidades y exija penas, si hubiese lugar, tras la baladí malversación de casi un millón y medio de euros. Cuando en 2011 Compromís y el PSPV asumieron el gobierno de Albaida, trataron de priorizar el gasto, con la entonces consellera de Obras Públicas, Isabel Bonig, pero fue en vano. El desficaci ya estaba pérfidamente perpetrado. La consellera Bonig no movió un dedo para evitarlo.

Cuando la exconsellera Bonig inauguró en julio de 2014 la nueva estación intermodal de Albaida, puso las obras como ejemplo del «compromiso» y la «apuesta» del gobierno del PP. Dado el fracaso estrepitoso de aquellas palabras, alguien deberá cargar con el fraude en dicha gestión pública. No hay ningún imputado, sancionado o penado, por «el emplazamiento del inmueble». Aquel disparate se inició un 12 de octubre de 2007, cuando el Consell que presidia Camps licitaba una nueva estación de tren en Albaida, mientras las inversiones permanecían congeladas en el resto de la línea férrea entre Alcoi y Xàtiva. El presupuesto global de dicha estación fue de 1.384.783 euros. Una competencia que, sea dicho de paso, era de Adif, dependiente del Ministerio de Fomento, y la justificación fue «la ubicación diferente a la actual», que la sostenían «con el fin de acercar el servicio a los ciudadanos de la localidad». Pero, a la postre, se ha revelado como un gran embuste que sufren como un estigma los actuales usuarios albaidins. También cabe recordar que la plataforma Salvem el tren ya tachaba en 2007 de «parche» la nueva estación de Albaida. En mayo de 2008, tras anunciarse que la estación estaría en seis meses, Beneyto se pavoneaba de que «Albaida se pone a la cabeza de las diferentes estaciones de trenes que tiene la línea Xàtiva-Alcoi, mejorando de manera definitiva los problemas que supone la actual ubicación de la estación». Mientras, ahí siguen, sin investigación alguna.

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