No figuraba en ningún programa de actos. Pero era de obligado cumplimiento. Las falleras mayores de Xàtiva llevaban cestas con huevos a Santa Clara con la finalidad, según la antigua creencia, de que la fundadora de la orden de las clarisas intermediara para garantizar el buen tiempo durante las fiestas falleras. Pero esa tradición no escrita se truncó en 2001, después del cierre del convento por la falta de vocaciones y el traslado de las últimas monjas a Canals. Ayer, 18 años después, y con un monasterio de Santa Clara que acaba de pasar a manos municipales, la ofrenda se recuperó. Una comitiva compuesta por las falleras mayores de Xàtiva, Laura Martí Sanz y Carmen Pavia Solves; las falleras mayores de las 19 comisiones de la ciudad y la Junta Local Fallera, ofrendó huevos a Santa Clara. El acto fue emotivo ya que ninguna otra fallera había participado de él en este mismo recinto tras las fallas de 2001. El abad de la Seu, José Canet, presidió el oficio religioso. Y las cestas con huevos fueron enviadas después de la ceremonia a las hermanas de los ancianos desamparados, al asilo de San Antonio. Precisamente ha sido este centro el que con posterioridad al cierre del convento albergó alguna vez la ofrenda en los años posteriores al cierre.

Futuro Palacio de Justicia

La ofrenda a Santa Clara de ayer tiene un doble simbolismo: el de la recuperación de una tradición festiva y religiosa entrañable, por un lado. Pero por otro pone de relieve la recuperación de un inmueble. Y si el cese de la actividad religiosa y la posterior venta de Santa Clara a una promotora habían alejado la posibilidad de que el templo llegara a manos públicas, la quiebra de la empresa (que iba a construir un hotel) y que el convento acabó a manos de los bancos ha significado una inesperada oportunidad para el ejecutivo socialista de Xàtiva. De ahí que el alcalde, Roger Cerdà, cerrara la compra por dos millones de euros en diciembre. En una parte del mismo se construirá el futuro Palació de Justicia de Xàtiva.