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Rodríguez se carga a un PSPV-PSOE que nunca cuidó

La finalización del plazo para presentar candidaturas municipales, este lunes, conllevó tres sorpresas. Por una parte, aunque obviamente a trancas y barrancas, el PSPV-PSOE conseguía presentar una candidatura en Ontinyent. Y, por otra, la sociedad democrática ontinyentina se veía libre de tener que hacer frente a la candidatura profascista de VOX al no concurrir finalmente en la ciudad este partido. Y finalmente, cristalizaban las seis candidaturas en la comarca del nuevo La Vall Ens Uneix.

La gerente del área sanitaria de Ontinyent-Xàtiva, Margarita Llaudes, inopinadamente, concurrirá al frente de los socialistas para no perder, entre otros trenes, el del diputado provincial. Y para salvar unos muebles del socialismo ontinyentí que, solo al final de la lista recibe el apoyo de la que, en buena lógica, debía ser la número dos, Rebeca Torró, y de Jaime Peris. El por qué no encabezaron la candidatura, más pronto que tarde se sabrá. Y es que los derrumbes en viviendas, los caminos cortados y los árboles caídos por culpa del temporal no eran nada comparados con la borrasca política que vivó la Vall este fin de semana, cuyos daños colaterales aún son muy difíciles de evaluar.

Por de pronto, al quedar casi huérfana la agrupación socialista local, la campaña para las autonómicas y generales de este fin de semana ha quedado reducida a la pegada de carteles y poco más. Y eso que Rebeca Torró tiene un pie en Madrid a poco que las previsiones electorales se cumplan. Siguiendo los deseos de su gran pareja política, Jorge Rodríguez, se cuenta que éste le dijo que no abandonara el PSOE. Lo que no le dijo es que la dejaba desnuda de militantes que la arropasen. Ingratitud total, pues, en una situación en la que el PSOE brinda, en bandeja de plata, la posibilidad de que Ontinyent tenga voz en el Congreso de los Diputados por primera vez en 40 años. Así, mañana se celebran unas elecciones en las que Torró se juega el escaño sin haber tenido ni un mísero mitin de apoyo a su candidatura, como tampoco Ximo Puig ni nadie han venido a arañar papeletas para la cita autonómica.

Y el acalde, seguramente, no es consciente de que ha jugado con fuego al llevarse consigo la poca militancia socialista. Y ese desafío le puede pasar factura. «Puig pone a Roger Cerdà como ejemplo de la capacidad de gestión de los alcaldes», resumía la prensa sobe el mitin del presidente del pasado martes. Y el Ontinyent sin el PSPV que se avecina jamás tendrá el calor (ni el dinero) de la superioridad socialista. En fin.

Tercer intento. detrás de la Operación Rodríguez, según muchos observadores, figuraría (presuntamente) como padre biológico e ideológico de la nueva criatura política de aspiraciones comarcales Ricard Gallego, ex jefe de gabinete del expresidente de la Diputación de Valencia. Se le nota el eslogan. Primero, en 2011, aquel «Jorge ens uneix», de tanto éxito; después, en 2015, tocó el cielo con el «Ontinyent ens uneix». Y ahora, en 2019, intenta el doble salto mortal acudiendo a este «La Vall ens uneix» y por seis veces. Todo con el explícito deseo de obtener para su amado líder la plaza de diputado de zona.

Pero las seis candidaturas de La Vall Ens Uneix no son creíbles, excepto la de Ontinyent y la del Palomar, al estar formadas por candidatos cuneros, como en el caso de Albaida, donde precisamente en el nº 2 de la lista aparece el xativí Gallego. Es contradictorio ese repentino espíritu comarcal como máxima aspiración. Primero, porque se traza la meta de llegara a una institución a extinguir, donde quieren ser «decisius». Y porque la comarcalidad ha sido la última de las preocupaciones de Rodríguez tanto institucionalmente como a nivel de partido, con un PSPV-PSOE de la Vall hecho unos zorros. Pero ellos a eso, a reeditar el cuento de la lechera.

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