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La Canal de Navarrés se vacía

La tasa de fecundidad de la comarca se desploma y ya es la más baja de la provincia - Enguera va a perder dos concejales por culpa de la despoblación y el padrón de Millares ha caído un 55% desde 1990

La Canal de Navarrés se vacía

15.761 habitantes. La última cifra de población difundida por el Instituto Nacional de Estadística en la Canal de Navarrés representa un mínimo histórico en la serie demográfica de la comarca. Hay que remontarse a principios de la década de 1990 para encontrar un dato similar. En 2011, el territorio tocó techo poblacional, con 18.050 residentes censados. Desde entonces, el padrón se ha ido desplomando a golpe de crisis, emigración y baja natalidad. En siete años, la Canal ha perdido la friolera de 2.289 habitantes. Cada nueva estadística ensombrece un poco más el horizonte y eleva el nivel de alarma.

Esta semana mismo, el Instituto Valenciano de Estadística (IVE) ha publicado un informe que sitúa a la Canal de Navarrés como la comarca con la tasa de fecundidad más baja de la provincia de València (junto al Rincón de Ademuz), solo por detrás del Alto Mijares en el conjunto de la Comunitat Valenciana.

Preocupación por los colegios

En la Canal se registraron 30,92 nacimientos por cada 1.000 mujeres en edad fértil en 2017, cuando la media autonómica se situó en 36,62 nacimientos. De consolidarse este indicador en el tiempo, se trataría del territorio valenciano en el que las parejas tienen menos hijos: 1,14 por mujer. En solo un año, la tasa ha caído más de un punto después de mantenerse mucho tiempo constante en 32 niños por cada 1.000 mujeres. En algunos municipios la preocupación es evidente por el futuro de los colegios, ante el reducido número de algunas quintas escolares. De ahí que en la campaña del 26M la despoblación haya ganado peso en los programas de los partidos.

La Canal parece vaciarse a pesar de que la tasa de ocupación se sitúa por encima del promedio autonómico (64,8%) y el paro está por debajo de la media (13%): en el último año ha retrocedido un 3,68%. Potentes factorías agroalimentarias en auge, como Cobopa o el Grupo Siro, tiran del empleo en la comarca, que además parece experimentar un crecimiento turístico sin precedentes: enclaves como el Palacio de Cervellón de Anna se han convertido en un filón de visitantes, junto a los parajes naturales.

Aun así, la falta de actividad económica es palpable en los polígonos y la apuesta de las energías limpias por la que pelean desde hace tiempo los ayuntamientos -aprovechando los campos de cultivo abandonados y la enorme masa forestal para albergar plantas fotovoltaicas o de biomasa- no termina de cuajar, enfrentada a múltiples escollos.

Al mismo tiempo, se ha perdido un importante flujo de población extranjera y muchos habitantes fijan su lugar de residencia en municipios de mayor tamaño, fuera de un territorio con una densidad 0,02 habitantes por km2 donde ninguna de sus ocho localidades pasa de los 5.000 vecinos. La más grande, Enguera, perderá dos concejales la próxima legislatura por culpa del declive demográfico.

Movilización vecinal

Pero el caso más paradigmático reside en Millares. Es la tercera población de la comarca con el término más extenso (105 km2) y la que menos habitantes tiene. Desde 1990 ha perdido un 55% de empadronados: de los 785 a los 346 de 2018. Nada queda ya del esplendor textil que propiciaron los telares de Sáez Merino y la fábrica de Lois.

La despoblación ha impulsado a un grupo de vecinos y personas ligadas a Millares a promover una candidatura independiente en los comicios que busca revertir la decadencia con un paquete de medidas e incentivos articulados en torno a un plan de Recuperación Local. Los servicios sanitarios están bajo mínimos y el colegio -con 6 niños- convive con la espada de Damocles del cierre y se mantiene gracias a las ayudas municipales para que se instalen nuevos vecinos. «La gente está muy pesimista a pesar de que nos mantenemos en el top de despoblación. Nuestro objetivo es cambiar la mentalidad, levantar la moral de los vecinos y concienciarles de que esto no se ha terminado. Hay que pelear», mantiene Lorena Galdón, pediatra y candidata a la alcaldía, que logró salvar del cierre el único horno de Millares a través de una campaña de visibilización.

Galdón ve inviable que la población dependa solo de ayudas para subsistir y cree que hay margen para impulsar la economía y promocionar el turismo como fuente de ingresos, aprovechando sus yacimientos y factorías abandonadas para proyectar luz sobre las sombras del pasado.

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